Capitulo: 06

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Después de pasar el día con Juni, llegue a mi casa de eso como a las ocho y media, todavía sonriendo por culpa de el.

La casa esta hecha un desastre, olía mal como si hubieran fumado dios sabe que, la única luz que alumbraba en toda la casa y que medio iluminaba la sala provenía de la cocina, apenas entro a la cocina me consigo a mi mama con un nuevo novio comiéndose las bocas, el entre sus piernas y ella sentada en la mesa dejándose manosear, no me sorprendía que estuvieran hay a mi madre no le importaba que la encontrara en situaciones como esa.

Mire hacia otro lado por que no quería seguir torturándome con esa imagen de mi madre y ademas con  el maquillaje corrido, el labial hasta el cuello y con sus ojos hundidos llenos de lujuria, drogas y el alcohol, deje todas mis cosas y el regalo que me dio Juni en el sillón de la sala de estar.

Me escabullí de la cocina con dirección a mi cuarto, a encerrarme y entretenerme a esperar que ellos se metan al cuarto de mama para poder bajar a comer algo, Cada vez que pasaba eso en el mejor de los casos se desnudaban en la sala y subían al cuarto y en el peor de los casos se desnudaban y tenían sexo en la cocina.

Y yo siempre haciendo un esfuerzo para imaginar que mi madre no estaba haciendo esas cochinadas, anda mas para demostrar el hecho de que ya supero a mi papa cuando los dos sabíamos que era mentira, En ocasiones la encontraba mirando la fotografía de su noche de bodas, era una foto donde ambos se veían felices juntos y la mirada en sus rostros era increíble.

Me dolía, aun que se me hacia difícil hacerme el fuerte, al principio pensé que si me hacia el fuerte podíamos salir de esta y ella recapacitaría y lo intentaría conmigo, pero ella nunca noto eso pues estaba muy sumergida en su propio dolor, la única razón por la que sigo en esa casa es por ella, lamentablemente me daba asco y grima seguir en ese pozo oscuro y solo a el cual llamo hogar, ¿como se podía amar y odiar tanto a una persona?

No escuche ruido, por lo cual supuse que ya se habían metido en el cuarto de mi madre, pero estaba equivocada, al salir de mi habitación, lo vi sosteniendo el disco, lo tenia en sus manos y lo había destapado como si nada, mientras mi madre se carcajeaba de las cosas que el decía, ella andaba muy borracha.

- ¿Quien usa estas mierdas hoy en día? - Dijo en tono de burla lanzando el CD contra la pared, el cual al chocar contra el muro la portada se destrozo.

Al ver lo que había hecho ese maldito imbécil mis manos se tensaron, las aletas de mi nariz se abrieron y sentía las orejas calientes y con la respiración ahitada. había puesto sus asquerosas manos en algo que era muy importante para mi, y lo único que me había hecho sonreír en todo este tiempo.

- ¡¡Que sea la ultima vez que toques alguna de mis malditas cosas!! - Grite a todo pulmón, haciendo que se sorprenda, yo nunca había gritado o alzado la voz.

Siempre dejaba que sus novios hicieran lo que querían y que se pasearan por toda la casa como si fueran dueños del lugar, Frunció las cejas sabia que estaba enojado.

- A mi no me hables así, estúpido maricón - Dijo con los dientes apretados, mientras empuñaba sus manos.

Se giro y tomo el disco, sin darme cuenta, ya me estaba acercando a el, no fue la mejor decisión pero ya esta harto, antes de que pudiera quitarle el disco de sus manos, lo partió en dos y lo arrojo al suelo, Entonces, hice lo inesperado, corrí hacia el y le di un puñetazo en el rostro haciendo que mi mano me doliera y frunciendo su ceño.

Apretó mi brazo y me zarandeo, lance un sonido lastimero, mi cuerpo parecía a esas muñecas de trapo, las cuales se baten con facilidad, Mi madre solo estaba pasmada mirando lo que estaba sucediendo, ni siquiera creo que pudiera darse cuenta.

- ¡¡ SUÉLTAME, Cabrón de mierda!! 

- ¡¡Eres un maricón!! 

Sus manos se apretaron en mi cuello y apretaron, Vi sus ojos vidriosos y rojos de ira, sin embargo, no le pedí que me soltara, Debí imaginar que la felicidad duraría poco, no debí ilusionarme ya que la felicidad dura muy poco, Las personas como yo no pueden tener sueños ni esperanzas, solo un cielo gris y soledad.

- ¡¡Esteva, suéltalo ya!! - Escuche el grito de mi madre, entre todas las maldiciones y ajetreo, pareció calmarlo, pues sus dedos aflojaron y aproveche ese momento para soltarme de su agarre.

El hombre parecía confundido, se me quedo viendo y luego volteo hacia donde estaba mi madre, por un instante pensé que le pediría que se fuera y nosotros nos quedaría y saldríamos adelante, por un momento llegue a pensar que había sido suficiente y que al fin mi madre entendería que estaba haciendo las cosas mal.

- Esteva, sube a la habitación espérame hay y no vuelvas a tocarlo 

Mis ojos se llenaron de lagrimas, segundos después mi rostro estaba lleno de agua salada, También entendí que ya no había arreglo para esta situación, me dolia saber que ya no habia nada entre mi madre y yo ese fuerte vinculo que alguna vez existio eso ya se marchito y murio, y yo no podia con eso ya no queria seguir aqui. 

Corrí hacia la salida, no quería estar aquí, necesitaba irme aun que escapar me convirtiera en un cobarde.

Una vez en el exterior, no sabia a donde ir ¿A donde podía ir? corrí, sin detenerme a pensarlo, fui hacia el sin meditarlo, Llegue al hospital y me detuve al frente del edificio, con los brazos colgando a mi lado, necesitaba recuperar mi aliento, no podía respirar casi de lo agitado que estaba.

¿Que se suponía que estaba haciendo? ¿De verdad estaba pensando que el me ayudaría? si algo había aprendido era que no debía confiar en las personas, Si mi propia madre la personas que me debería cuidar no le importo, no le había interesado nada mas que sus novios, ¿Por que un completo desconocido se interesaría?  Y en caso de que el fuera diferente ¿De verdad iba a permitir que una persona tan buena se marchara de mi lado? No, no podía hacerle eso, no después de que me mostrara que si se puede ser feliz, Juni y su madre se merecían lo mejor, no mi mundo.

Solté un suspiro me supo amargo y que me dolió hasta los huesos después había decepción y decisión.

Le di una ultima mirada al hospital antes de irme

- Gracias, Juni Mirabal.

Me despedí y me fui.






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