30 Días » Kookmin

I

Los papeles volaban de un lado a otro sobre su cabeza y las risas ensordecían sus oídos. Otra vez estaba pasando, la misma historia de siempre.

—¿Qué rayos es esto?— El chico tenía la libreta alzada en alto impidiendo que el más bajo la alcanzase a pesar de los saltos que daba intentándolo.—¿El universo se ha movido por nosotros?—Leyó lentamente cada palabra para luego reir.—, parece que el idiota está enamorado!

Carcajadas siguieron una detrás de otra atormentando su pobre corazón que sentía que ya no podía soportar más.

—Mírenlo, quiere llorar, pobrecito... el bebé necesita a su mami.— Le hablaba con un tono que para cualquiera sería irritante.-Esto es basura.

Y, sin precio aviso, arrancó esa hoja del cuaderno y la rompió frente a su rostro. Los "déjame" y "¡no hagas eso!" no los detenían en lo mas mínimo.

—¡Devuelme..—Un fuerte empujón lo interrumpió y termino en el piso. igual que las otras hojas arrancadas del cuaderno al que tanto amor le tenia. Odiaba esto, ¿por qué tenía que lidiar con estas cosas siempre?

—Miren, empezó a llorar.— Hacia puños con sus manos y las movía frente a sus ojos, burlándose del llanto, ¿qué recibía? Vítores y risas, sin nadie que intente detenerlo.

Desprevenidamente, la burla se detuvo y las risas se callaron, solo se escuchaban golpes. Estaba pasando otra vez...

—¡Te voy a matar!— Un golpe y otro golpe. Jimin a penas podía mirar la escena desde el suelo gracias a las lágrimas imitando cortinas en sus ojos.

—¡Jungkook detente! ¡es suficiente!— Estiraba sus brazos, pero estaba muy débil como para evitar algo.

Finalmente, los golpes se detuvieron.

—¡Estas loco!— Repetían una y otra vez, salieron corriendo del salón de clases en el que transcurría la escena. El silencio sucumbió en toda la sala. Únicamente se podrá oír la respiración agitada de quien tenía sangre en sus nudillos y los sollozos de quien todavía estaba tirado en el piso.

—Otra vez...¡otra vez los dejastes! ¡¿por qué permites que te hagan esas cosas?!— Jungkook se volteó. Su enfado se notaba a kilometros, desde sus puños apretados y su ceño fruncido hasta su voz escandalosa y llena de rabia.—¡¿No te das cuenta que no puedes simplemente quedarte callado y llorando frente a esos hipócritas?!

—¡No pude hacer nada!—lágrimas se volvieron a resbalar por sus pálidas mejillas una tras otra con desesperación.— ¡Yo no les hice nada! ¡¿por qué pasa esto?! ¡en ningún momento yo...-Brazos lo rodearon y callaron su furia, ni siquiera lo dejaron terminar la frase.

—Lo sé.— Esta vez sonó mas calmado.— Se que no les hiciste nada.— Apretó al pelinegro dolido mas contra su cuerpo. No quería dejarlo, quería demostrarle que ya estaba a salvo, que todo estaba bien, que lo protegería y ni habrían mas problemas.— Ya esta bien, no tienes que preocuparte.

El abrazo fue correspondido y las lágrimas caían cálidas sobre el hombro del castaño. Jimin se sentía débil. Liberó sus penas, siendo derrotadas por la persona que lo acababa de salvar una vez más, como siempre lo hacía.

Jungkook era coma su ángel de la guarda, protegiéndolo siempre y defendiéndolo de todos los males. Cuando enfermaba, él estaba ahí para curarlo; cuando estaba triste, él siempre lo ponía de buen humor, cuando estaba en problemas, él lo rescataba. Jungkook siempre le defendía y reprochaba por su conducta tan pasiva, pero,a pesar de que sonase masoquista, le gustaba ver que la persona que tanto quería se preocupaba por él a tal punto de hacer esas cosas por él.