Pisadas y venganza

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¡Hola! Aqui de nuevo actualizando este pequeño drabble, la verdad me gusta mucho este universo y espero poder explotarlo bien con la serie de drabble uwu 3 asdasd.

Sin más, dejo que lo disfruten 3.

Pisadas y venganza

Hiro Hamada tuvo retos que el mismo creyó que serían insuperables en su vida: Su primer robot que construyó, la perdida de sus padres, su hermano hospitalizado, conocer a Karmi y que le robará sus colores en el jardín de niños, tener catorce de años de amistad con la trigueña y haber entrado a la universidad a tan corta edad.

Cada uno los fue venciendo con valor y la rebeldía que necesitaba. Hiro Hamada era un luchador de vida.

Actualmente su vida se dificulta entre terminar su doctorado y encontrar algún tema de su tesis que le agrade para presentarlo, pero está bien porqué puede superarlos, porqué es Hiro Hamada, el peleador, y él siempre vence. Así como venció a Karmi cuándo se pelearon por sus crayolas.

—Vamos flaco. Me estás pisando, ¿no entendiste lo que te explicamos?

Excepto ésto, el estúpido baile y sus movimientos está muy fuera de su alcance.

¡Malditos pasos de principiante!

—No me digas, flaco —escupió Hiro, poniendo toda la lógica y las leyes de la física en permitir que sus pies se muevan hacia delante. Sonriendo al ver que seguía la química del baile tal y como Miguel le enseñaba, el pie se colocó en la posición indicada.

Obviamente el tiene el aparato locomotor de una tortuga porqué se tardó un poco (mucho) en pisar adelante. Miguel se rió por la lentitud y el estudiante le mandó una mirada que le exigía que se tragará sus burlas porqué él no las quería escuchar.

Miguel, no contuvo sus manos y las movió lentamente por el cuerpo delgado del azabache y las colocó en su cintura. Tomó la mano libre y lo acercó a él, Hiro estaba que quería meterle una patada en la entrepierna por la forma en que le robaba el espacio personal.

—Sólo intenta soltarse un poco —le animó — Mueve un paso a la vez, uno, dos...¡Uno!...¡Dos! —le mostró la mecánica de sus pasos, pero el Hamada no tenía los mismos años de experiencia, cuyo efecto causará que terminará pisándolo.

—¡Lo estoy intentando! —se quejó, luego de pisarle mal y escuchar a Marco reírse.

Volteó a los chicos de fondo que estaban en una esquina. Karmi se cruzaba de brazos intentando ahogar la risa que apresuraba sus labios, y Marco, bueno, él no lo ocultaba para nada.

—Siente la canción —volvió a proponerle Miguel sin soltarlo, en cambio, reforzó el agarre de su cintura al ceñir su mano en su cadera.

—Pero no siquiera hay música —se quejó incómodo.

—Imaginala...

Volvió a proponerle tratando de ser amable y no soltar un poco de sátira en sus comentarios. Pero el flaquito con su mala vibra se la pone difícil. A esta altura, a veces Miguel se pregunta porqué demonios era profesor de danza. Quizá era una prueba divina a su tolerancia.

—Demonios, profesor, usted es un genio.

Soltó el Haamada sin medir su lengua, Hiro seguía sin comprender el razonamiento de imaginarse algo que no era palpable, lo único verdadero para él. Era su mejor amigo y el otro profesor riéndose descaradamente por su propia peripecia en el baile.

—¡Todo está en el ritmo Hiro! —insistió, Miguel decidió jugar un poco con la mano en el costado de su alumno y empezó a agitarla suavemente, molestando al chico que le estaba mirando como adveretencia —¡En el ritmo! ...—le dio otra sacudida, deleitándose por su cara molesta —¡En el..ah! ¡¿Me pisaste?! —exclamó al sentir el talón enterrarse en él.

Ven y baila conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora