Capítulo 1

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ANYA

Que jodida hora es esta para levantar a alguien, pensé. Sí mis queridos amigos, hoy es mi primer día en mi nueva y amada escuela espero que se note el sarcasmo.

— Vamos Anya, llegarás tarde. — chilla mi madre desde su habitación sí, me quiere tanto que me despierta a voces. — Ya voy madre. — digo un tanto seca. Me visto y me arreglo y solo bajo y espero a mi madre a que se vista. ¿Porqué será que siempre se arregla tanto cuando me lleva al instituto? Bueno eso será pregunta sin respuesta, vi bajar a mi querida madre por fin y salimos de mi casa para subirnos al coche.

Este nuevo pueblo me gustaba, era un tanto diferente a las otros, este era más rural con bosques gigantescos y gente bastante simpática, o al menos mis vecinos.

Y llegamos al tan esperado instituto Forest Tower, me espero un año como en todos, aburrido y completamente sola. ¿Pero porqué sola? Pues porque no me gusta estar rodeada de gente que solo va contigo por la forma en la que vistes o cuanto dinero tengas en el banco.

— Mamá, tienes que venir a las 15:45. — Mi madre se la pasaba viendo a la entrada como si buscase a alguien. — ¿Mamá, me has oído? — dije nuevamente para ver si mi madre me prestaba atención por una vez. — ¿El que? Eh si, si cariño a esa hora estaré en la puerta, adiós te quiero. — dijo tan rápido que ni me miró. Gracias madre yo también te quiero, pensé.

Entré por la puerta del instituto y lo que me encuentro es demasiado raro para mi gusto, todos iban con putos uniformes. ¿Porqué cojones no me habían avisado? Fui a dirección para pedir una explicación o al menos me dieran el puto uniforme y si no me lo daban hoy no iba a entrar por esa puerta.

— Perdona, no tengo uniforme ya que soy nueva y nadie me ha avisado. — dije un tanto impaciente. — Oh claro cielo, toma creo que este te irá bien. A tu madre se le olvidó el otro día cuando vino a arreglar todos los papeles, me he acordado porque sois idénticas — dijo risueña la señora. — Oh, gracias entonces. — y me fui hacia el baño para cambiarme. ¿Como no se le iba a olvidar a mi señora madre de algo, como no?

Me vestí lo más rápido que podía y salí para ir a mi puñetera clase, no os esperéis que os cuente qué "Oh wow, todos se me quedaron mirando y de repente me choqué con el chico más guapo del instituto" JA JA JA, porque no. Las cosas así solo suceden en WattPad, no en la vida real.

Entro y me siento en la tercera fila de la clase al lado de la ventana, al menos tendría buenas vistas cuando estuviera amargada o con la regla. Estábamos todos sentados y entró la profesora, os lo resumo porque sino esto se hace eterno.

Me presenté y empecemos la clase. ¿Lo mejor? Eran putas matemáticas, la asignatura que más odio y en la que no entiendo nada. Por muchas clases particulares que tome siempre me pierdo buscando la puta (x). Para que mierda nos tienen más de cuatro años buscando eso, dios.

— Pss, nueva. — Escucho una voz detrás de mí, quién cojones me molesta mientras estoy insultando a las matemáticas. — Nueva gírate anda. — dijo otra vez, y no será pesado el chaval. Me giro y me encuentro con un tío bastante guapo hay que reconocerlo pero se notaba a leguas de que este era tonto. — Tengo nombre sabes. — dije lo más borde que pude. — ¿A sí, y cómo te llamas ricura? — Uy espera este es el típico tío popular que se quiere fornicar a la nueva, por si no entendéis la palabra fornicar es follar. — Anya chaval, y deja de dar el coñazo. — dije para volver a lo mío.

Acabé por fin la clase de matemáticas y me tocaba ir al recreo, yo como siempre me fuí a la biblioteca ya que quería seguir leyendo cualquier libro que encontrase. Escogí el que era de mi agrado y empecé con mis veinte minutos de relajación sin que nadie esté dando el coñazo. Estaba muy tranquila cuando veo a una chica sentándose a mi lado, no quiero ser tampoco una antisocial de mierda así que le hablé. – Hola, soy nueva me llamo Anya Groft. ¿Cómo te llamas? – digo esperando una respuesta. – Hola Anya, me llamo Camila. ¿Eres la nueva? Wow, no me esperaba que fueras así. – dice sorprendida. – ¿Por qué no me imaginabas así? – preguntó con curiosidad. – Oh, por qué pensaba que serías la típica borde como lo son todos en este pueblo. – No soy así llevo la cara de mala ostia siempre pero en el fondo soy como un trozo de pan, no te preocupes.. – digo regalándole una sonrisa.

En vez de pasar el recreo leyendo como siempre hacía me la pasé hablando con Camila, era una buena chica y la única que se decidió seguir hablando conmigo. Pero cuando sonó el timbre de vuelta a clase tuvimos que volver, no sé porque siempre me miraban como si fuera un bicho raro. Pero yo seguí mi camino sin detenerme a mirar a esos mirones. – Oye Anya. ¿Te has mudado al pueblo hace poco verdad? – pregunta curiosa mi ahora nueva amiga. – Sí me he mudado esta semana, vivo con mi madre a las afueras del pueblo. Al lado de el bosque. – le explico. – Bien pues entonces tienes que conocer a gente nueva en este mugroso pueblo – responde mi amiga eufórica. 

In extremis (En los últimos momentos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora