El sonido de mi teléfono resonó en toda mi habitación, sin ganas lo cogí y apague aquella alarma que me devolvía a una vida que no había escogido, que por mucho que la aceptara no me gustaba y lo único que me hacia vivir cada día, era la esperanza de que en un futuro no muy lejano eso cambiara. Me senté en la cama para despertarme y unos ojos me vinieron a la cabeza eran suyos, aquel chico me había impactado (y si recordaba como había hecho el ridículo delante de el) pero no lo volvería a ver, como siempre me obsesionaba con detalles que para otras personas eran insignificantes. Yo era la típica chica que intentaba ver el lado positivo de las cosas y por mucho que todos en mi alrededor intentaran traerme de vuelta al mundo real, donde todo es frustración y desesperación yo siempre me aislaba de todo eso en mi cabeza donde yo era la que decidía como vivir.
Me levanté de mi cama y me dirige al lavabo hacer mi rutina: hice mis necesidades, limpiarme la cara y los dientes y por ultimo me dirigí a mi habitación, cuando llegue me mire al espejo y podía ver mi pelo rubio oscuro a causa de los años y los rizos naturales, más abajo mis ojos grandes y marrones oscuros, una nariz que era heredada de mi familia materna y mi boca que era común pero para mi era perfecta. En conjunto mi cara era común pero tenía algo que no sabia porque pero la hacía atractiva. Me frustraba siempre, había pensado que yo era un cero a la derecha y que todas las chicas a mi alrededor se sentían mejor, pero eso había cambiado hacer poco me valoraba mas y no iba a ser un espejo donde la gente se podía ver y sentir mejor, sino que también podía ser como ellas y no esa amiga que siempre se tiene y es la fea del grupo.
Cuando acabé de maquillarme me dirigí al cuarto de mi hermano y lo desperté (no ser como con 14 años no podía despertarse sólo). Mi hermano era tres años menor que yo y siempre habíamos tenido unas diferencias pero era mi hermano y lo quería. Aun que nuestra unión se había roto a causa de una situación en que mi familia se había roto.
Hacia ya unos cuantos años mí familia había pasado por un año donde todo mi mundo de felicidad se desmorono, pero la verdad es que a causa de todo lo que sucedió descubrí el verdadero mundo donde las persona no tienen bondad, donde todos piensan en ellos mismos y donde la alegría de un niño desaparecía en la oscuridad del mundo dónde vivíamos.
Toque su puerta- Pierce, despierta vas a llegar tarde- como cada mañana hacia. Lo suyo no era madrugar para ir a estudiar pero tenia que reconocer que era muy inteligente para lo que quería.
El como siempre me respondió con un gruñido y un déjame en paz medió dormido, pero no iba a insistir (era su problema).
Cuando ya estaba vestida con unos pitillos negros, una camisa a cuadros azul y roja suelta y por último unas bambas negras, iba cómoda y fresca ya que estábamos a finales de marzo.
Cogí mi mochila y observe que mi habitación estuviera medianamente ordenada cosa que hacía cada día antes de irme al instituto. Ese sitio donde te enseñan asignaturas (o eso es lo que dicen a los adultos) pero todos sabemos que hay te enseñan a sobrevivir en un mundo donde adolescentes que a ojos del profesorado son ángeles, y a las espaldas eran como caníbales que querían verte suplicar por tu vida y tu solo quieres pasar desapercibido, pero si te llamas la atención de algún modo nunca podías salir bien parado en ese mundo sino eras de los populares.
Las clases me pasaron realmente rápidas, no lo entendía pero no podía quitarme ésos ojos de mi mente, pero poco a poco apareció el resto de su rostro en mi mente, su dentadura perfectamente alineada y su piel notablemente bronceada con su barba de dos días que la hacía irresistible...tenia algo exótico en su postura pero tenia que olvidarme de el. ( Y si el también pensaba en mi? Pero que digo, seguramente había sido una anécdota graciosa que contar a sus amigos)
ESTÁS LEYENDO
amor indecente (pausada)
ChickLitDesde cuando la edad a sido un obstáculo en el amor. Sigue a nuestra pareja en su historia de romance, decepción, secretos, pasión, etc... Franco era un verdadero enigma para nuestra protagonista Abie. El escondía secretos que nadie podía imaginar...