Se perdió en esa noche hasta cuando incluso se olvidó del tiempo o la situación que cursaba con quien una vez fue su tutor. Tampoco se fijó en que ambos se saltaron la cena y para cualquiera eso sería sospechoso, aunque no era un tema del que tenía que preocuparse realmente, al menos no en ese instante. Lo único que pasó por la mente del castaño cuando despertó a la mañana siguiente fue: «¿qué hice?», a más de «¿por qué Reborn está tan relajado durmiendo desnudo?».
El cielo se tomó el tiempo suficiente para despabilar, procesar sus recuerdos, analizar el dolor en ciertas partes de su cuerpo y —después de disfrutar un poquito de la vista—, cubrir la desnudez de su azabache compañero con la sábana.
Entonces él silenciosamente se vistió, salió de su propia habitación, cerró la puerta, reunió toda su fuerza de voluntad para ignorar que su trasero aún se sentía "lleno", y corrió lo más rápido que pudo hasta la salida de la mansión. Ni siquiera le importó que fueran las seis y media de la mañana, él simplemente buscó el garaje, eligió un auto sencillo y que tenía las llaves colocadas en donde debía, y se fue. Gracias al cielo y aprendió a conducir antes de ese incidente.
Sólo cuando estuvo a una distancia considerable de su hogar y del propio Reborn se dio el lujo de detenerse para mirarse en el espejo retrovisor y fijarse más atentamente en su apariencia. Tenía rastros de lágrimas secas, el cabello más alborotado de lo normal, sus labios irritados y mordidos, su cuello marcado por manchas violáceas, y su vergüenza demostrada por lo rojo que estaba. Cubrió su boca con sus manos para gritar todo lo que pudo sin causar mucho alboroto mientras se golpeaba la frente con el volante hasta el punto en que perdió cada rastro de adrenalina, energía y le dio paso al dolor, agotamiento y dramatismo.
No sólo había incumplido con la promesa que le hizo a su madre sobre respetar a castidad hasta el matrimonio, sino que se había acostado con nada más que su antiguo tutor sádico y espartano.
Pero tocó ese trasero.
¡Eso no era importante en ese momento!
Lo siguiente que supo Tsuna era que llegó a la mansión de los Simon tras haberse arreglado lo suficiente y lavado la cara con el agua de una botella que encontró en el auto. Estaba en capacidad de fingir que todo estaba bien hasta cierto punto, y fue así que mantuvo la calma hasta que fue dirigido a la sala por unas adormilada P. Shitt. Pero cuando Enma apareció en la sala se le lanzó encima sin saber exactamente qué decirle o como empezar a explicar la situación. También ignoró que Adelheid frunció el ceño y se mantuvo de pie cerca de ellos para servirles como vigía.
—Auxilio —susurró cuando reunió suficiente valor para hablar.
—¿Por qué hueles a café y a... menta? Creo —Enma palmeó la espalda de su amigo quien lo abrazaba con fuerza mientras arqueaba una de sus cejas y seguía olfateando con disimulo— y..., ¿qué le pasó a tu cuello? —investigó con pánico por las evidentes marcas.
—Enma —Tsuna sollozó sin poder contenerse porque habían pasado muchas cosas desde que perdieron contacto desde hace... un mes y medio, casi dos, no sabía, Reborn lo entretuvo mucho—, hice algo muy... grave.
—Tranquilo, no puede ser tan... —pero al escuchar el suave llanto de su amigo se calló—. Vamos a mi cuarto.
—Enma —aquella voz femenina denotaba enfado.
—Adel —el mencionado recién recordó a su compañera—, hablaré un rato con Tsuna en mi cuarto, también les pediré que el desayuno para ambos sea llevado a mi habitación.
—Enma —la azabache enfureció, en realidad se enfadó desde que ese castaño había llegado y lanzado sobre el pelirrojo, su pelirrojo—, ¿qué te dije?
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Hobby
FanfictionTsunayoshi Sawada tiene un secreto, uno que podría condenarlo. Nadie debería saberlo, mucho menos el principal involucrado en su pecado. Reborn jamás debía enterarse que era el culpable de los males de su cielo. R27 *KHR y sus personajes no me pert...