III

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Una mano se apoyó con suavidad en el hombro de Camila, quien se puso tensa al instante y giró hacia atrás. Esperando encontrarse alguna amenaza potencial, la castaña se limitó a sonreír un poco cuando vio unos muy conocidos ojos miel.

—Oh, hola — saludó.

— ¿Qué tal? — contestó Shawn, sentándose en el suelo.

Acto seguido, el hada se acomodó a su lado, con la mirada perdida en el horizonte.

—Ella no lo sabe, ¿verdad? — cuestionó Shawn, refiriéndose a Lauren y mirando también al frente.

—Creo que sospecha que no me gusta un chico, pero no sabe de quién podría haberme enamorado — dijo, con un tono preocupado, pero soltó una risilla al decir lo siguiente —. Por eso es que me está dando miradas calculadoras — pausa —. Siempre tan perspicaz y atenta — finalizó, con los ojos risueños.

Ambos disfrutaron del ambiente distendido que se había creado. Los ventanales de la salita estaban abiertos de par en par, permitiéndoles percibir la brisa otoñal en sus brazos. Se escuchaban los trinos de buenas noches de las aves y Camila no pudo evitar aspirar demás la estela del perfume de Lauren. Hacía poco que su amiga se hallaba fuera, pero la chica castaña no tenía que esforzarse para recordar su aroma. Tan encandilante para ella. Vivía rodeada de él, pues flotaba en su habitación cada mañana. Se escurría por el día entre las clases que ambas chicas compartían y descansaba alegremente en las prendas y cabello de la morena.

Por su parte, Shawn disfrutaba del silencio, pensando en que tal vez, podría aplicarse en conocer más a las personas antes de juzgarlas. La condesa con que lo habían prometido al nacer tenía sus defectos, como todos, pero no fue hasta que se dio la molestia de escucharla, que descubrió lo maravillosa que era. Inteligente, conocedora de política como el que más, observadora y tal vez un tanto quisquillosa, pero siempre tan segura de sí misma. Y era esa aura de confianza la que lo mantenía a sus pies, a merced de la voz y los suspiros de la chica. Amarrado a sus virtudes. Y se alegraba de conocer ya, lo peor de ella, pues significaba que lo que crecía entre ellos era algo más sincero.

Luego de un rato, con las luces más tenues y las sombras más perfiladas, Camila habló.

—Oye, me he estado preguntando, ¿por qué no te molestaste cuando te lo conté?

Ya que estaban en confianza, casi como mejores amigos, ella decidió deshacerse de esa pequeña duda que la perseguía.

—En realidad, yo ya sospechaba un poco — dijo él, causando que Camila se preguntara si era tan obvio —. Quiero decir, siempre tuviste un vínculo diferente con Lauren. Eras más atenta con ella que con las demás, te esforzabas en escucharla y le lanzabas dragones a los que la herían en las batallas — enumeró Shawn, riendo —. Así que no me extrañó tanto. Pero, hey, ¿preferirías que fuese el ex enojado?

— ¡No! Ya suficiente tengo con Taylor. La verdad es que me alegro de que me apoyes, me volvería loca si no fuese así — dijo, su cara suavizándose en una sonrisa.

—Bueno, para eso están los amigos, ¿no?

Ella se echó para atrás y miro al techo. Ariana lo había decorado con estrellas intercaladas con figuras musicales. Los adornos eran fosforescentes, por lo que resplandecían más a medida que la noche se acercaba.

—Y — comenzó Shawn —, ¿planeas decírselo?

—Mi idea era no hacerlo, pero como es tan lista, lo averiguará sola. Estoy segura de que se quedará a un paso de la verdad la próxima vez que venga con sus observaciones intelectuales — dijo, con una media sonrisa enmarcada en los labios.

Vaya, la forma técnica de hablar de Ally se le había pegado un poco. Después de todo, acudía a ella o a Lauren cada vez que no entendía algo de las clases o del mundo mágico.

—Bien, ahora ella estará por llegar, así que te dejo — y le guiñó un ojo al hada, quien agitó la cabeza como gesto de despedida.

El chico se apresuró en estirarse y ponerse de pie y desapareció por la puerta de la salita.

Al cabo de unos minutos, los vitrales volvieron a abrirse y cerrarse, trayendo al hada de la naturaleza consigo. Le sonrió a Camila y se sentó junto a ella, justo en el lugar donde Shawn había estado. Besó en la mejilla a Camila, como era habitual entre las chicas al saludarse, comprobando el ligero rubor de su amiga.

—Muy bien, ¿hace cuánto sabes que te atraen las chicas? — dijo, tanteando a su amiga.

Por su parte, Camila se habría atragantado de la sorpresa de no haberse esperado una pregunta así.

—Honestamente, creo que siempre me han gustado aunque sea un poco, pero he tardado en darme cuenta — le contestó con simpleza.

—Todavía no me lo vas a decir, ¿verdad? — suspiró la mayor, con una leve sonrisa curvando sus labios. A Camila le encantó ese gesto, es tan adorable.

—No, lo has averiguado hasta ahora, no sería justo regalarte la respuesta después de tanto esfuerzo — bromeó la castaña, medio en serio.

—Pero si conocemos a toneladas de chicas en la escuela — se quejó Lauren —, y muchas de ellas están en una relación.

 — ¿Y aceptan esto aquí en Magix? —  evadió Camila.

  —No sé cómo serán las cosas en la Tierra, pero nadie te va a mirar raro por esto —  dijo Lauren, con un encogimiento de hombros —. Quiero decir, la magia más poderosa la tenemos las hadas y las hechiceras. Por lo que había culturas que creían que las relaciones entre mujeres eran sagradas. Ahora no es tanto eso, sino el hecho de que a nadie le importa.

La chica de ojos color miel se relajó con su respuesta. Pensando en que Lauren se veía tan linda bajo la luz de la luna.

— ¿Lauren?

— ¿Sí, cariño?

—Gracias.

La mayor le sonrió.





Estoy en serios problemas, me siento completamente perdida.

Fairy love 【CamRen】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora