Te deseo hasta la muerte.

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Su nombre era Trodaire, un chico problemático, con un carácter poco manejable y que se interesaba por conocerlo todo, su forma de ser se debía a una dura niñez llena de maltratos la cual vivió junto a una familia disfuncional. Debido a lo ingenuo y manipulable que era durante su infancia muchos le mintieron y lo utilizaron de maneras hirientes, pero esto sembraría en él una inmensa curiosidad y necesidad de conocimiento, solo con el objetivo de no ser engañado nuevamente. Creció arrastrando muchos dolores y aprendizajes, siendo cada vez más fuerte con cada uno de ellos, bajo una ideología de auto suficiencia y capaz de darlo todo por tener lo que necesitaba. Se interesaba por lo sobrenatural y durante su infancia se jactó de toda clase de historias de fantasía, era un niño con demasiada imaginación que escapaba de la realidad y encontraba felicidad en cada página de las historias que leía.

Pasados los años era un joven con muchos conocimientos y lleno de propósitos pero muy aferrado a la vida, tanto amor por sus aprendizajes, logros y sus futuras metas alimentaban un profundo temor en su ser, el temor a la muerte. Durante mucho tiempo creyó en un poder sobrenatural existente en una placa, esta tenía la capacidad de cumplir un deseo profundo. Para él no había mucha brecha entre lo natural y lo fantástico, ya que ambas se complementaban. Quería encontrar la placa para así obtener la inmortalidad, ver el tiempo pasar, ser más sabio; era un inmenso poder que anhelaba y lo llevo a sumergirse cada vez más en su profunda búsqueda.

Mucho tiempo paso, la búsqueda continuaba incesante, a los 25 años de edad cumplidos y un arduo trabajo e investigación pudo descifrar mapas, des mentir muchos mitos y leyendas, comparar coordenadas y asegurarse de que era real, de que podía llegar a ella, la deseaba con toda su alma, entregó su vida a la búsqueda de su tesoro preciado y no descansaría hasta encontrarla.

Pero poco tiempo después Trodaire comenzó a presentar malestares estomacales, a medida que pasaban los meses notaba como su cuerpo decaía más y más. Sería muy tarde para darse cuenta tras una visita al doctor, de que un cáncer en su estómago el cual afectaba también su páncreas estaba muy avanzado, podría tratarlo y luchar contra él, pero muy pocas personas le daban seguridad de salir con vida de ello, llenándolo de una inmensa agonía, confusión, duda y sobre todo muchas más ganas de ir por la placa, sentía que no tenía mucho que perder si no la encontraba, pero demasiado que ganar de lo contrario.

Vivir recurrentemente en el hospital, con tratamientos y con un inmenso cuidado no era algo que le gustaba en lo absoluto (a nadie le gustaría en realidad). Por esta razón decidió de una vez por todas llegar al clímax de su investigación, dedicar día y noche, cada momento, para acabar con sus problemas y vivir como en realidad quería, sano y para siempre.

Su trabajo estaba dando frutos y la sentía cada vez más cerca, como si la tuviera en sus manos, todo rastro de escepticismo desaprecian de él poco a poco con cada dato nuevo, abrió su mente hacia una forma de vida espiritual llegando al punto en que negaba su vista a lo que alguna vez considero lógico, mientras todos a su alrededor suponían que estaba volviéndose loco, su afán y exageración reflejaban eso de él. Su aspecto cambio para mal, cada teoría conspirativa que pasaba por su mente, sus pocas horas de sueño y hasta el bajar un poco de peso, preocupaban más a sus familiares, "es su forma de lidiar con su posible muerte" decían los psicólogos.

Pero en su silencio, una inmensa alegría se apodero de su ser cuándo se dio cuenta de lo cerca que estaba de cumplir su gran propósito, conocía su origen, su ubicación y creía en su existencia, lo tenía todo. No le quedaba más que solo viajar hacia el lugar donde se encontraba el susodicho objeto tan poderoso, solo eso hacía falta según él.

Por la mente del joven solo pasaba la gran posibilidad de obtener la placa, poco a poco se fue desconectando del mundo, no asistía a su trabajo, ya nadie sabía de él, sobre su escritorio y las cuatro paredes de su habitación solo podías ver papeles, mapas y todo tipo de datos relacionados a su gran descubrimiento; una obsesión que llego muy lejos y le encaminaba cada vez más a tomar rumbo hacia la búsqueda, algo más que un viaje para él.

Dejando atrás todo, su familia, amigos, estudios, trabajo, tratamientos y cualquier ocupación se concentró solo en su ambición, en su necesidad de poder y lujuria total, no podía pensar en nada más que en su futuro, la fortuna y todo lo que le daría su grandioso poder.

No fue tan fácil como él pensó el llegar al país donde se encontraba la placa, pero su necesidad era muy grande. Sacrificó muchos ahorros tiempo y pertenencias para emprender su vuelo y encontrarse con su tesoro, nada de esto importaría al final de todo.

Luego de algunos días pudo emprender su viaje a Francia, una gran experiencia para él, una nueva cultura, idioma, paisajes y muchos lugares por visitar, pero más allá de todo esto su objetivo era llegar al bosque sagrado donde se encontraba su salvación, al nemeton cerca de Locronan, este lo conocían como El Bosque de Névet. Al hallarlo y reservar su estadía lo más cerca posible de él, pudo sentir paz una vez más, observando el firmamento lleno de estrellas en aquella noche de soledad y desahogo para el joven, empuñando su mano como si tuviera la placa en su poder... durmió tranquilamente.
Debía encontrar una forma de adentrarse en el bosque, pero ya el gran paso estaba dado, sabía que allí cerca le esperaba inamovible y esplendida la gran Placa Lauburu, perteneciente a la deidad nemetona de la mitología celta. Una cruz de brazos curvilíneos que giran en el sentido de las agujas del reloj, representando a la vida.

El bosque contaba con una gran vigilancia, todos cuidaban la densa flora y fauna del lugar, un paisaje casi celestial tupido de un verde intenso, lleno de mucha vida pero también con mucha carga espiritual ya que este bosque era la puerta a un universo paralelo, fantástico y lleno de hermosas y de peligrosas criaturas; tanto de este mundo como de muchos otros, muchas reconocidas por muchas culturas, pero otras muy extrañas, nunca antes vistas, ni la más brillante imaginación podría asimilar criaturas tan poderosas y extravagantes como las que este bosque poseía.

Una extensión de todo el universo congregado en un solo punto, con sede en nuestro mundo, pero no tan físico y visible a la simple mirada. Solo el hecho de poder observar lo que sucedía en realidad allí dentro, significa una gran conexión del ser humano con el plano espiritual, la fe y la consciencia del poder que este te entrega.

Sin duda algo que escapaba de las manos del pequeño joven ambicioso y hambriento de poder.

Trodaire, lo diminuto del universo.Where stories live. Discover now