AMIGA - MAURO LOMBARDO.

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llamé a celeste por quinta vez, con esperanzas de que no sea en vano, como las veces anteriores.

—¿qué mierda querés, mauro?— preguntó enojada.

—quiero verte.— susurré y se escuchó una carcajada de parte de la chica. —¿de que te reís, boluda?

—sos un tarado, duki.— soltó con rabia. —siempre que me querés ver, es porque peleaste con lola.— me quedé en silencio, tenía razón. —¿ves? nos vemos después.— habló a punto de cortar.

—¡PARÁ!— grité. —ahora voy a tu casa, mami.

—bueno, te espero.— dijo bufando. corté y arranqué el auto, para ir a su casa.

luego de una media hora, llegué a la casa de celeste. bajé del auto y caminé hasta la gran puerta principal de madera, decorada con tribales.

toqué el timbre, y me quedé esperando, hasta que a los pocos minutos me abrió una celeste despeinada, con ojeras muy notorias y ropa para andar en casa.

solté una risa y ella me miró mal.

—¿vas a pasar o no?— preguntó con suma seriedad.

asentí dando un suspiro pesado, pasé a la sala principal, para luego sentarme en el sillón negro de cuerina.

—bueno, ¿qué querías?— me miró con mala cara y yo le sonreí, mostrando mi hilera de dientes.

—quería pasar tiempo con vos.— ella rió amargamente, mordió su labio inferior, negando con su cabeza.

—mauro, no me mientas.— suspiró profundamente. —ya sé que peleaste con lola, sinó vos no venís para acá.— habló, para luego reír irónicamente.

—no, te quiero ver, boluda.— la miré y celeste asintió poco convencida.

[...]

la puerta se abrió de la nada, en pleno acto sexual.

salí del interior de celeste y me fijé quien era.

miro a esa persona y era quien menos quería que sea.

vi a una lola con ojos llorosos, su mirada reflejaba dolor, tapó su cara con sus manos y traté de abrazarla, pero no, me corrió.

—¿¡ESTO ES JODA!?— gritó alterada. —¡PENSÉ QUE ERAS MI AMIGA, CELESTE. ¿Y VOS, MAURO? CREÍ QUE ME AMABAS!— siguió murmurando muchísimas cosas más. intenté calmarla, pero todo era en vano.

mi, ahora, ex novia, se fue enojada.

—¡SOY UN PELOTUDO!— grité desesperado. —¿¡VES!? ¡SABÍA QUE NO TENÍA QUE HACER ESTO!— miré a celeste.

—¿acaso, esto es mi culpa?— asentí frenéticamente. —¡ah, bueno!— levantó un poco más su voz. —ahora es mi culpa porque vos,— hizo énfasis en el "vos".—querías coger. vos me buscaste.— dijo enojada. —te pido por favor que te retires de mi casa y no vengas nunca más.— pidió tratando de calmarse.

me vestí, agarré mis cosas y me fui enojado de su casa.

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empezó lo bueno, ahre. 40 votos y sigo...

recebada acá tenés tu capítulo.<3