Como si el día de ayer haya sido hace más de tres años, esta noche dormí perfectamente bien. No me quedé dando vueltas hasta que ya no tenía otra opción más que intentarlo, simplemente cerré los ojos y en menos de lo que canta un gallo estaba profundamente dormida.
Al despertar pensé que lo más probable era que mi amigo Daryl ya se hubiera olvidado de lo prometido el día anterior, pero no perdía nada con intentarlo. A sí que me peine un poco (solo un poco, quién necesitaba arreglarse en el apocalipsis?) y como siempre duermo con la misma ropa del día anterior, por miedo a tener que correr a otro lugar a mitad de la noche, sólo me quedaba salir de la tienda y buscarlo. Como lo esperaba, todavía no había llegado de cazar. No entiendo por qué no me esperó si era eso exactamente lo que íbamos a hacer, que no se cansaba nunca de matar animales? Tal vez era más divertido de lo que pensaba. Aunque quizá la única razón por la cuál lo hace sea porque no hay nada mejor en lo que pasar el tiempo.
-Merle -odiaba tener que acudir a él para encontrar a su hermano.
-Dime preciosa, ya te arrepentiste? -me guiñó un ojo y recordé cuántas novelas había leído con un personaje igual a él, era irónico.
-Nunca, y mi nombre es Emma. Estoy buscando a Daryl, sabes cuando llega?
-Siempre buscan a mi hermano. Qué le ven? -qué no le veo sería la pregunta correcta. No le veo lo desagradable y lo repugnante de Merle.
-Sabes o no? Porque estás logrando que pierda el tiempo.
-Todos andan tan preocupados por el tiempo. Eso ya no existe. No tienes obligaciones y no necesitas ser puntual para nada, para qué te importa tanto el tiempo?
-Por que quiero mantener algo de mi vida anterior. Y una de las cosas que nunca va a cambiar es el tiempo. Hoy no vamos a tener más horas de día, así que quiero aprovecharlo y hacer cuantas cosas productivas pueda. Ahora, donde se metió tu maldito hermano? -ya empezaba a cansarme. Cómo podía alguien caerme tan mal en tan poco tiempo? Tan sólo han pasado tres días. Y ni eso.
-No hace falta maldecirme -escuché una voz a mis espaldas y era Daryl saliendo de la línea de árboles que comenzaba uno de los lados del bosque que nos rodeaba- de qué te estas quejando ahora?
-Soy como, la única persona que se toma el tiempo para hablar con ustedes y así me tratan. Mi pregunta es, por qué se quedan con el grupo si tan poco les gusta la gente? -creo que era una pregunta bastante buena.
-Vamos a necesitar sus provisiones cuando mueran -respondió Merle.
-Eres detestable. Daryl, tenemos algo pendiente.
-Mírenlos ya a los chicos... -acotó otra vez el hermano mayor levantando una ceja, mientras limpiaba un arma con un trapo.
-Vamos. Con que piensas cazar? -cuando estábamos lo suficientemente adentrados en el bosque se dio cuenta de que pensaba utilizar su ballesta.
-Pensaba usar tu...
-Ya, me di cuenta. No podrías sostenerla ni con cuatro brazos. Veamos, toma -me ofreció el arma y la tomé con cuidado. Era más liviana de lo que parecía- Entonces no eres una flacucha.
-Te dije. Por dónde empezamos?
-No sé que decirte... mira, sólo tienes que encontrar la presa y apuntar, no es nada más que eso. -La puntería es lo que me falta.
-No puedes ser tan mala, te he visto arrojar piedras a las latas, es lo más aburrido que he hecho en estos tres días, pero no errabas.
-Gracias? Puedo practicar y...
-En serio? -se quejó, interrumpiéndome.
-Por lo menos cinco tiros, tal vez soy hasta mejor que tú -le saqué la lengua y cargué una flecha. Estaba lista para tirar. Y no pensaba ser de esas chicas típicas a las que todo lo que tenga que ver con armas o puntería les salía mal.
-Esta bien -suspiró y señaló un árbol que teníamos a unos diez metros. Luego se acercó y con una piedra rasgó la corteza, dejando una parte más clara de unos 7 centímetros de radio- intenta apuntar ahí -se alejó un poco, probablemente pensando que lo atravesaría con una flecha, y apunté lo más rápido que pude. No pasaron más de unos segundos cuando aflojé la mano y la flecha se clavó justo al lado de la circunferencia marcada a unos metros adelante mío.
-Tan mal no estuvo -me excusé. Cargué una tras otra hasta llegar a las cinco. Tres de ellas habían dado en el blanco, y Daryl las sacaba a medida que se introducían en la madera.
-Admítelo. Estuvo excelente -le dije- ahora busquemos ardillas. O simplemente esperamos a que aparezcan? -se rió ante mi comentario bajando un poco la cabeza y le di un golpe en el hombro- lo digo en serio. Ahora qué? -me miró a los ojos por un momento y creo que eso pretendía, pero terminamos de la misma manera por un largo rato. No sé si sólo estaba tratando de buscar la respuesta adecuada, aunque no creo que le lleve tanto tiempo a alguien que sabe de eso. Fue demasiado raro. No podía gustarme alguien que me llevara once años, y menos en tres días. Y tampoco a él podía gustarle yo. Cuando volví a la Tierra me sorprendí al verme parada tan cerca de él. Era más alto que yo y tenía que mirar hacia arriba. Me separé tambaleándome hacía atrás e hizo como si nada hubiera pasado al darme más instrucciones. Aunque lo cierto es que nada había pasado.