Una vez más, soñando, podía divisar a la muerte tomándole de la mano y acompañándole a la oscuridad eterna, su más grande temor. Sentía como su alma se desvanecía poco a poco, mientras esta más lo conducía hacia un abismo profundo y estando al borde de este, despertó.
Para su sorpresa aún estaba en aquel extraño mundo y todo seguía igual de oscuro, aún se encontraba en el mismo lugar lo cual le alarmó al principio pero luego aceptó fuera de toda lógica. Ya habían pasado horas, su cuerpo ya estaba descansado y hambriento. Solo contaba con lambas y miruvor para alimentarse, pero al ser algo que los elfos le ofrecieron prefirió no comer, al final no era esa su prioridad, sino la realidad de que definitivamente no era un sueño, estaba en un lugar fantástico lleno de grandes y maravillosas aventuras, no temía, pues conocía mucho de lo que había visto y pensó que solo debía actuar como los protagonistas de las historias que alguna vez leyó, además, veía más cercana la misión de llegar a la placa y eso le devolvió la ilusión.
Al salir de su recámara, fue escoltado por un grupo de soldados lo cuales le miraban fijamente mientras sostenian poderosas lanzas, estos lo llevaron a unirse a una especie de tropa de batalla la cual entrenaba para una guerra que se avecinaba.
- ¿Quién está al mando aquí? Preguntaba con mucha firmeza.
- ¡Ja ja ja! Al parecer te gusta mucho hacer preguntas. Respondió una voz femenina a lo lejos.
Se trataba de la líder de guerra, la cual iba siempre al frente de batalla y comandaba al pelotón en el cual se encontraba el joven. Era una elfa hermosa, radiante y con un hermoso cabello rizado, sus ojos le cautivaron y le hipnotizaron; nunca pensó que una criatura de otra especie podría ser tan bella. Tartamudeando ingenuamente el joven no logró concretar una sola palabra, pero ella solo le dio órdenes y le encargo su armadura. Al parecer debía luchar para la reina y no tenía otra opción, pero aun una pregunta rondaba por su cabeza a cada momento: ¿Por qué debo hacerlo?
Durante el entrenamiento el joven universo aprendía reglas básicas de lucha, el arma más adecuada para él era una espada común, simple, nada más que acero fundido, algo que parecía inútil al ver a su alrededor un sinfín de armas letales, bestias controlando poderes como el globo oscuro y el fuego fatuo, cosas que él nunca pensó ni si quiera ser capaz de ver, pero debido a las criaturas de fantasía que lo rodeaban, creer era lo de menos.
Pasaba el día y el joven universo estaba exhausto, horas de entrenamiento ya habían pasado y sus fuerzas ya no eran suficientes, él no quería hacer nada ni proteger a nadie, solo quería escapar de allí e ir a buscar la placa.
Pero por otro lado, su líder de batalla, "Cabello bonito" le daba mucho de que pensar, era diferente a todos los demás, su aspecto mucho más humano le inspiraba confianza. Le veía mientras entrenaba y notaba que era muy fría y no conocía de otra cosa que no fuera la guerra y derramar la sangre de sus enemigos, solo hablaba de eso. Y es que en realidad "Cabello bonito" era capaz de dar la vida por su reina y grandes cicatrices tanto externas como internas marcaban historias inolvidables para ella, aun así, en el fondo ella tenía sentimientos hermosos, esos que en su niñez pudo sentir y expresar, pero que fueron cegados por el rencor, odio y sed de venganza que crecieron en ella luego de perder a sus padres durante una invasión enemiga, ella pudo observar cómo eran asesinados y desde ese momento decidió unirse a las tropas y defender con todas sus fueras el pueblo de toda aquella amenaza que los quisiera someter...
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Trodaire, lo diminuto del universo.
FantasyUna lucha incesante, el anhelo y la constancia te pueden llevar a conocer un mundo completamente distinto del que vez cada día. La muerte es tan incierta como la vida y cuando esta te toca la puerta y no estas preparado, puede que la abraces con car...