IV

18 2 0
                                    

Había pasado aproximadamente un mes de tantas charlas y salidas con Evan, cada que salía de la preparatoria él estaba afuera esperándome para así acompañarme a mi casa. Cada minuto con él era magnífico, me hacía sentir única y especial, todo abrazos, besos inocentes en la mejilla, cariños y algunos regalos. Él era simplemente único para mi.

Y ahí estábamos, caminando hacia mi casa y yo con un ramo de rosas entre mis manos.

-Son muy bonitas.- No pude contenerme a oler el aroma que ellas producían.

-Tu eres más bonita.- se acerco a mi oído y susurró.- Eres perfecta.

Bese su mejilla y seguimos caminando y conversando hasta llegar a mi casa. Me gire mirandolo atenta, quería grabar su rostro y su sonrisa en mi memoria, si era posible hasta tatuarmela.

-Quiero preguntarte algo.- Asentí. Tomo mi mano libre observando mis dedos.- No sé si sea el momento pero no puedo esperar más.

Comencé a sentir ese nerviosismo en todo mi sistema, sabía a qué se refería.

-Camille, me gustas bastante. Eres una chica estupenda, siempre tienes esa sonrisa preciosa que me encanta. Por alguna razón cada que te veo tengo ganas de abrazarte y poder decir lo mucho que te quiero y creo que es el momento.. o eso creo.- Reí.- Camille... Mierda, soy muy estúpido para esto.- cerro sus ojos causandome ternura.- ¿Quieres ser mi novia?.

Abrió sus ojos observandome. Negué llevando mi mano a su mejilla, acaricie su piel.

Dile que no.

-Me encantaría.

De un momento a otro mis pies ya no tocaban el piso y estaba dando vueltas en el aire pero en sus brazos. Me bajo abrazándome con tanta fuerza y le correspondí lo más que pude.

-Te prometo que no te vas a arrepentir.- Susurro.-

Oh claro que sí.

Su rostro estaba muy cerca del mío y pude apreciar sus ojos como nunca, en ese instante sus labios tocaron los míos formando un beso tranquilo y tierno. Me aparte un momento por falta de aire, él seguía observandome mientras sonreía.

-¿Te veo mañana?.- me soltó bajandome al suelo con cuidado.

-Por supuesto.- Sonreí apartandome y comenzando a caminar hasta la puerta de mi casa. Alcé mi mano y la agite en forma de despedida, el hizo lo mismo. Finalmente entre a mi casa cerrando la puerta.

Evan Murphy era mi novio ahora, nunca me había imaginado que ese chico que había conocido en una parada de autobuses sería mi novio, ¿Loco, no? De la forma que haya sido yo estaba completamente feliz.

∆∆∆

Mi felicidad seguía al límite, Evan siempre estaba ahí para ayudarme y apoyarme tanto en problemas de estudio como emocionales. Él siempre tenía la respuesta a cualquier problema, durante cinco meses tuvo la respuesta a todos mis problemas, incluso cuando mi padre no estaba en casa el me cuidaba y después se iba a su casa. Mi padre de una forma rara lo había aceptado, pero siempre y cuando supiéramos llevar la relación de forma responsable. Siempre hicimos las cosas bien, siempre llevamos nuestra relación al pie de la letra, o casi siempre.

Eran las dos de la tarde cuando habían dado por finalizar las clases. Pude sentir unos brazos rodearme y hacer girar un par de veces. No pude evitar reírme y gritar que me bajarán, al hacerlo pude darme cuenta de que era Santiago.

- ¡Pase física!.-grito con emoción, hice lo mismo abrazandolo.- Gracias por ayudarme a estudiar, Cam. ¿Que quieres? Te invitaré lo que quieras.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 06, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

GIVE ME SOME MORPHINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora