Algo de Color [Tamaki x Nejire]

Vecino

La taza de té de jazmín sobre la mesa casi vacía, su barbilla apoyada en una de sus manos. La noche estaba preciosa mientras ella observaba las estrellas desde el balcón de su apartamento. Su suéter color lavanda la protegía del ligero frío, aunque sus mejillas igual estaban algo sonrosadas. 

Nejire Hado se sentía bien. Era independiente, con un trabajo estable y ahora tenia su propio espacio personal donde vivir. Llevo la taza de té a sus labios, terminándose el contenido finalmente. 

Cuando la bajo, sonrío creyendo firmemente que sin duda ahora todo podría ir mas que bien en su vida. 

En su momento ladeo la mirada, y parpadeo al ver un joven de su edad acomodar unas macetas en su propio balcón. Curiosa se levanto, y se acerco al extremo que su espacio libre daba con la de él, en sus labios se dibujo una sonrisa de presentación. 

— ¡Hola! — noto como él se sobresalto, y giro lentamente para verla. Nejire presencio mas de cerca su aspecto. Alto, delgado, piel pálida, cabello de color azabache, e iris negros. Era simpático; opino internamente —. Soy Nejire Hado, y acabo de mudarme. Espero llevarnos bien, vecino.  

El la miro un segundo, sus mejillas se sonrojaron y fue que abrió su boca muy despacio:

— O-Oh, s-si, s-soy Tamaki — Nejire noto como los hombros del él temblaban al pronunciar cada palabra.

Y cuando ella iba a decir otra cosa, parpadeo desconcertada al verlo correr hacia el interior de su apartamento tras presentarse, seguido presencio sus luces apagarse y ella solo que con una enorme interrogante en su cabeza.

Nejire junto sus manos mientras caminaba por la acera esa tarde, aun pensando en el extraño suceso de anoche con su vecino. Por un momento pensó que había tenia mal aliento, pero era imposible con lo aseada que le gustaba estar. Luego creyó no le había caído bien, pero seria raro cuando apenas se había presentado. 

Luego concluyo, que el joven quizás era muy tímido. 

— La timidez siempre es un obstáculo en las personas — opino. 

En eso se detuvo, parpadeo sorprendida al ver a su vecino no muy lejos de su persona, donde lo que en realidad le sorprendió fue ver como él le extendía un ramo de flores a una chica. Noto sus hombros temblar y lo observo tartamudear como anoche tras presentarse.

Se medio escondió detrás de un árbol, y siguió observando desde ahí. De cierta manera, él le daba ahora mucha curiosidad.  

A continuación, ahoga un grito al presenciar como aquella chica empezó a reírse de él y se alejo sin mas tras rechazarlo sin ningún tacto, dejándola al chico ahí de pie, solo, con los hombros caídos en el pequeño parque cerca del complejo de apartamentos donde vivían. 

Nejire nunca se molestaba, siempre trataba de tomarlo todo a la ligera, pero aquello la había echo colorearse de la rabia.  Cerró los ojos un momento, y cuando iba a dar un paso hacia él, quizás para animarlo, parpadeo al no verlo en el lugar. 

Miro a su alrededor, entorno la cejas algo preocupada, solo esperaba estuviera bien. 

— Que zorra.

Nejire miro a su mejor amiga, había llegado a una bonita cafetería de estilo bohemio.  Su cabello rubio cenizo se meció cuando pronuncio aquello, y sus iris negros expresaron desaprobación tras contarle el mal acto que presencio de aquella chica y su vecino. 

—  Me sentí mal por él, Yuyu — frunció la boca —. Bueno, sabes que se que se siente — hizo círculos imaginarios en la madera de la mesa, y apoyo su mejilla en su mano, sus iris azules brillaron con nostalgia.  

— Ey, no te permito pensar en aquel patán de nuevo — la señala con advertencia y Nejire asintió, sentándose firme en su silla.

Las puertas del ascensor se abrieron en su piso, y con pasos largos se dirigía a su apartamento.  Nejire se detuvo al escuchar aquel grito, y miro curiosa a un chico alto de cabello rubio frente a la puerta de su vecino, su mirada era de total preocupación mientras daba golpes a la puerta. 

Nejire se pregunto que pasaba, entonces parpadeo sobresaltada al recordar lo de la tarde.

— ¡Vamos Tamaki, abre! 

Se acerco rápido y toco su hombro, el chico giro rápidamente y ver quien le había tocado.   

— Oye, puedo ayudarte — él le miro confundido. 

Nejire le pidió espacio sin esperar alguna palabra de estar de acuerdo, él sin saberlo se hizo a un lado. Alzo su mano, y de su largo cabello color azul bebé saco un pasador, alza un lado y seguido se agacho hacia la cerradura e ingreso el objeto ahí.  

No paso ni cinco minutos, cuando la puerta se abrió. 

— Oye, de no ser por la situación, estaría asustado con eso — señala con un deje divertido, Nejire se levanto y le miro con una sonrisa —. Gracias nena, ¿tu nombre?

— No es nada, y soy Nejire Hado.

— Mirio Togata.

Estrecharon sus manos, y seguido el chico se adentro al apartamento de su vecino tras despedirse de ella. 

Nejire mojo sus labios queriendo ingresar, pero obvio no sería correcto ¿quien serie ella para hacerlo? Se giro en sus talones, e ingreso a su apartamento rápido, solo que camino directo a su balcón quedando al extremo del que daba con su vecino.

Fue que medio pudo escuchar algo, estaban en la sala.

— Te dije no era una buena chica, vamos hombre, no es el fin del mundo.

— Y-Yo...  

Escucho de su vecino, parecía tener la voz patosa, se pregunto si estaba bebiendo.

 —S-Sabes lo que me cuesta pararme frente a alguien sin tartamudear, sabes lo mucho que me prepare para decirle q-que la q-quiero, pero, pero...

Nejire frunció sus labios con tristeza, recordando ciertas cosas propias del pasado.  

—  Tamaki, baja esa lata y mírame. No es el fin del mundo, ya vendrá otra chica.

— A la chicas le parezco soso y les irrita mi tartamudeo, m-mayormente solo se me acercan es para preguntar por ti.

Nejire frunció las cejas ante ese criterio.  

— Y fue que pensé ella era diferente al tratarme más, pero... Maldita sea mi vida gris Mirio. 

— Yo te dije desde el día uno, que no era buena chica. Tu, no me escuchaste. 

 Lo escucho suspirar con pesadez al chico rubio.

 — No me iré hasta saber que dejaras de beber, no vale la pena hombre.

Y no hubo más. Nejire se aparto, dirigiéndose hacia su habitación con algo de pesadez y frustración sobre sus hombros.