Todo mal en un día

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Al pasar la puerta se encontró ante unas sillas recargadas en la pared y un escritorio con una secretaria en él, era una señora mayor con el cabello completamente blanco, estaba ordenando y sellando unos papeles a velocidad de locos mientras con el hombro sostenía un celular contra su oreja y hablaba muy exaltada mente

-después de 37 años, al fin recordó nuestro aniversario, Marie, no puedo esperar a esta noche...-

Eso explicaba el aumento de Viotela en el ambiente, al parecer Leen había acertado. La secretaria noto la presencia de Leen y está se apresuró a hablar.

-Buenos días, Soy Leen Scarlien, la maestra de mi hermano me citó a esta hora-

La secretaria claramente disgustada por la interrupción de su plática con Marie hizo un puchero y con mala cara cortó su llamada-disculpa Marie, luego te llamo- así que ustedes son la hermana del joven Scarlien, es la primera vez que la veo por aquí, señorita, tengo entendido que sus padres son los que habitualmente vienen a estos asuntos ¿A qué se debe el cambio? -

Leen apretó los labios, no le gustaba tener que repetir el asunto de sus padres, otra razón por la que detestaba la escuela.

-Hace poco nuestros padres fallecieron, si ocurre algo con mi hermano ahora yo soy la que tiene que ver por eso-

La secretaria se quedó pasmada, era claro que en su mal humor no esperaba una situación así.

-mmm, lo lamento- se levantó apresuradamente- Iré a notificar a la maestra Digolson de su llegada- Salió del escritorio y tomó una de las puertas del pasillo.

Leen se sentó a esperar, le preocupaba que la oficina de la maestra no estuviera dentro del radio de la burbuja, en ese caso debería volver un siguiente día pues para mover la burbuja necesitaba más Viotela. Mientras canturreaba entre dientes esperando a la secretaria sonó una campana y escucho un barullo de risas y gritos afuera, volteó hacia la ventana y vio a varios niños de edad primaria corriendo por las canchas, en el reloj la manecilla morada subió hasta el 6 pasando a oscilar entre el 6 y el 5 y medio, los niños tenían y generaban mucha Viotela en el ambiente, pero nunca pasaba de 6. Después de un rato la secretaria regreso seguida por la maestra Digolson, Leen se puso en pie y estrechó la mano que le ofrecía.

-Es un gusto conocerte Leen, Tus padres me hablaron de ti, una lástima lo que les ocurrió, ven pasa- La maestra dijo todo tan seguido que a Leen no le dio tiempo de decir algo, ella lo veía mejor así, no quería hablar más sobre el tema, entraron por la misma puerta por la que había pasado la secretaría antes, dentro había una estancia que mezclaba una sala y una oficina, Había una chimenea en la esquina, sillones azules en las paredes y en medio un escritorio, los muros eran de color amarillo con café en los bordes y el ambiente olía a madera.

Leen vio que la burbuja no abarcaba toda estancia, pero llegaba hasta la mesa del escritorio, podría hablar con la maestra, pero no podría avanzar más hacia el escritorio, eso la alivió pues tenía entendido que solo venía a hablar. La maestra se dirigió al escritorio tras cerrar la puerta y tomó asiento tras la mesa, Leen se sentó frente a ella.

-Bueno Leen, sabes porque te mande llamar, Ezra es un chico difícil, pero sus intenciones son indefinidas-

-Apenas es jueves ¿Qué fue lo que hizo? -

-Exactamente Leen, apenas es jueves y su hermano es responsable de 2 faltas al código penal de la escuela-

- ¿2? Maestra, por favor ¿Me podría explicar que hizo esta vez? – La maestra suspiro ante la cara de Leen.

-Ni siquiera nosotros estamos muy seguros, hoy en la primera clase, se paró de su asiento y comenzó a armar un alboroto en el salón, se subía en las mesas, golpeaba el suelo y saltaba por las paredes, el maestro y los mismos alumnos le pidieron que parara pero no hizo caso, parecía que no escuchara, no causó daños a sus compañeros pero si al mobiliario, mientras tanto la cocinera y el conserje me contaban como ayer Ezra atacó a un alumno de grado superior en la cafetería, después de un rato lograron pararlo pero el alumno agredido fue enviado a la enfermería, hace unas horas mientras hablaba con él, confesó todo, no se esforzó en negarlo, sin embargo no es capaz de explicar el porqué de todo.- Leen comenzó a armar todo en su mente, se formó una idea muy cercana de lo que pudo haber pasado aunque para la maestra era inexplicable – Le dije a sus padres sobre la posibilidad de enviarlo al psicólogo, pero creo que ahora realmente es necesario...-

Leen contestó casi automáticamente -Ellos ya no están para enviarlo al psicólogo- lo dijo sin ninguna expresión más que sequedad, tardó unos segundos en darse cuenta de lo inapropiado de su comentario.

La maestra se quedó callada, tampoco tenía expresión en el rostro -Leen, solo quiero que entienda lo grave que es la situación de su hermano ahora, ha estado en esta escuela por 5 años y cada vez los incidentes son más graves, temo que está llegando a los límites. -No pueden expulsarlo, Ezra no lo aguantaría, no puede perder otra cosa- Esta vez se oía súplica en su voz.

-Si Ezra realmente quiere quedarse estos incidentes no pueden seguir pasando, la siguiente vez que la llame será para que venga a recoger los papeles de Ezra- Leen creyó que era todo lo que había ido a oír.

-Está bien, hablare con Ezra y veré que no se repita- dijo con un tono más inseguro mientras se levantaba para irse.

-Señorita Leen, es enserió-

-Lo sé- Leen ya estaba totalmente incorporada.

-Hasta la próxima, señorita Leen- la maestra extendió la mano para estrecharla.

Leen se quedó helada, no sabía qué hacer, la mano de la maestra no llegaba hasta la burbuja, para Leen era imposible traspasar una burbuja de tiempo. Mientras veía cómo podía salir del aprieto otra campana sonó, era hora del recreo para otros grados y el barullo afuera aumentó, de seguro la manecilla morada estaba en ese momento en el 6 pero la mente de Leen solo estaba concentrada en resolver el problema de la burbuja. Alguien tocó a la puerta.

-Pase- ordenó la maestra Digolson bajando la mano.

Por la puerta entró una chica algo bajita con cabello castaño y ojos del mismo tono, a pesar de no tener una gota de maquillaje en la cara era evidente el labial que traía puesto, en definición, una chica común.

-Hola Lazuri, pasa por favor- Hizo una seña y la chica se acercó tímidamente, la maestra volvió a dirigirse a Leen. -Hasta luego maestra, buen día-

Leen se dirigió a la puerta sintiendo como su reloj se calentaba, llegó al marco y reviso el reloj, la manecilla morada estaba en el 11 y se acercaba muy rápidamente al 12, solo le dio tiempo de ponerse con un paso fuera de la vista de cualquier persona y justo cuando la aguja tocó el 12 la burbuja estalló como pinchada por esta, soltando un gran estruendo.

Leen se encontró en una oficina vacía, en su reloj se marcaba la 1:35 hora de la comida para la secretarias y maestros, la manecilla morada estaba volviendo al número 3 después de haber llegado al 12 por primera vez en la historia.

El Color Del OroWhere stories live. Discover now