Porque algún día tenía que hacerlo Algún día tenía que hablar de cómo entraste como un huracán removiendo cielo y tierra en mi pecho, tenía que nombrar todo aquello que reconstruiste, con un parpadeo de ojos, y una mano que apretaba fuerte. Fuiste esa luz al final del túnel que te lleva a una mejor vida, que hace que olvides todo lo que tenías en la anterior. Fuiste poesía, y tiritas para lo que todavía sangraba. Te quedaste escuchando cómo mi corazón se quebraba en partes y en lugar de largarte, me pusiste música en los auriculares, y me dijiste que lo olvidase todo. Que lo que hoy dolía, mañana sería cicatriz, y que tú no pensabas dejarme sola. Le diste vida a mi risa cada noche cuando esta se apagaba, y abrazaste cada uno de mis miedos antes de dejarme dormir, reforzaste mis inseguridades acariciándoles la espalda y conseguiste que lo que antes nunca, hoy no se vaya. Fuiste ese pilar en el que sujetarse cuando todo da vueltas y la calma después de la tormenta, fuiste cada paracaídas al saltar del avión. Que siempre se abría, aunque pareciese que no. Algún día tenía que decir cuántas heridas cosiste y que nunca habrá suficientes palabras para darte las gracias y decirte que te quiero.
