Capítulo 2

210 30 0
                                    




En la tarde del viernes, justo cuando estaba con Alan en la cafetería, recibí un mensaje del secretario de mi padre, Iván. En el me explicaba detalladamente lo que me tenían planeado para su llegada. De manera que, por ordenes suyas, me dirigí a la estética en la tarde del lunes para cumplir con una cita que me había separado mi madre. Recibí un tratamiento capilar, facial y corporal; pintura en pies y manos, peinado y un poco de maquillaje. Me sentía como un modelo experimental cada vez que tenía estas sesiones por ordenes de mis padres.

Justo para  la hora de encuentro estaba lista. El chofer de la familia vino a recogerme y me llevo al restaurante. Conocía el lugar por una revista que había leído en su despacho, pero nunca antes había estado allí. Desde la puerta de entrada pude notar por que se habían hecho merecedores de 2 cubiertos en la guía Michelin. En cuanto puse un pie fuera del carro todo habían sido servicios, que aumentaron en cuanto dije el nombre de mi padre. Guiada por un camarero fui en dirección al comedor privado que habían reservado mis padres. Parecía un restaurante pequeño desde afuera, pero dentro era como un gran laberinto que transportaba entre extensos corredores blancos a las diferentes alas. Durante el camino me dedique a mirar los detalles del sitio que cambiaban con cada paso que daba y se complementaban con el otro. Los techos altos, las lámparas de cristal, los cuadros, el piso de manera que retumbaba con el choque de mis tacones y lejanamente a medida que pasaba, las voces de las personas en cada salón. Por fin, llegamos a nuestro comedor. Antes de abrir, el camarero dio un par de golpes a la puerta— Disculpen, ha llegado la señorita Kate Segal— anunció y se echó para un lado indicándome que pasase. Todos en la mesa se pusieron en pie.

—¡Por fin estas aquí, cariño!— me saludo papá con gran emoción, dándome un abrazo.

—Te estábamos esperando linda— agrego mamá.

—Lo siento ¿He tardado mucho?— consulté apenada al notar que había visita que no conocía— Pensé que debía llegar a esta hora. Tal vez me confundí— lo dudé por un instante.

—No, de hecho le dije a Iván que te escribiera esta hora. Quería estar un poco a solas con mis amigos antes de que llegasen ustedes— contestó papá y continuó antes de dejarme preguntar si vendría alguien más— De cualquier manera, déjame presentarte. Seguramente te sonaran sus nombres. Él es Tim Lautner y su esposa, Belinda Lautner.

—¿Tu mejor amigo?— pregunté sorprendida. ¡Claro que me sonaban sus nombres! Había escuchado a mis padres hablar de ellos muchas veces, sin embargo siempre había sido un enigma para mi que siendo tan cercanos no les hubiese conocido en 23 años.

—Un placer volverte a ver Kate— se acerco el señor Lautner y me dio un par de besos en las mejillas— te has convertido en toda una señorita.

—Y que lo digas cariño, la ultima vez que le vimos era así de pequeñita— añadió su esposa con un gesto de sus manos.

—Lo siento, pero no recuerdo haberles conocido antes— contesté intentando no ser grosera.

—Por supuesto que no te ibas a acordar Kate. Tenias como mucho dos años en ese entonces. Ni siquiera creo que Carl se acuerde de la ultima vez que te vimos— me sonrió la señora.

—¿Carl?— volví a preguntar.

—Su hijo— contestó papá— A él también le estamos esperando— y resolvió mi duda del principio. Se escuchó un golpeteo en la puerta, nuevamente apareció el mesero que me había guiado antes, anunciando al ultimo invitado. La figura de un muchacho de cabellera negra atravesó la puerta. Me quede atónita— Y aquí esta— me susurró papá.

—Lo siento, no pensé que seria el ultimo— sonrió y se acercó a nosotros el recién llegado. Saludó a sus padres y a los míos. Por ultimo se dirigió a mi —¿Kate, verdad?— volvió a sonreír con sus perfectamente alineados y deslumbrantes dientes— Soy Carl Lautner, un placer conocerte— e inclinó su cuerpo para alcanzar mi estatura y darme un par de besos en las mejillas. Me sentí ruborizar al ver tan de cerca esos maravillosos ojos azules que se aproximaban a mi rostro para saludar.   

Estamos ComprometidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora