03. Deja que fluya

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Blake Palmer

Habían pasado dos semanas y dos días exactamente desde la cena con Christine. Dos días en los que no había pegado ojo prácticamente en toda la noche debido a los nervios, y tu te estarás preguntado "¿nervios porqué?", así que voy a ponerte un poco en situación.

Dos días atrás

No podía creer lo que estaba pasando, me había quedado parada mirando como Christine movía los labios, y digo esto porque después de lo que había dicho la había dejado de escuchar debido a la bomba que acababa de soltar así a la ligera.

—Espera, espera, echa el freno vaquero. Rebobina un segundo, ¿Mónaco? Me ha parecido escuchar Mónaco, puedes sacarme de mi error antes de que colapse, por favor?

—No Blake, has escuchado bien, he dicho que en dos días nos vamos a Mónaco y me parece que aún no he escuchado hoy que soy la mejor hermana del mundo...

—Eres consciente de que como esto sea una broma tengo planeadas veintitrés maneras distintas de matarte y esconder tu cadáver sin que nadie se entere de nada y que no me inculpen, no?

—La verdad, vivía más tranquila sin saber esa información, pero no es una broma, para mi seguridad mental... —murmuró esto último.

—Pero si salimos en dos días... ¡Oh dios mio! —exclamé puesto que me acababa de dar cuenta de lo más importante de todo el asunto. —Esas fechas coinciden con... Dios Christine eres la mejor hermana del mundo, ¡nos vamos al gran premio de Mónaco!

—Corrección, tú te vas al gran premio de Mónaco, yo me voy a un congreso sobre neurocirugía con Stephen en esas fechas, por cierto me debes trescientos veintiocho dólares por el viaje y el alojamiento.

—A ver si lo he entendido bien, me has "regalado" un viaje que voy a tener que pagar de mi sueldo?

—Ahora que lo dices en voz alta me haces sentir una mala persona, quedaba mejor en mi cabeza. —contesta indignada. —¿Sabes que? Pensándolo mejor te lo voy a dar como un regalo de cumpleaños adelantado, porque los veintiocho solo se precumplen una vez en la vida. —dice entre risas.

Actualidad

Y ese es el motivo por el que tengo unas ojeras más grandes que mis ganas de romper mi móvil cuando escucho la alarma a las siete de la mañana todos los lunes.

Para sorpresa de todos vosotros, lo peor no han sido las noches sin dormir. Lo peor ha sido estar encerrada durante ocho horas en un maldito avión que ha sufrido turbulencias la mayor parte del viaje y para que quede claro, no me llevo bien ni con las alturas ni con los espacios cerrados, por lo que este ha sido un maravilloso viaje. Es por ese motivo también, por el que me bajo del avión con pintas de indigente, mientras que a mi lado Christine parece que acaba de salir de una siesta reparadora y Strange... Sigue siendo Strange

Obviando todo lo anterior, una vez hemos cogido nuestras respectivas maletas, nos dirigimos hacia el hotel en el que tenemos hecha la reserva para este fin de semana.

—De acuerdo, aquí tienen las tarjetas de sus habitaciones, que disfruten de su estancia en nuestro hotel. —nos dice la recepcionista mientras nos entrega dos tarjetas.

—Espera, ¿dos habitaciones? —pregunta Strange sorprendido mientras nos dirigimos al ascensor. —Christine, si querías pasar una noche mágica conmigo solo tenias que pedirlo, no hacía falta esta indirecta de la habitaciones, yo estaría encantado de concederte tu deseo. —dice con una sonrisa ladeada y levantando las cejas.

—Cuidado rarito que se te nota la necesidad. —le contesto divertida por la situación. —Obviamente una habitación es para ti solito y la otra para nosotras dos... Aunque después de esta declaración dudo de lo solo que vayas a pasar la noche...

Inferno  » [Tony Stark] «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora