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Yokozawa se metió en la ducha, para refrescarse después del sexo.

Pero, dejó la puerta entreabierta sin querer, lo que, Takano interpretó como una invitación

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Pero, dejó la puerta entreabierta sin querer, lo que, Takano interpretó como una invitación.

—¿Puedo entrar?
—Ah...Takano –Yokozawa se asustó al sentir que Takano se había asomado por la puerta–, enseguida termino...

Yokozawa cerró el grifo de la ducha y tanteó, a ciegas, una toalla para enrollársela alrededor de la cintura.

—... puedes pasar.
—No me refería a eso –Takano apretó las nalgas de Yokozawa con sus manos.

Takano se puso de rodillas, para deshacerse de la toalla de Yokozawa.

Yokozawa estaba totalmente desnudo ante él.

—¿Qué se supone que estás haciendo, Takano?
—Te quiero dar las gracias –respondió Takano–. Has sido muy gentil conmigo.

Nada más terminar de hablar, Takano se metió en la boca el pene Yokozawa.

—Oooh...Takanoooh...no...es
...necesario...Aaah....AAah...sigue.

Ante la impetuosidad de Takano, Yokozawa tuvo que retroceder para apoyarse en la pared del cuarto de baño.

Takano observó esto y despegó, ligeramente, el trasero de Yokozawa de la pared para penetrarle con dos dedos.

Sus dedos eran más largos y finos que los de Yokozawa, por eso Takano era capaz de penetrar a su amigo de manera más profunda.

Yokozawa se corrió casi al instante en la boca de Takano y, éste último, le dió la vuelta para ponerlo de cara a la pared.

—AAAAAAahhhhh....¿Qué...hac-...?
Su pregunta fue silenciada por los fuertes y duros embistes que Takano le estaba proporcionando contra la pared.

—AAAAAAHHHH...AAAaaaahhhh...
AAAAAAAAAAAAHHHHH...Aaah

Yokozawa se retorció y dejó que cayera un hilito de saliva por las comisuras de sus labios.

Takano se apretó a los hombros de Yokozawa y le penetró de nuevo, brutalmente.

Takano era una bestia indómita y Yokozawa lo sabía, por eso no se quejó y lo alentó. Le gustaba que su amigo se desahogara con él.

—Sigue...siguehhh...no...pares...Aaaah.
AAAAAAAaaaaahhhhh...T-takano-san.

Takano agarró con fuerza el pene erecto de Yokozawa desde atrás y empezó a masturbarlo, en esa posición. Mientrás Yokozawa gemía y gemía apoyándo sus brazos en la pared.

—Ayúdame a masturbarte –dijo lascivamente Takano.
Yokozawa bajó sus manos y obedeció.
Ambos, lograron que Yokozawa se corriera otra vez.

—AAAAAHHHHhhh.... AAAAHHHHH –exclamó Yokozawa.

—Me gusta el eco de tu voz en el baño –confesó Takano–. AAaaah...AAaaah...
AAaaahh...me gusta estar en tu interior... Yokozawa.

Takano le dió la vuelta a Yokozawa y le levantó la pierna derecha, para que la apoyase sobre su hombro izquierdo y seguir penetrándolo en esta postura.

—¿Te...gustaaahh...así...AAAAhhh?
Takano se dedicó a mordisquear y lamer los pezones erectos de Yokozawa. Mientrás éste último, se aferraba al cuello de su amigo.

—SIIIHHhhhh....AaaaAahhh...me...
C-coorrooohh...otra....vez...Aaahhh

—Y-yo... también...me...m-me...voy a correr...dentrooooOooh –dijo Takano.

Yokozawa y Takano se corrieron juntos ésta vez.

—Has...estado increíble, Takano –dijo un agotado y satisfecho Yokozawa.
—Gr-gracias...tu también.

Purificaron sus lascivos y sudorosos cuerpos en la ducha. Juntos.

Después, se sentaron en el sofá para ver la televisión.

Sorata se despertó de la siesta y saltó en el regazo de Yokozawa.

—¿Qué pasará ahora con nosotros, Takano?–preguntó Yokozawa acariciando el lomo de Sorata– ¿Qué pasará con nuestra relación?—Miaauu

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—¿Qué pasará ahora con nosotros, Takano?–preguntó Yokozawa acariciando el lomo de Sorata– ¿Qué pasará con nuestra relación?
—Miaauu...–Sorata pidió la atención de Takano y éste le acarició la barbilla.
—Dejémos que sea el tiempo, el que lo decida por nosotros.

Takano y YokozawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora