I

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Le miro
y me eclipso
mientras trato de hacer alguna artimaña
para no despedazarme.

🌸

Shiori está vestida en lo que ella considera una de sus mejores galas. Es el primer día en el que florecen los cerezos, por eso ha decidido salir cuando la tarde está en sus últimos momentos y la brisa que sopla es fresca; la caminata desde su casa hasta el puente es larga.

No se preocupa. No tiene a quién rendirle cuentas. Ya no recuerda la cara de su padre ni de su madre, perdió la cuenta de cuántos años lleva viviendo sola con su tristeza en una antigua casa tradicional, a las afueras de la ciudad.

Por el río flotan barcas con algunos jóvenes enamorados. Shiori se apoya en el borde del puente y los mira con una sonrisa nostálgica. El viento le agita el cabello recogido en un flojo moño, y es tanto que termina por soltarse. La cinta roja vuela, se menea caprichosa como una ballerina en el viento. Shiori trata de alcanzarla, pero cuando se voltea ya hay alguien más al otro lado del puente con el trozo de seda entre sus manos.

Es sereno y está lleno de color, como el camino a sus espaldas bordeado de cerezos. Está de pie muy quieto entre todo el rosado, y resalta como si tuviera su propio foco incorporado: rojo y blanco, gris y turquesa la miran, la estudian y la detallan. En el fondo de su pecho pica la sensación vaga de reconocimiento, como si él fuera polo negativo y ella positivo.

Me encuentro perdida entre ríos de tinta y tristeza. Me encuentro perdida desde hace mucho. Me encuentro perdida, sin embargo, tu mano logra alcanzarme.

Shiori lo reconoce como un héroe de renombre. 'El hijo del legendario Endeavor'. El hijo de quien fue el héroe número uno alguna vez, ahora uno de los diez mejores héroes del país. Pero no es eso lo que pica bajo su piel con reconocimiento. No, no es eso.

Shōto parpadea un par de veces pensando que lo que está frente a sus ojos es una ilusión o un sueño. Hay una chica de pie ahí, su cabello negro como el vacío se agita, se agita, se agita con el viento. Baila alrededor y le entorpece la visión de sus ojos de miel que se derriten. Se derriten y se derraman por el borde de esos ojos grandes; ella está llorando.

Algo en el pecho le duele, se remueve. Siente un 'crack'. ¿Es eso el sonido de un corazón romperse? Mira a los lados y nadie más parece escucharlo, pero para él es ensordecedor.

No la conoce, pero algo dentro de él grita, grita, grita hasta desgarrarse la garganta. Algo como anhelo. Algo como largo y profundo reconocimiento. Algo como nostalgia, y tristeza; y quiere correr hasta ella y abrazarla y tenerla ahí pegada a su pecho y a su corazón hasta que se reparen sus pedazos rotos.

Pero sólo se acerca caminando poco a poco para que ella no salga huyendo como un conejo asustado, se planta de frente y le extiende la cinta roja de seda con una mano.

—Creo que esto es tuyo.

Shiori da un pequeño salto y se da cuenta de su pequeñez de repente. Se agazapa y siente un escalofrío recorrerle la columna vertebral. Estira su mano y toma la cinta, pero al momento de tocarlo es como si abriera los ojos al mundo por primera vez.

¿Te conozco?

—Gracias. —Musita y asiente, y da una sonrisa que no engaña a nadie.

Su mente está nublada y confundida y ella tiembla y tiene miedo. Su corazón se salta un latido. O dos. O tres, si es posible, y lo reconoce, desde lo más recóndito; recuerda un pequeño blanco y azul, gris y turquesa, hay hielo, también hay fuego, mucho, imposibilita la vista de algo más.

[BnHA] A dandelion kind of wish Donde viven las historias. Descúbrelo ahora