Capítulo 1: Desecho Corpóreo

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En las periferias de la luminosa ciudadela Grimhall yació una diminuta llave maestra,

conocida por sus captores como Inna Von Kleist.

Torturada desde que tiene memoria y sometida a entrenamientos inhumanos,

fue criada para la guerra.

Cuando cumplió 16 años, guiada por unas extrañas marcas que tenía en su acogedora celda,

fue convocada a la mesa de "Arche", sitio que hasta ahora desconocía,

pero suponía era para tratar las urgencias de la congregación.

Escoltada por 3 guardias recorrió las putrefactas instalaciones hasta llegar al infame destino,

ante ella se abrió una puerta titánica oculta por las sombras,

y sintió que estaba en el umbral del inframundo.

Fue recibida por cientos de ojos hostiles, dando unos temblorosos pasos

mientras se dirigía al centro de aquella reunión.

En su mente, sólo hubo silencio e incertidumbre...


-. Acércate pequeña, te estábamos esperando. ¡Bienvenida!.

Dijo una señora de amable apariencia ubicada privilegiadamente,

Luego, sacó un particular bolso y ordenó:


-. Introduce tu mano, cariño. Ésta es tu primera misión.

-. (Dudando) Está bien...

-. Adelante. Ten confianza.


Inna puso lentamente sus dedos en el interior del singular saco,

hasta que entró casi todo su antebrazo, y mirándola sorprendida dijo:


-. Disculpe señora, pero no hay nada. ¿Acaso debía sacar... ¡AAAAGH!.

Retiró el brazo con todas sus fuerzas y comenzó a expulsar mucha sangre.


-. ¿¡ Qué me hiciste !?

-. (Sonriendo) Esa fue tu primera prueba, y la pasaste sin mayor dificultad.

Deberías estar contenta. Ahora, es momento de que te concentres en tu próximo objetivo.


Y botando a sus pies un montón de hojas, exclamó:


-. Eso es todo por hoy... ¡Llévensela!.


Afuera empezaba a ver siluetas borrosas, pero sabía que ésta era su oportunidad para escapar.

A pesar de la estricta vigilancia había memorizado cada aspecto posible

y la poca visibilidad del panorama le daba el camuflaje necesario.

Utilizando el terrible estado en el que se encontraba intento persuadir a los guardias

de regreso para conseguir tiempo y algo de vendaje, uno de ellos fue enviado a buscarlo

mientras los otros 2 se quedaron.

Aguardó el instante preciso y se fijó que el más apartado le daba la espalda,

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