Déjame amarte antes del amanecer

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Se encontraban frente a frente, con millones de dudas y sentimientos que les quitaban el aliento, llenos de amor u odio quizá, con la indecisión que no paraba de acelerarles el pulso cardiaco, sus manos sudando, tal vez tenían no que otro pequeño y mortal temblor que se apoderaba de sus cuerpos por cortos instantes, sus miradas se cruzaban y sonrisas escapaban.

A simple vista todo era una bellísima utopía, era perfecto; la historia de dos cuerpos que serían eternos juntos y nada los separaría, que vivirían mucho juntos, podría decir que todo era idílico, quizá ya tenían una relación y era estable, muy estable, o tal vez estaban a punto de decidirse por dejar de esa calígine que les llenaba de canguelo todo el cuerpo. Podríamos decir que estaban resueltos a amarse o talvez no.

Pero ahora que me he dedicado a analizarlos, puedo notar un poco de ojeriza en su mirada, lo ve como un foráneo o quizá algo pasó y le condenó a ello. También noto que él decidido a no dejarle ir, con un movimiento le toma de las manos y les mira a los ojos con delirio, con una ilusión dibujada, incluso le mira y veo una quimera eterna que sobre salta por sus ojos haciéndolos brillar todavía. Pero qué más da, yo sólo soy un simple espectador que con pujanza se esconde bajo un árbol para así poder dejar salir su obsesión con aquellas personas que se cruzan por mis ojos y me deleita incluso ver al que tiene su decrepita forma de andar, me lleva a un éxtasis ver a alguien y comenzar a imaginarme su historia; todos bajos esos rostros alegres guardan una historia y no siempre es buena, pero para mí siempre serán perfectas.

Volviendo al tema de aquellas almas que se encuentran en cierto punto y en cierto tiempo, una de ellas no brilla como la otra, y es que no podía quedarme con la súbita curiosidad de saber qué es lo que realmente pasaba, así que entre en un trance que permitió a mi alma estar tan cerca de ellos y de escuchar todo aquello que de sus bocas llenas de contraste como ilusión y desilusión, vida y óbito, miedo y aversión.

-Debo irme, ya no puedo más- dijo ella con frialdad.

-¿por qué me haces esto? Sabes que aún te amo- dijo el acercándose más a ella.

- No hay nada que pueda cambiar lo que me hiciste- dijo ella sin mirarle a la cara.

- ¿estás segura de que no puedo hacer nada para arreglar las cosas? - dijo el con un tono triste en su voz.

-por favor déjame ir- dijo ella y se alejó un poco de él.

-No puedo ¿qué no recuerdas todo lo bueno y lo que hemos estado juntos? - dijo él.

- Fueron buenos momentos, pero se acabó- dijo ella y le abrazó.

-sabes que se me está destrozando el corazón...- musitó él.

- También es difícil para mí decirte adiós, pero ya está- le susurró al oído.

- Por favor no te vayas, no de esta manera, quédate, aunque ya no me ames, quédate- dijo él tomando el rostro de ella.

-No puedo...- suspiró ella.

- Permíteme una última tarde a tu lado, por favor, enserio te amo, pero si quieres irte... y estás decidida a dejar este amor que tanto tiempo duró... quiero que sepas que te amo, me equivoqué sí, pero no dejé de amarte- dijo él y le besó.

- ¿Por qué lo haces más difícil? Sabes que aun te quiero, pero estoy decidida a terminar contigo... me dolió lo que me hiciste, enserio que dolió. - dijo ella y se apartó dándole la espalda.

- Por favor, una última tarde, sabes que te amo...- suplicó él.

-Dios... ¿por qué mejor no te vas? ¿por qué no dejas de insistir? - dijo ella.

- Porque te amo y sé que me equivoqué- le dio la vuelta a ella y le abrazó.

A veces tanto si y no, tanta indecisión molesta, pero veo que ellos, aunque sus palabras fuesen algo fuertes aún había una llama o un hilo que les unía, que él había cometido errores sí, bueno él lo había aceptado, pero ella no le había perdonado. Pasaron unos minutos que se sintieron eternos y el abrazó terminó. Él sonrió al verla, pero ella sólo bajó la mirada. Ya no había interés en ella, no por él.

-Está bien- dijo al fin ella. - una última tarde juntos- suspiró y caminó delante de él.

-Bueno- dijo él mientras le seguía.

Fueron a un bar cercano y pidieron una mesa para dos, se sentaron sin soltar palabra alguna por unos largos minutos, luego pidieron una cerveza para cada uno y tomaron.

- ¿recuerdas cuando te conocí? - dijo él mientras tomaba otro sorbo de cerveza.

-hmm? sí, deja de hablar del tema- continuo ella tomando.

-Está bien- dijo él mirando la mesa.

Pasaron horas y salieron del bar, en la salida se pararon frente a frente y con un último adiós se abrazaron, caminaron en direcciones opuestas y mientras él lloraba porque sabía que la había perdido para siempre, porque era consciente del daño que le había hecho, tenía presente en su inconsciente que él mismo se había declarado culpable y estaba dispuesto a aceptar la condena que ella dictó, mientras que ella miraba el suelo con decepción y un arrepentimiento tocando la puerta de su corazón, pensando en la posibilidad de una segunda oportunidad pero tenía miedo de volver a experimentar el mismo dolor.

Mi espíritu volvió a mi cuerpo y me sentí afortunado de no tener esa clase de problemas, me sentí emocionado y un poco exhausto de todo aquello que terminó, y es que ha de ser muy difícil querer estar con alguien, pero detenerse por miedo a que se repita el mismo circulo vicioso en el que caen las relaciones hoy en día, nada es para siempre y en eso tienen razón.

Sentí que algo faltaba en esta historia, algo que me emocionara aún más, que me provocara placer. Le seguí a ella hasta su casa, entré a su habitación y mientras dormía le asfixié. Me senté y acaricie su rostro mientras tarareaba una canción, me levanté y fui en busca del chico. Llegué a su casa, entré en su habitación y le vi sentado escribiendo una carta "lástima que ella no la recibirá" pensé, esperé que se durmiera y le corte el cuello, unte mis manos de su sangre y entre sonrisas y con un orgasmo casi eterno salí de la habitación y desaparecí para siempre.

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2021 ⏰

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