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—Tengo que confesarte algo Takano
–dijo Yokozawa colgando el abrigo en el perchero de la entrada.
—Dime, te escucho.
Takano se giró hacia el y se encendió un cigarro.
—Verás... en el bar, no he sido totalmente sincero contigo.
—¿Eh? –Takano exhaló el humo del tabaco, sorprendido– ¿de qué estás hablando, Yokozawa?
—M-me gustas Takano-san –confesó Yokozawa tartamudeando y cerrando sus ojos azules–. He de confesar que, estás últimas semanas, me he ido enamorando de tí, sin darme cuenta.
—Yokozawa... –Takano empalideció y apagó el cigarro, ejerciendo presión sobre el cenicero del pequeño salón.
—Por favor –Yokozawa se ruborizó al instante–, no te burles de mí. Es la primera vez que me enamoro de un chico y me declaro.
—Jamás me burlaría de un sentimiento, tan sincero como el amor –dijo Takano tocándole un hombro a su amigo, para calmarlo–.
Además, cuando estoy a tu lado, Yokozawa-san, me siento muy protegido.
Creo que eres la única persona de la que podría llegar a enamorarme.
—Takano... ¿estás hablando en serio? ¿Podrías enamorarte de mí?
—Creo que si –desveló Takano–. Me gusta cuando te desvelas por mí, eso me hace sentir que soy alguien importante para ti –Yokozawa se ruborizó más aún–.
Que estés tan pendiente de mi, en todo momento... me gusta y me hace muy feliz.
—Takano-san...
—Se te da muy bien cuidar y proteger a los demás ¿no es así?
También cuidas y mimas a Sorata, aunque no sea tu mascota y, sinceramente, lo haces mucho mejor que yo.
Es algo innato en tí, cuidas de todos sin necesitar un porqué.
Pero, nadie cuida de ti...
Me gustaría ser quien te cuidara, Yokozawa. Pero eso, no depende de mí y no quiero hacerte daño –Takano se palpó el pecho–.
Estos sentimientos de dolor, no me abandonan. No puedo librarme de él, por mucho que quiera.
—Acabas de decir que quieres librarte de él –apreció Yokozawa–. Eso es un gran avance.
—Supongo... –resopló Takano cabizbajo.
—No seas tan duro contigo mismo Takano, no te lo mereces –observó Yokozawa–. Las heridas requieren tiempo para cicatrizar.
—Tengo que aprender a amar de nuevo –Takano se quedó mirando fijamente a Yokozawa.
—¿Ah...? –dijo Yokozawa desconcertado.
—Me gustaría saber si, realmente, puedo enamorarme de nuevo.
—¿Qué estás insinuando, Takano? –Yokozawa sintió que su corazón le empezaba a latir muy deprisa.
—¿Quién mejor que tú, para intentarlo? me gustaría enamorarme de tí, Yokozawa-san.
Me gustaría hacer el amor contigo... Pero, no quiero crearte falsas esperanzas ni hacerte daño, jamás me lo perdonaría si...

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-...Asumiré el riesgo –interrumpió Yokozawa, posando su mano sobre la barbilla de Takano para besarle dulcemente en los labios–. Quiero amarte, aunque solo sea una noche.
—Yokozawa se dedicó a masajear la entrepierna de Takano para estimularlo.
—Aaah... –jadeó Takano.
—Déjame intentarlo, Takano –suplicó Yokozawa–, déjame ayudarte a olvidar...

Takano y YokozawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora