S E I S

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—Entonces básicamente piensas que Zac está celoso de Ash –dijo Hilda secando un par de tazas. Esto parece la típica escena en un bar donde el cantinero ,en este caso Hilda. Escucha las cosas que le dice el cliente borracho, que en este caso sería yo... Solo que yo no estoy ebria, solo estoy con un café.

—Así es.

—Lo dudo mucho, Serena.

Sonó la campana que anunciaba la entrada de un nuevo cliente. Hilda dejó de secar las tazas y fue hacia el cliente. O bueno, la clienta que entro. Por el tipo de uniforme que vestía, deduje que iba en nuestra escuela, solo que no pude reconocerla, conozco a casi todos los que van en nuestra escuela, –¿raro? Sí, lo sé– Su piel era tan clara, como si fuera de porcelana, su cabello lacio era tan largo como el mío, estaba entre un color morado o azul fuerte.

—¿Lo mismo de siempre? –le preguntó Hilda.

—Sí –dijo la chica sin dejar de ver su celular, dejó un billete de 20 dólares y se fue a sentar a una mesa un poco alejada.

—Oye Hilda, ¿quién es ella?

—Se llama Sabrina. Como te diste cuenta, va en nuestra escuela.

—¿Es nueva?

—Lleva en nuestro salón dos años.

¡¿Dos años?! Eso son como, uno, dos, tres... Setecientos treinta y cuatros días.


«Solo sumaste trescientos sesenta y cinco, dos veces. Además, estás equivocada, son setecientos treinta»

«Si sabes matemáticas, ¿por qué no me ayudas en los exámenes?»


La campaña de la cafetería volvió a sonar y de ella entraron varios alumnos. Hilda acababa de terminar de preparar el pedido de Sabrina, pero ahora tenía que ir a atender a los alumnos que llegaron.

—Serena –me llamó Hilda– ¿podrías...?

—No te preocupes, yo se lo entrego –me pare de mi asiento no sin antes darle un último sorbo a mi café. Tomé un delantal sobrante, me lo puse, amarre mi cabello en una coleta y me coloqué la gorra que era parte del uniforme. Agarré la charola donde venía el pedido y me dirigí hacia la chica de mirada extraña.

A medida que me acercaba a Sabrina me puse un poco nerviosa y no entendía el porqué. Ya había hecho esto varias veces, no es la primera vez que le ayudo a Hilda con su trabajo.

—Aquí está tu orden. Un frappuccino crema de fresa y un baguette de jamón con salami. Que lo disfrutes.

—Gracias –respondió sin despegar la mirada de su celular, su voz era sería, elegante y a la vez fría... Parecida a la de Hilda o... Ash.

Mí Estúpido Niñero (AmourShipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora