¿Qué pasa cuando tu tía, se va de viaje por asuntos de trabajo? Tal vez lo más lógico sería que te llevará con ella eh ir rentando y/o mudándose, pero no...
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Conocen esa canción de Bob esponja de "El mejor día es" Básicamente así va mi día. Desde que llegue a la escuela, Zac me recibió con los brazos extendidos.
Me ha tratado bastante bien. No me quejo, hace mucho que no me consentía así.
Una rica dona glaseada y un café calientito para este clima frío. ¿Algo mejor? Un beso con sabor a café.
Todo ha ido perfectamente... Bueno, a excepción que mis amigos me han estado ignorando toda la mañana.
Mientras yo estoy en la mesa con Zac y sus amigos. ¡La famosa mesa de los populares! Debería sentirme "bien" Por estar sentada con ellos, pero realmente extraño a mis amigos que me han estado ignorando desde que llegue a la escuela. ¡Vuelvo a recalcarlo!
Ash al parecer anda rondando por la escuela haciendo quien sabe que. Probablemente espiándonos. Y estoy segura que Hilda sabe su ubicación exacta.
Voltee hacia donde se encontraban mis amigos. Todos se veían tan felices con las tonterías que hacía Tierno y Kalm, a excepción de Hilda, claro. Ella estaba sumida en un celular.
Más a lo lejos visualice a Sabrina, se encontraba sola leyendo un libro y con sus audífonos puestos. Ella levanto la mirada y me vio. Yo le sonreí a manera de saludo, pero ella solo volvió a posar su vista sobre el libro.
De acuerdo, no me esperaba eso...
Bueno, la verdad es que si me lo esperaba.
Retome mi atención a la mesa en la que me encontraba tratando de entender las conversaciones que se hacían. Como, "No era fuera de lugar, No era penal" y con las chicas eran conversaciones de artistas que yo no conozco o más bien, que no suelo escuchar.
Lo que importa es estar con Zac, ¿no?
Es por eso que estoy sentada en esta mesa. Si por mí fuera, estaríamos sentados en el jardín de la escuela comiendo solos.
Toque el hombro de Zac.
—¿Qué pasa?
—Iré al baño, ¿me esperas?
—Claro – me respondió con una media sonrisa
Me levante de la mesa y le di un beso en la mejilla sin que nadie de sus amigos se diera cuenta. Y me dirigí a la salida del comedor.
Conforme iba caminando por los pasillos, escuche la voz de alguien que ya creo conocer a quién pertenece.
—Si, estoy bien no te preocupes –en efecto era él. Pero ¿con quién platica?
