El primer amor

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Un maestro alguna vez me dijo:
"Nada es totalmente bueno, ni nada es totalmente malo".

Así fue cómo me dije a mí misma algún día el amor brillará sobre mí.

Un día lluvioso de octubre, mientras las gélidas gotas de lluvia se abalanzaban sobre mí escuché un gritó por detrás de mí.

-Hey! Amanda, estás loca? - Comentó Thomas mientras corría en mi dirección, tapando solo su cara de la lluvia.

-Ah... Por qué? - Pregunté divertida, mientras me acercaba a él.

- Qué demonios haces fuera mientras llueve así? - Cuestionó removiendo mi flequillo empapado de la frente.

-Y qué haces tú aquí? - Comenté mientras fijaba mi vista, el viento y la lluvia se volvían más fuertes a cada segundo y me cerraban los ojos.

-Nah, no me vas a contestar a todo con preguntas. Por qué demonios no te tapas por lo menos con la chamarra? - Comentó apuntando a mi chaqueta marrón.

-Porque mi proyecto se hará añicos! - Respondí obviando la respuesta. Thomas me miró de manera inquisitiva, haciendo que sus ojos azules me intimidaran. - Lo sé! El proyecto ya lo presenté, pero ... Me quedó muy bonito...

-Okay, Amy... Eres totalmente única...- Entonces Thomas se quitó su chamarra de cuero negro y la colocó sobre mis hombros, perpleja solo lo miré confundida.- Vamos, eres única, pero por eso mismo te debo cuidar.

Dicho esto, Thomas tomó mi maqueta de 60×60cm y la puso sobre nosotros.

Le dedique una mirada de inquietud, a la cual respondió con una sonrisa ladina.

-Qué? Sigue cubierta por tu chaqueta! - Me reí y traté de mirar a otra parte, la maqueta era grande, pero no tanto como para darnos mucha separación.- Ahora, vamos!

Corrimos por las delgadas calles, adoquinadas de Fiore, mientras nos alumbraban las luces de la calle que nos iluminaban el camino a la ciudadela.

Ahí, señoritas es cuando pensé que tendría mi primer beso...
Pero para eso, debo contarles como empezó mi primer amor.

La historia comienza hace muchos años, cuando seguía siendo joven y no tan bella.

Era la típica chica de secundaria, utilizando el típico uniforme y la coleta obligatoria del instituto. Recuerdo ese día cómo si fuese ayer... Acababan de pasar los exámenes, mi lugar era el tercero de adelante hacia atrás en la fila de la ventana al patio central.

Al llegar a mi lugar, comencé a sacar el cuaderno de matemáticas, de mi mochila. Ya todos nos encontrábamos sentados, y la maestra Laura entró, con su típica cara de aburrimiento, su cabello rojo siendo lo único llamativo en ella.

-Chicos, hoy no vamos a empezar con matemáticas... Primero quiero presentarles a su nuevo compañero, Thomas Bryan. - Señaló a un lado de ella, pero no había nadie, así que todo el grupo volteó al pasillo de enfrente.

Un chico de cabello obscuro y corto estaba caminando, lo miré intrigada... Hasta que tuvo la ocurrencia de entrar al baño de las chicas.

Suspiré enfadada o sería un bufón más para la clase o un tonto... En otras palabras lo mismo. Cuando el chico llegó al salón la maestra lo volvió a introducir, aunque siendo honesta yo era indiferente a todo el asunto, hasta que la maestra dejó salir mi nombre.

-Holland! Tú te encargas de poner a este chico al corriente.- Ordenó la maestra con una sonrisa en el rostro, yo sólo pedía que me tragara la tierra, lo que quería era evitar al chico! - Holland, levanta la mano.

Cerré los ojos y suspiré rendida. Levanté la mano y "Thomas" me sonrió mientras caminaba en mi dirección. Entonces se sentó junto a mí.

-Hola! - Dijo meneando su mano.- Soy Thomas! - Lo miré por un momento y asentí.

-Eso Escuché...- respondí al dirigir la mirada a la ventana.

-Ah... Y cuál es tú nombre? - Me volteé y él me miró expectante. - O ... Tú nombre es Holland?

- No... Mi nombre es Amanda...- Respondí perpleja, incluso para ser un bufón tuvo un poco de imaginación.

-Amy, entonces! Será un placer trabajar contigo.- Asentí y por fin le puse atención a la clase. Al finalizar la explicación le dí un burdo recuento de lo hecho anteriormente en la clase a Thomas.

Quién dijo no entender nada, pero se le notaba la agilidad, sí entendía pero mentía al respecto. Lo cual me llevó a observarlo más detenidamente.

Día a Día, nos soliamos juntar para "estudiar" los temas que se había perdido. Pero era más para platicar.

-Y aquí es la tangente de... Qué estás haciendo? - Pregunté con una sonrisa ladina, y mi mirada acusadora. Pero él ni se inmutó. Tenía la cabeza recargada sobre su mano, pero la luz se reflejaba en sus ojos los hacía parecer cristales. Y sentí como mi corazón se agitó por un momento.

-Yo? - Asentí rápidamente.- Estaba analizando tu cabello... Y el cómo se ve anaranjado con la luz del sol.- Entonces se acercó a mí, cruzando la parte superior de la mesa para atrapar un mechón. - Me encanta...

Sentí mi cara arder, por lo que por fin entendí lo que pasaba... Thomas era la razón!

-Ehh... Thomas, eso se lo deberías decir a tu novia.- Dije meneando mi cabeza, haciendo que soltará mi cabello. Él se quedó quieto por un momento y luego se volvió a sentar.

-Tienes razón! Necesito estudiar.- Abrió su libro y comenzó a hacer ejercicios diferentes de la lección, pero yo estaba perpleja y por fin me atrevo a hablar

-Basta! Alto, detente! - Dije cerrando su libro, me miró confundido y yo me quedé ahí mirándolo.- Thomas... Por qué haces esto?

-Amy... Creo que tú y yo lo entendemos, no? - Mi labio me temblaba, no podía creer lo directo que estaba siendo. Sentí como el aire se había ido de mis pulmones y no quería regresar.- Aunque tenga cerebro necesito estudiar ...- Explicó con una sonrisa triste.

Incluso en ese momento, Thomas había notado que no estaba lista para afrontar la situacion...

-Gracias...- Murmuré con una ligera sonrisa, y sentí su mano sobre la mía.


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