Ya han pasado dos días desde que María René, Wendolyn y Dylan llegaron a la isla. Así como que en ese tiempo la conversación ha sido muy pobre, sólo María René y Wendolyn se volvieron algo parecido a unas amigas, por su parte Dylan, se mantuvo silencioso, ocultando los detalles de su vida y lo que le hizo a Massiel. Pero un nuevo día acaba de iniciar para ellos, es su turno de jugar, los otros dos bloques ya han sacrificado a un miembro, y es el momento de que el bloque A, en la playa lo haga también.
[En La Corporación Hades]
— ¿Cómo están los participantes del bloque A? — pregunto Hécate.
— Mi señora, los participantes se encuentran en perfectas condiciones y la audiencia va en aumento.
[ En la Isla]
— Se acabó el agua — Dijo Wendolyn, sin mirar a alguien, con la esperanza de que alguien quisiera ir por el agua. El detalle en dicha búsqueda consistía en que quién lo haría, no se podía alejar demasiado y los que se quedaban menos. Y a unos 500 metros había un pequeño riachuelo, que brotaba de unas rocas, el agua era cristalina y muy fresca.
— Yo fui la última vez — Dijo María René, quien preparaba el fuego para el desayuno.
— !Tú debes ir ! Al fin y al cabo, nunca haces nada — le dijo Wendolyn a Dylan, pero cuando Wendolyn esperaba la típica reacción de Dylan, la cual era enojarse por todo, esta vez Dylan tomó los cubos vacíos y se fue silencioso en búsqueda del precisado líquido.
Mientras Dylan caminaba entre plantas tropicales, y escuchaba a ciertos pájaros cantar, su mente le trajo recuerdos familiares, de aquellos seres que alguna vez llegó a querer, de su padre. Aquel hombre que estaba lleno de orgullo cuando su hijo se convirtió en un profesional en el mundo deportivo, cuando fue el mejor, en el mejor club de fútbol en Europa. También recordó a su madre, aquella mujer que madrugaba cada vez que el tenía que hacer alguna práctica, aquellas prácticas cuando nadie lo conocía, así como ellos también recordó a su hermano pequeño, su más grande admirador, el que tenía todas las camisetas que el había utilizado y al final también recordó a la mujer con quien quiso formar una familia, aquella dama que estaba ahí junto a él en los peores momentos y nunca lo abandonó, todos ellos hicieron que Dylan se conmoviera al punto de hacerlo brotar una lágrima, la cual se deslizó por su mejilla derecha, atravesó la espesura de su barba y a causa de la gravedad, cae en el riachuelo, uniéndose a la inmensidad, siendo parte de un todo. Pero ahora no era el momento para llorar, pues Dylan reconocía sus fallas, pero si estaba aquí, el aprovecharía la oportunidad para vivir, aún cuando aquello le cueste la vida a otras personas.
Y así sin darse cuenta ya iba de regreso. Al llegar al campamento dejo los dos cubos con agua en el interior del refugio, al hacerlo unas gotas salpicaron el rostro de María René, quien estaba inmersa en sus pensamientos, en su casa, su familia y sus estudiantes.
María René no recordaba si antes de desaparecer le pudo decir un «te amo» a su hermosa hija , aquella niña inocente y frágil, de tierna mirada, angelical sonrisa, quien ahora estaría pasando momentos muy oscuros, ya que sin ella a su lado, nadie la podría proteger.
María René, también pensó en su esposo, que a pesar de no ser el padre biológico de su hija, ella admitía que era un hombre honesto y ella sería además incapaz de alejarse de él. Pero dentro de todo había un sentimiento de impotencia que la embargaba, pues algo estaba pasando en la isla, hace dos días dijo algo que nunca pensó decir y aquello la hizo sentir diferente, pero recordar aquellos rostros de los niños que fueron abusados por su profesor, sus miradas, no la dejaban dormir, ella había pensando que todo se había olvidado y podría vivir tranquila, pero la isla le está haciendo recordar, pero no sólo a ella, pues a la distancia Wendolyn con su taza de café y sentada en la arena, observando a las olas desaparecer a sus pies, Wendolyn recuerda su trabajo como jueza, los casos que recibió y llevo a terminó, las personas a las cuales ayudó y a las cuales dejó morir en una celda, pero también recuerda a aquel hombre, el cual ella dejo libre, aún cuando era culpable, y todo por un poco de dinero, pues después de su tercer divorcio, Wendolyn había caído en una depresión, la cual la llevó no sólo a beber, sino también al bajo mundo de las apuestas, las cuales fueron el talón de Aquiles. Pues fue la razón por la cual aceptó el soborno y dejó a un criminal en las calles, pero este hombre el cual era un ser repugnante, como Wendolyn lo recuerda, le traía pesadillas, su mirada fría, su sonrisa sínica y aquella cicatriz en su rostro. Ella una y mil veces se repita, el porque lo hizo, el porque no escucho el dolor de las víctimas, de sus familiares, de la sociedad y los medios de comunicación, pero ahora ella era la víctima, ella era quien debía sobrevivir, sólo que no tenía razones para hacerlo, pues aún cuando ella salga de la isla, nadie la espera en casa, nadie, sólo la soledad y el alcohol.
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12 días para morir [ Terminada ]
Misterio / Suspenso(Secuela de Frecuencia Mortal) Una corporación llamada Hades secuestra a 13 personas para realizar una transmisión Web en la cual cada día debe morir uno de ellos, el premio es lo único que no merecen y es vivir. Serán los peores 12 días en los cual...