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Nejire salio del trabajo con un gran peso sobre los hombros. Meneo un poco su cuello buscando así aliviarse un poco la tensión, había sido un día de lo mas agotador. Solo quería llegar a su casa, bañarse y beber té de jazmín hasta que fuera la hora de acostarse. 

A paso lento llego a la parada de autobús y se sentó paciente a esperar por su transporte a casa. Fue cuando sus ojos se desviaron hacia el cielo y la sonrisa en su rostro se amplio. Su cuerpo se estremeció al recordar aquel abrazo que ella y Tamaki se habían dado en medio de la necesidad de un poco de confortación.  De eso hace una semana. 

La sonrisa se acentuó en sus labios. 

Se tomo la cara con ambas manos y se removeo como colegiala enamorada. 

Era tan bonito eso que sentía hacia él. Quería correr y decírselo, pero creía que aun debía esperar ¿verdad? Tamaki estaba aun aprendiendo a amarse a si mismo y cualquier malentendido o paso en falso, solo terminaría por hacerlo retroceder de nuevo. Quizás no, pero no quería arriesgarse. Bajo la cabeza y soltó un hondo suspiro. 

Llegó el transporte y se levanta para abordarlo. Al rato cuando se baja en su parada e iba removiendo su bolso para sacar las llaves, un cuerpo se plantó delante de ella impidiéndole el paso. Al subir la mirada para ver quien era, sintió el miedo recorrer su espalda. Intenta correr pero el la toma del brazo de inmediato. Peleo para liberarse, pero no pudo para su gran pesar contra la fuerza del individuo. 

Shindo rápido le tapa la boca y la jala sin delicadeza hacia un auto. Al ingresar, enseguida su cómplice arranca el auto alejándose por completo de su morada. 

— Ya que no pude ser las buenas, no más me toca por las malas — le decía Shindo mientras con un dedo acariciaba el perfil de su rostro—. Pero tranquila, primor, tan pronto como me des lo que quiero, te dejará libre —aunque soltó eso, su mirada no le convenció—. Aunque la verdad has cambiado para bien Nejire, creo que... 

— ¡Aléjate de mi depravado!, ¿Qué mierdas quieres? ¡No te basto con humillarme en el pasado! — pronuncia molesta. Pero la mano alzada de su captor la hizo callarse pese a su indignación. 

— Cuando eramos novios, te di un cuaderno ¿Te acuerdas? — Nejire arrugo el entrecejo, demostrando no entender o recordar que le haya dado algo parecido. Shindo la agarro de la barbilla sin nada de delicadeza—. No me hagas perder la paciencia Nejire. 

Ella entrecierra los ojos, meditando y buscando en su cabeza el supuesto cuaderno. Entonces sus ojos se abren a recordar y deseo no haberlo hecho, porque Shindo la tomo con mucha mas fuerza y el apuro se reflejo en sus ojos y voz. 

— Ya te acuerdas verdad. Necesito que me lo des ¡Ahora! — grito iracundo. 

Ella traga grueso. Pero ver aquella sombra de desespero en los ojos azabaches de Shindo le infló el pecho con regocijo, pensando que disfrutaría diciéndole la verdad, truncando lo que sea que fuera sus planes con aquel cuaderno. 

— Oh, ese cuaderno —hizo una pausa—. Debo decirte que, luego de mudarme, lo bote. 

Tras ello, la empujo bruscamente, haciendo que Nejire se golpeará con la ventana del auto.

—Ahora que excusa le diré al maldito de Shigaraki— gruño, pasándose la mano por su cabello. 

— ¿Qué demonios era ese cuaderno? — cuestiona ella tomándose la cabeza, que ahora le martillaba. Pero aun así, y como pensó, se deleito al presencia el pánico por primera vez en los ojos de su ex novio. 

— No es asunto tuyo, maldita perra — le agarró del cuello y empezó apretarlo. Nejire miraba con miedo como los ojos azabaches de Shindo parecían haber perdido el sentido, y ahora nomas parecía un ser humano poseído por completo por la furia. Dispuesto a matarla sin miramientos. 

Empezó a ver todo borroso, intentó quitar sus manos, peleo para que algo de aire llegará a sus pulmones. Pataleo, pero era inútil en la posición que estaba.   

— ¡Mierda! — el frenó rustico su cómplice, haciendo que la soltará por el movimiento.

Enseguida trato de recuperar todo el aire que pudo. 

— ¡Que mierdas te pasa, no sabes manejar imbécil! — bramó furioso, pero cuando vio desde el vidrio que estaban rodeados por la policía. Su boca se seco y el miedo inundo su asqueroso ser. Y sobre todo, al ver que padre (con toda la decepción y furia del mundo en sus ojos) pararse frente a la camioneta.  

— Maldición — chasqueo la lengua. 

Ahora si todo había acabado.  

Dos agentes de policía abrieron las puertas y tomaron a los dos muchachos. Cuando los esposaron y metieron a la camioneta. Su rostro se enfrente con el de aquel muchacho que le había dado el puñetazo. En sus ojos estaba claro, que había cumplido con deleite su amenaza de aquella noche.  

Dio una patada con toda la rabia e impotencia al asiento. Ganándose una reprimenda del oficial dentro del coche. 

Una agente saco con cuidado a Nejire del auto y la llevó enseguida a una ambulancia, para que revisaran si tenía alguna lección por parte de sus captores. Al rato, luego de que terminará el examen, se acercaron sus nuevos amigos. 

— ¿Estás bien? — cuestiona Mirio preocupado. Ella levanta la mirada y los observó a ambos. Enseguida lágrimas se aglomeraron en sus ojos azules. En ellos se reflejaban miedo y la angustia, pero a la vez el alivio de enterarse que esos chicos la habían ayudado a tiempo.

— Gracias — soltó en un hilo de voz. 

Miro hacía Tamaki al instante de decirlo, y observo de nuevo aquella expresión impotencia y rabia en sus pequeños ojos. Como aquella noche que la salvó de Shindo. Entonces, sin aguantarse más, se lanzó a sus brazos.  

Él la rodeo enseguida. Y todo el llanto acumulado, brotó sin reparo de su garganta. Mientras, aquellas manos masculinas acariciaban su cabello de la espalda con toda la dulzura del mundo.

"Estás a salvo", escuchó. Y así lo creyó. 

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Uno más  y termina. Y puede que haga un epilogo💕 

Algo de Color [Tamaki x Nejire]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora