El tal Peter resultó ser un estudiante de empresariales. Me cuenta que estamos en Aberdeen —lo cual yo ya sabía—, una ciudad escocesa. Me llama especialmente la atención lo bien que habla español, tanto que no puedo evitar preguntarle el motivo.—Estuve en Barcelona estudiando —dice sin más, cortando un trozo de su Haggis* y llevándoselo a la boca—. Me faltaban dos asignaturas para terminar la carrera, y me dijeron que era una manera fácil de aprobarlas. —Niega con la cabeza de forma cómica—. Lo que no me comentaron es que en España hay tantas fiestas divertidas a las que asistir, así que no aprobé ni una.
Me río y asiento. Hago lo mismo que él, llevándome a los labios ese pudin salado, y no puedo evitar sentir un fuerte picor en la garganta. Comienzo a toser y, antes de que se lo pida, me acerca el vaso de agua.
—¡Joder! —protesto—. No sabía que picaba tanto.
Se ríe de mí el muy cínico. Bien podría haber avisado.
—Ni yo que eras tan sensible, bonita —dice sin más, llevándose de nuevo el pudin del infierno a los labios—. Es una auténtica delicia.
Tras varios intentos, y únicamente dándole un trago al vaso de agua después de cada bocado, consigo terminarlo todo.
Después de terminar la comida, me invita a dar una vuelta por la ciudad. ¡Qué bien! Ya tengo guía.
Me lleva primero a la catedral de Saint Machar, según él uno de los lugares más espectaculares y una parada más que obligada. Después nos acercamos a la zona de la antigua universidad de Aberdeen, sobre todo nos paramos más tiempo en la capilla del King's College. Y así nos pasamos el rato, entre risas y lugares de interés que me dejan con la boca abierta.
Estoy segura de que Roma me encantaría, aunque dudo que tanto como esto. Todo es espectacular.
—Te va a entrar una mosca —dice, apreciando mi boca abierta como una idiota. Suelta una pequeña risa, motivo por el que le asiento un pequeño guantazo. ¡De mí no se ríe nadie!
La tarde pasa entre risas, aunque lo mejor viene después. Me lleva a un sitio de estilo antiguo, pero muy bien cuidado. Escucho como le pide algo al camarero, aunque ni idea de qué. Lo observo embobada, me resulta increíble la facilidad con la que cambia de idioma.
Esperamos durante unos minutos, hasta que el joven nos trae dos copas y deposita un líquido dentro de ellas. Lo observo dudosa.
—Drambuie*—dice sin más—, está buenísimo.
—¿Quieres emborracharme para aprovecharte de mí? —pregunto, medio en broma, medio en serio.
Se lleva una mano al pecho de forma teatral.
—Vaya, señorita. Me ha pillado —dice teatralmente.
Me río antes de acercar la copa a la nariz y aspirar su aroma. ¡Huele de vicio! Después de dudar durante un momento le doy un pequeño trago.
¡Ay! Siento como me quema la garganta, aunque eso puede ser debido a que nunca bebo alcohol. Le dirijo una mirada, y siento como sus ojos azules me taladran. Trago saliva justo antes de darle un fuerte sorbo a la bebida que tengo frente a mí.
Todo en conjunto consiguió convertir un día de mierda, en un verdadero descubrimiento: una Flor diferente, aventurera y que es capaz de sonreír ante los inconvenientes.
Después de todo me va a costar más de lo que pensaba decirle adiós.
*Haggis: Pudin salado elaborado con asaduras picadas de oveja, cerdo o vaca y mezcladas con cebolla, avena y especias. Es algo picante y suele ir acompañada por nepes y tatties (nabos y patatas).*Drambuie: en gaélico «la bebida que satisface», es un licor de origen escocés compuesto principalmente de whisky, miel, hierbas aromáticas y especias (comúnmente azafrán y nuez moscada). Posee un tono amarillo con aromas que recuerdan al regaliz y a la miel.
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Destino Aberdeen
NouvellesEstá todo preparado, todo listo para el que va a ser el viaje de mi vida. Todo excepto mis amigas. Genial, me han dejado tirada como un viejo trapo. Pero no pasa nada... ¡Yo me voy a Italia! Todo parece ir bien hasta que me despierto en medio de...