Corruption [✿] Chūya Nakahara

IX | ❀

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— ¿A quien estamos buscando, idiota?— pregunto Chūya, siguiendo los pasos de su compañero castaño.

— A una linda chica que trabaja en este lugar— explicó con un aire de alegría que le causó náuseas al pelirrojo.

— Lo más seguro es una de esas pobres chicas a las que acosas para que se suiciden contigo.— comentó, rodeando los ojos fastidiado. Siempre era lo mismo.

— Ojalá, pero no— hizo una pequeña mueca al recordarlo, subiendo al último escalón y dirigiéndose al final del pasillo —. Por alguna razón pienso que te va a caer bien.

— Tsk, lo dudo.— murmuró, unos segundos antes de que su compañero tocara la última puerta y apareciera una linda chica de ojos cafés.

— ¡Hana! ¿Cuánto tiempo?— no paso ni un segundo cuando la palma de la joven estalló contra la mejilla del castaño. Chūya no pudo evitar reír ante lo antes sucedido.

— ¡Ja! Tenías razón, la chica me agrada.— mostró una sonrisa, se notaba que estaba contento por lo que estaba pasando.

— ¿Tú quién eres?— dirigió una mirada feroz al bajito.

— Chūya, el compañero de este suicida.— rodeo los ojos al escuchar las palabras del mafioso.

— Por favor Hana, necesitamos tu ayuda.— suplicó Dazai, sobando su mejilla rojiza.

— Pasó.

Estaba a punto de cerrar en sus caras, cuando se interpuso, el pie del pelirrojo. Este lo miro con una seriedad que le causó escalofríos, así que no le quedó de otra que oír lo que había que decirle.

— Como había dicho este inepto—meneo su cabeza a un lado señalándole a Dazai, y la siguió mirando decidido —. Necesitamos tu ayuda, solo tu habilidad nos sería como un As bajo la manga que nos aseguraría la victoria.

— ¿Y qué recibo a cambio?— cuestionó desafiante, no se iba a dejar utilizar por ese par.

— ¡Un suicidio doble conmigo!— exclamó el castaño con una sonrisa.

— Negativo.

— Lo que tú desees.— dijo Nakahara sin despegar el ojo de encima de ella, volvió a sentir un escalofrío pero esta vez fue algo diferente.

— Está bien— aceptó, mostrando una sonrisa—. Los ayudaré— dijo dando un paso hacia adelante y cerrando la puerta detrás suyo, quedando a unos centímetros de ellos, miro con picardía a Chūya—. Pero ganaré una cita contigo.

— ¿Qué?— abrió los ojos de par en par, parecía haber escuchado mal.

— ¡Hecho!— Dazai acepto el trato sin dudarlo.

— Perfecto— mostró una sonrisa de victoria ante el pelirrojo que se mostraba desconcertado. Se acercó aún más a él y acarició su mejilla—. Espero nuestra cita con ansías, amor.

La chica se dio media vuelta y salió del lugar seguida de Dazai, dejando atrás a Chūya que se quedó algo anonadado por el acto de la joven, era un adolescente, no podía evitarlo, aún que a decir verdad estaba algo contento con su petición, no podía negar que era linda.

— Eres un tigre— se dijo así mismo con una sonrisa, antes de reaccionar y salir detrás de ellos que ya se encontraban en el estacionamiento.

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