04: No hay luz sin oscuridad

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Tony Stark

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Tony Stark

Tengo que admitir que la situación se me había ido de las manos en un abrir y cerrar de ojos. Como si no me hubiera bastado con casi acabar aplastado contra el muro de contención debido a un ya tan habitual mareo, aparece de la nada un tipo con látigos a lo Christian Grey, pero de esos que en vez de excitarte, te parten en dos, una lástima debo decir. Esto nos lleva a la actualidad, donde estoy aún aturdido en el suelo y con el señor Grey acercándose peligrosamente hacia mi persona.

Al intentar levantarme, mi vista cae en el espejo retrovisor del coche en el que iba y sorprendido veo como una mujer, que me resulta extrañamente familiar, se acerca al hombre que empieza a levantar uno de los látigos para golpearme con él. Y si verla acercarse a ese extraño sin ningún miedo me había sorprendido, nada me había preparado para ver lo que ocurrió a continuación.

De las manos de la mujer empezaron a salir lo que parecían ser chispas, hasta que estas se convirtieron en llamas y envolvieron sus manos por completo a la vez que gritó, lo cual despistó al hombre y ella rápidamente tiró de los látigos para alejarlo de mi. En ese momento llegó a mi lado un coche conducido por Happy. Pepper rápidamente se bajó de este para acercarse a mi.

—Dios, ¿Tony, te encuentras bien? —me preguntó mientras se arrodillaba junto a mi, al parecer no le importaba que un loco psicópata armado con látigos eléctricos estuviera a pocos metros de nosotros mientras se encaraba con una extraña mujer con fuego en las manos, ¿a quién le preocuparía eso?

—He estado mejor. —contesto mientras me levanto del suelo. —El traje, necesito mi traje. —digo a la vez que me acerco al coche y cojo una maleta. Presiono un botón y de esta se despliega uno de mis trajes incorporándose ya a mi cuerpo.

Cuando se está acabando de ensamblar el traje, oigo otro grito que proviene de la mujer que me ha salvado y me giro inmediatamente hacia donde ellos dos están peleando. Es ese momento en el que me percato de las lágrimas que caen por las mejillas de la chica y al instante siento como si algo me apretara el pecho al reconocerla como la chica de los guantes que vi hace un par de semanas en las puertas del hospital.

Decido no perder más tiempo y me acerco a ellos, porque a pesar de que ella lo ha mantenido bajo control todo este tiempo no sé cuanto más pueda aguantar así. Una vez ahí, tiro de uno de los látigos desde su espalda, al igual que había hecho ella antes, y hago que se centre únicamente en mi. Le dirijo una mirada a ella para que se retire, pero para mi sorpresa, ella me devuelve la mirada a la vez que niega con la cabeza mientras se limpia las lágrimas con rudeza y veo como toma una larga respiración.

—¿En qué demonios está pensando esta mujer? —murmuro mientras paro uno de los látigos con los que intenta golpearme el hombre. Él aprovecha eso y enrolla el látigo a lo largo de mi brazo mientras que el otro lo hace alrededor de mi cuello. —Mierda, ¿Jarvis? —pregunto mientras me hace arrodillar.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2018 ⏰

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