Una vida completamente sencilla, sin complicaciones, sin amores imposibles, sin tristezas ni preocupaciones. Una vida que está a punto de cambiar al encontrar un amor, un amor que quizás no dure para siempre, pero un amor que es totalmente sincero y...
──Sonríe, alguien podría estar enamorandose de tú sonrisa. ──le dije cuando estuve al lado de ella.
──Yo… ──me abrazó, no me esperaba eso en realidad, pero le devolví el abrazo. No le dije nada, pues cuando alguien está triste lo que menos que quiere hacer es hablar del tema.
Sin dejar de abrazar dirigí a Sarah al patio que había visto al llegar a este colegio, nos sentamos al lado de un arbolito y nos quedamos un rato así. Ella se estaba desahogando y yo trataba de ayudarla, me estaba perdiendo matemáticas, pero supongo que estaba ganando una amiga.
──¿Ya estás mejor? ──tenía que preguntárselo, estuvo un buen rato llorando.
──Creo que sí.
──Sí necesitas desahogarte con palabras, aquí estoy yo──. Traté de ofrecerle mi apoyo, en serio odio ver a una persona llorar.
──Verás, lo que pasa es que hay un chico al cual yo amaba mucho, demasiado ──bajó la mirada. ──Y pues, era mi novio, pero últimamente habíamos estado teniendo problemas y hoy… Lo vi con otra chica besándose, él me dijo que nunca me amó, que yo no era nada para él y…
──Ya Sarah, no llores ──dije abrazándola ya que se había puesto a llorar nuevamente. ── Déjame decirte que él no merece absolutamente ni una de tus lágrimas... Y si él te perdió debe ser el que este mal, te aseguro que pronto llegará el chico indicado, el chico que te ame de verdad y con el que podrás estar plenamente feliz. Ahora demuéstrale que tu no dejas que un hombre te haga daño y que vas a sonreír pase lo que pase ¿De acuerdo?
──Si ──asintió la cabeza.
──¿Qué? No te escucho ──puse una mano detrás de mi oreja.
──¡Sí! ──gritó riendo.── Gracias.
──De nada ──la abracé nuevamente.
Desde ese momento, Sarah y yo comenzamos a conversar de varias cosas, por suerte la mayoría de las clases me tocaba con ella, así que no se tornaron aburridas las cosas. Mis clases comenzaban a las ocho de la mañana y terminaban a las cuatro y media de la tarde, era una larga jornada de clases.
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──Bueno, ya me voy. Adiós ──me dijo ella a la salida del colegio. ──Gracias por todo Lis, en serio
──Ya deja de agradecerme ──reí. ──Nos vemos mañana.
Mi hermana se iba a quedar haciendo una tarea y mi hermano se iba a quedar jugando fútbol. Al parecer no fui la única que le resulto fácil adaptarse, así que me tuve que volver sola.
Iba tan distraída pensando en miles de cosas que sin darme cuenta estaba en un lugar desconocido y además para darme cuenta de esto tuve que chocarme con alguien.
──¡Ouch! ──se lamentó ese alguien.
──¡Ups! Disculpa, yo iba… ──subí la mirada para ver con quién había chocado y me encontré con unos ojos verdes realmente hermosos, un rostro tan encantador que mata a cualquiera y unos rulos que te dejan sin palabras. ──Un poco, ya sabes, distraída… Lo lamento.
¿Esto es un cliché? Siento que formo parte de una novela de amor.
