Capítulo 3-Stalkear mis fotos de instagram

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Irte de fiesta y no recordar lo último que hiciste es algo que Maggie detesta. Aún así, no hace nada por beber menos cada vez que sale a divertirse.

Es sábado por la mañana, Maggie se encuentra sentada en la mesa de la cocina esperando a que Regina le de la pastilla para el dolor de cabeza y un vaso de agua.

Tiene el maquillaje corrido y el pelo totalmente hecho un asco. Parece un fantasma.

Por el camino de vuelta a casa, dejó de estar tan ebria, lo suficiente para poder entrar en su casa sin chocarse con todo.

Agradeció a Chaz mientras arrastraba la lengua y luego entró y subió a su cuarto. En cuanto se tumbó vomitó y su pelo se manchó, quedando en el desastre que es ahora.

-¿Se lo pasó bien anoche, señorita Maggie?-Pregunta Regina mientras pone la pastilla y el vaso con agua en la mesa.

Lo único que consigue como respuesta es una mala mirada de la joven.-Por el amor de tu madre, Regina, no grites.-Dice antes de tragar la pastilla con el agua.

Regina rueda los ojos para después servirle el desayuno. Huevos revueltos con bacon y un tazón de fruta, el desayuno típico de los sábados.

-¿Sabe algo de sus padres?-Pregunta curiosa la criada. Maggie niega con la cabeza antes de empezar a comer.

-Los horarios no coinciden, estaremos un tiempo sin saber de ellos.-Dice con la boca llena.-¿Puedes ir a por mi móvil? Está en mi bolso, encima de la cama.

La criada asiente y sale de la cocina con paso rápido.

Unos minutos después, Regina aparece con el móvil en la mano y las sábanas llenas de vómito en la otra.

Maggie enciende el aparato y sonríe al ver la primera noticia que aparece.

"La menor de los Montgomery y el mediano de los Bieber bailando pegados en una discoteca."

Maggie sabía que eso era una noticia enorme. Todo el mundo era consciente del odio que se tenían las dos familias.

Cuando había eventos y los Bieber y los Montgomery coincidían, los organizadores intentaban que en ningún momento se cruzaran o que no se alojaran en el mismo hotel.

La última vez que eso pasó, los dos padres de las familias casi acaban a golpes de no ser por la seguridad del hotel.

Se odian, se detestan, y sabía que eso revolucionaria al mundo, y lo más importante de todo, llegaría a oídos de su ex.

Tras desayunar, volvió a su habitación para quitarse el vestido de la noche anterior y darse un baño de agua caliente y burbujas.

Por otro lado, Justin despierta con una pelirroja en el otro lado de su cama.

Después de dejar a Alex en su casa, volvió al club en busca de la pelirroja con el culo grande que había visto tras bailar con Maggie. La chica no rechazó la oferta del rubio de pasar una noche con él en su cama.

-Hola.-Murmura la chica abriendo los ojos y recordando todo lo que hicieron la noche anterior. A sus 17 años de edad, Justin es un dios en la cama y eso nadie puede negarlo.

-Hola.-Dice él sonriendo.-¿Quieres desayunar?

La chica asiente mientras que Justin se pone el boxer.

No era de los típicos chicos que se acostaban con una chica y luego la trataban fatal. Él las respetaba, porque eso le había enseñado su madre, a respetar a las mujeres.

Le da su camiseta y la chica no duda en ponersela. Ambos bajan por las escaleras entre risas y cuando entran en la cocina, el mayordomo de él está preparando el desayuno, tortitas.

El Trato.-JB.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora