Capítulo 3

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Regresa a él, es lo que más anhelaba  Namjoon, ver nuevamente su delicada piel, esos labios gruesos y de color fresa, ese aroma dulce que se pega con sólo darle un abrazo.






Aquel día Jimin le concedió el deseo a Namjoon de ver nuevamente a su amor, pero tener que proteger a Jungkook que a penas tenía 15 años, sería muy arriesgado, sin embargo, Ren no podía ser el indicado ya que tenía que tomar medicamentos e ir al doctor.

Las uniones de sangre son las más peligrosas y delicadas, una mala palabra en esa unión y los dos podrían perder la vida pero ese tipo de cosas no eran un problema para Jimin, ya que era excelente en su trabajo.

—Es algo muy arriesgado— dijo Jimin, mirando al pequeño Jungkook con una enorme preocupación.

El pequeño con una mirada firme y segura, afirmó.

—Quedaras en un lugar dónde...puedes encontrar a tu peor pesadilla o encontrar la cosa más hermosa que te puedas imaginar que desearás no despertar— dijo Yoongi, ya que había tenido una plática con Jimin, acerca de la situacion.
Quedándose atrás del chico.

—Jimin, por favor, quiero ver a Jin por una ocasión, déjame hacer éste sacrificio— mencionó el pequeño, poniendo sus manos juntas, como si suplicará.

—Deja que lo haga— La voz del padre, seria y  sin preocupación alguna; miró al niño — ¿Confías en que te mantendré a salvo?— poniéndose en frente, mientras tomaba sus pequeñas manos.

Jungkook estaba a punto de temblar, pero esa seguridad que emitía Nam era poderosa, como si todo fuera posible y que iba a salir bien.

—Lo haré— correspondió el chico.

Prepararon la habitación, que era: blanca completamente, dos camas de hospital casi pegadas una a la otra, dos  máquinas para saber las condiciones en que se encontrarán cada uno, oxigeno, entre otras cosas.

Nam y Jungkook iban vestidos de blanco, cada uno se acostó en cada cama, Jimin se puso enfrente de ellos, cerro la puerta y dejó que su cuerpo sacará lo más hermoso que tenía, sus alas, más oscuras que la noche, suaves y demasiado grandes.

Nadie las había visto más que dos personas...Jin y Yoongi.

—¿Están listos?— dijo algo preocupado.

Ellos estaban asombrados por lo hermosas que se veían las alas de Jimin tan así que se quedaron sin habla.

Jimin sacó mágicamente un cuchillo, pero no era un normal y común, éste era especial.
Varios cráneos pequeños pegados en la parte del mango, luego una serpiente que rodeaba a cada uno de ellos que llegaba al inicio y al final, después lo más filoso, la punta.

Unas cuantas palabras salían de la boca de Jimin, extrañas a los oídos de quien las escucharán, era como una mezcla de todos los idiomas.

El cuarto se oscureció por completo, Jimin tenía los ojos color de azul cielo e incluso  más claro; tomo las manos de ellos y con cuchillo pincho un dedo de cada uno, sólo era necesario un toqué para sacar una sola gota de sangre.

Ellos quedaron dormidos inmediatamente, en cuanto Jimin tomo sus manos y los guío.

Namjoon se encontraba en un pasillo blanco y parecía que no tenía fin, en eso una
brillante luz  apareció acercándose poco a poco hasta llegar al enfrente  de Nam.
—Vamos, no tenemos tiempo— dijo Jimin tomando de su mano y lo jaló a demasiada velocidad.

Tuvieron que cruzar esa  luz, tan brillante estaba que Nam tuvo que correr con los ojos cerrados, mientras tanto Jungkook se encontraba en un pasillo largo y oscuro, después la voz de Jimin sonó.

—Ven, te llevaré a un lugar mejor— dijo, tendió su mano y se lo llevó a lo más profundo de la oscuridad.




It's my fate: Regresa conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora