Cap.1 El humo de la noche.

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En un lugar muy muy lejano se desarrollaba un pequeño pueblo donde la paz inundaba cada casa, todos eran muy felices, la aldea quedaba pegada a un extraño y tenebroso bosque el cual fue denominado como el bosque de la agonía, su nombre se debe a que las leyendas dicen que en el inicio de el pueblo se podía escuchar a las almas en pena llorar toda la noche, nadie podía poner un pie en él ya que podían romper la barrera que impedía que las criaturas que ahí habitaban salieran y destruyeran el mundo, según la leyenda las diosas con todo su poder sellaron el bosque para que los humanos pudieran desarrollarse en ese pueblo, ellas le brindaron un libro a los aldeanos fundadores, el libro contenía información sobre el bosque y sus criaturas, ellas les ordenaron cuidar que nada rompiera la barrera y así se mantuvo por muchos años.
En el pueblo los adolescentes al cumplir cierta edad eran llevados a la base militar que quedaba a las afueras del pueblo, la base militar era un lugar para poder educar y formar al futuro del pueblo, los jóvenes eran llevados y  aislados hasta cumplir sus años de formación y solo se comunicaban por cartas, pero una vez al año llegaban sus familiares a convivir con ellos, uno de los próximos aspirantes era Marcus quien era un joven algo difícil, no le gustaba que las cosas no se hicieran a su modo, su padre Martín quien había criado solo de Marcus ya que su madre murió al dar a luz, Marcus había crecido sin que nada le faltara ya que Martín era un hombre muy trabajador y tenia varios puestos de frutas y con eso darle todo lo que Marcus le pedía, Martín se vestía con harapos viejos ya que todo el dinero lo gastaba en su hijo y eso a Marcus le apenaba, tanto era su vergüenza que cuando miraba que su padre se acercaba se escondía para no tener que saludarlo.

Una tarde de verano los nuevos integrantes de la base militar comenzaban a hacer fila para partir hacia las instalaciones, entre ellos uno de los mas emocionados era Marcus quien estaba alegre porque iba a alejarse de su padre, Martín en cambio estaba muy afligido ya que nunca había estado alejado de su hijo y lo iba a extrañar mucho incluso sabiendo que Marcus no sentía lo mismo, el capitán John dio alarma para comenzar a marchar, Martín salió corriendo para despedirse de su hijo, Martín abrazo con todas sus fuerzas a su hijo ya que sentía que una gran parte de el se iba, Marcus apenas lo abrazo y le dijo que tenían que partir, Martín llorando le dijo que se cuidara mucho y que le escribiera muchas cartas, Marcus acentuó con la cabeza e inicio su marcha, Martín miraba como su hijo se alejaba en el en la montaña.

Pasaron los días y Martín todos los días iba al sendero de la base a esperar al cartero, pero nunca traía correspondencia para el, todos los demás padres recibían a diario cartas pero Martín no, pasaron los meses y el día de visita llego, Martín con su canasta llena de comida y regalos era el primero en la fila para partir hacia la base militar sin saber lo que mas adelante pasaría, a lo lejos se divisaba la figura del capitán quien venia a recoger a los aldeanos para que convivieran una noche con sus hijos, el capitán comenzó la marcha y los aldeanos fueron llevados hasta las puertas de la instalación, Martín se había graduado hace mucho y ahora todo era tan diferente para el entusiasmado anciano, las puertas se abrieron y todos salieron a recibir a sus padres o tutores, todos menos Marcus, todos entraron menos Martín, cuando ya habían pasado todos llego Marcus y le dijo al papá que se fuera, Martín le dijo que estaba alegre por verlo y que había esperado tanto para verlo, Marcus lo interrumpió agarrando la canasta y diciéndole que se fuera ya que no quería que lo vieran con el, Martín intento conmover el corazón duro de Marcus pero sus esfuerzos fueron en vano, Martín se dio la vuelta y dijo -Si esto es lo que quieres bien, no volverás a verme.
Marcus lo observo por un segundo y entro a la base, Martín con el corazón hecho pedazos comenzó a descender la montaña sin esperar al capitán, no le importaba los riesgos ya que sin su hijo sentía que no tenia propósito para vivir, uno de los aldeanos estaba sentado en el inicio del sendero cuando diviso que una figura de acercaba lentamente, era Martín quien venia completamente devastado, cuando el pobre anciano llego al pueblo, la paz que se respiraba simplemente se detuvo, todos miraban atónitos como el pobre anciano estaba llorando y sin ganas de vivir, Martín vio el bosque y se dirigió hacia el, los aldeanos intentaron detenerlo pero sus intentos fueron en vano, Martín había cruzado la barrera mas no la había abierto, Martín observó por un segundo el temible bosque y se sentó en un árbol a llorar.

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⏰ Última actualización: Sep 04, 2018 ⏰

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