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Ella estaba deslumbrante con su vestido de novia. Como una blanca flor de loto irradiaba pureza. Su velo se arrastraba por el piso, igual que un cometa arrastra por el cielo su cola estrellada.

El novio la esperaba orgulloso en el altar.

Para cualquier mujer normal hubiera sido el día más feliz de su vida, pero no para ella, para ella la boda era solo una típica ceremonia tribal, en la que una virgen es ofrecida en sacrificio a un macho para convertirla en su esclava toda la vida.

Siempre pensó que las esposas eran una combinación de empleadas domésticas sin salario y prostitutas privadas.

Había prometido no casarse nunca, ni amar a ningún hombre, recordaba la triste vida de su mamá, ella era como una esclava de su padre, siempre callada, dispuesta a atenderlo, siempre lista para complacerlo sexualmente, en cualquier momento, hasta cuando estaba enferma o cando estaba tan cansada que ya no podía más.

Él llegaba del trabajo, se la llevaba al cuarto y cerraba la puerta con llave, después su mamá se quedaba llorando. Si no había sexo, no había comida,

las veces que ella se negó a hacerlo se quedaron todas sin comer.

Johana deseó muchas veces que el muriera, pensaba que era el peor padre del mundo, era frío, serio y con un terrible mal carácter.

Nunca tuvo una palabra, ni un gesto de cariño para su esposa y sus hijas.

Johana era una niña muy curiosa, quería saber que hacían en ese cuarto, una vez que no estaban sus padres, hizo un agujero en la pared de madera debajo de un cuadro. Así pudo observar el acto sexual tal y como es y desde entonces comenzó a odiar a todos los hombres.

Pensaba que eran bestias hambrientas de sexo, con exceso de testosterona y pocas neuronas.

Desde niña se sintió perseguida por esas bestias.

La primera vez fue a los 14 años, él era 11 años mayor, tenía 25, se llamaba Fernando. La conoció en una parada de bus, ella venía de la escuela y el regresaba de la universidad, trató de entablar conversación sobre cualquier tema pero no pudo, ella tenía una seriedad impenetrable, incluso trato de enamorarla usando trucos que le habían funcionado con otras pero ella lo rechazó sin ninguna posibilidad de esperanzas.

Como generalmente ocurre con todos los hombres en estos casos, el rechazo enciende más la pasión. El la siguió hasta su casa, se presentó con sus padres

y les dijo que estaba seriamente interesado en su hija, pidió permiso para ser su novio.

Ellos quedaron convencidos de que era un buen muchacho y que representaba un gran futuro para ella, pues estudiaba una carrera universitaria y además era muy rico.

JohanaWhere stories live. Discover now