V

295 32 1
                                    

—Uhm, Lucy, quisiera disculparme contigo.

— ¿Por qué, Camila? ¿Qué sucedió?

La aludida se removía en su sitio, intercambiando su peso de un pie al otro, sin encontrar la manera de materializar sus pensamientos.

—Es que — tomó aire — yo...

Gruñó de frustración.

El sudor se le resbalaba por las palmas de sus manos apretadas en puños, mientras ella no podía hacer más que mirar al cielo y rogarle por ayuda al Gran Dragón. La culpa le carcomía desde dentro, ni siquiera era capaz de mirar al chico a la cara. Comenzó a caminar de un lado a otro, justo enfrente de una banca de los jardines de Fontana Roja.

Si se lo decía todo se arreglaría, ¿verdad? Pero podía causar otra catástrofe. "¿Por qué soy tan impulsiva?" Se reprochaba una y otra vez, porque si no hubiese besado a Lauren, si no se hubiese lanzado de cabeza al abismo, entonces no tendría que darle explicaciones a nadie.

—Ehm, Camila — intentó llamar su atención Lucy.

Ella la miraba entre extrañada y preocupada. Camila se mesaba el pelo con una mano y descargaba su frustración con la otra. Sus nudillos estaban blancos y su corazón palpitaba a mil por hora.

—Camila — repitió en voz alta.

Ella continuó sumida en sus pensamientos, ajena a las llamadas de la especialista. Hasta que Lucy la sujetó por el hombro y le dijo:

—Camila, tu mano.

— ¿Qué tiene mi mano?

La guerrera señaló con sus ojos su brazo izquierdo. Unas danzarinas llamas se arremolinaban alrededor de su puño. El hada lo desaflojó al instante y los colores se le subieron al rostro.

—Lo siento, no me fijé — musitó.

—No importa, pero ¿qué querías decirme?

Camila sintió sus rodillas temblar sin control y entonces se sentó. Respiró un poco y se obligó a sostenerle la mirada a la sobrina de Saladino.

—Me gusta Lauren — declaró, con un intento fallido de voz firme.

Los inoportunos pájaros trinaron, llenando el silencio incómodo.

Lucy pasó los dedos por la gema que sujetaba su capa. No era que se sintiese celosa ni nada, pero la noticia era inesperada. No conocía mucho a Camila, apenas si la saludaba cuando salía con Lauren. Tal vez habían compartido alguna conversación trivial o algún consejo sobre arte, pero no eran momentos memorables. Sólo unas pláticas entre conocidas que habían luchado juntas.

Y en ese sentido sí que conocía a la joven hada. Su fuerte no eran los planes, pero cuando Ally le sugería uno, sabía organizar bastante bien. No llegaba a ser mandona, pero existía algo en su voz que te hacía confiar en ella en el campo de batalla. Pese a ello, Lucy tenía muy en claro que no era buena idea hacerla enojar, no a menos que quisieses salir con quemaduras de segundo a tercer grado. Como Dinah, aunque Camila solía contenerse con ella, pues no la consideraba una enemiga.

Lucy se rascó la nuca con sus manos enguantadas.

—Pero no veo la razón de disculparse por una cosa así, no es como si pudieses controlarlo.

—Pero...

—Tranquila, no hay nada de qué preocuparse. No soy celosa y sé que tú no harías nada para...

— ¡Es que la besé, Lucy, la besé! — el parloteo de la guerrera enmudeció de repente — Y yo lo siento tanto. Soy una insensata y una impulsiva y no debí hacerlo porque no está bien — lloriqueó ella.

Fairy love 【CamRen】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora