Caminaba por el pasillo de la escuela tranquilamente, unos brazos me tomaron arrastrandome a un cuarto oscuro.
Desesperada busqué el interruptor y encendí la luz encontrándome con el dueño de mis pesadillas.
-Hola, pequeña. -sonrió tan espeluznantemente como la primera vez que nos vimos.
-Mira, no sé como carajo me encontraste ni como demonios lográste que mis huellas y sangre se encontraran en aquel pobre chico, pero déjame en paz, suficientes cosas me han pasado. -hablé furiosa, mi maldito castigo fue culpa de este imbécil, a parte de haber estado 3 horas en la comisaría.
-Hey, tranquila gatita, no saques tus garras aún. -su sonrisa se volvió burlona tomándome de la mandibula y acercándome a el.
Lo miré con asco.
-No me llames 'gatita', maldito asesino.
-Sh, sh, sh... -colocó su dedo índice en mis labios- yo no soy ningún asesino, tu amiguito me provocó, gatita.
Me safé de su agarre y traté de salir, la puerta se encontraba con pestillo y no lograba quitarlo.
-Ni lo intentes, a menos que yo lo quiera no podrás salir. -rió burlón.
-¡Eres un maldito loco! -grité- ¡déjame salir!
Su iluminada mirada miel se oscureció repentinamente.
Sentí unas manos sujetándo mi cuello pero él seguía a escasos metros de mi, sentía como me faltaba el aire, me sonrió burlón, era la imágen más escalofriante que había visto en mi vida
-¿Loco? loca es la gente con la que normalmente convives. -sus ojos se volvieron claros nuevamente y todo sentimiento de ahogo se esfumó.
Caí al suelo jadeante en busca de aire, mis pulmones ardían y mi cuello dolía como el infierno, seguramente tendría una marca pero, ¿cómo hizo eso? se encontraba lo suficientemente apartado de mi.
Lo miré con miedo, él tomó mi brazo levantándome bruscamente y en un segundo respiraba con normalidad, como si lo de hace unos minutos no hubiese pasado.
Tomó mi mandibula de nuevo pero esta vez me acercó al punto que nuestros labios chocaron en un agresivo beso al cual respondí sin razón, no me podía controlar, era como si alguien manipulara mis movimientos.
Se separó de mi intacto y el sonido del pestillo se escuchó, giré y abrí la puerta.
¿Qué demonios?
Corrí lo más rápido que mis piernas me permitían saliendo al patio exterior, busqué con la mirada a Mackenzie, la miré a lo lejos junto a los demás chicos.
Cuando llegué me miraron sorprendidos con sus mandibulas casi tiradas en el suelo. ¿Qué demonios les pasa a ellos ahora?
-¿Tienes un jodido hermano gemelo y jamás me lo dijiste? -gritó indignada Mackenzie.
¿Hermano gemelo? ¿de qué demonios hablaba? miré a mi lado sintiéndo una prescencia, ahí estaba de nuevo, a mi lado.
-¿Qué demonios haces aquí? ¿no piensas dejarme en paz? -grité irritada- ¡no es mi gemelo, Mackenzie! ¿qué tienes en la cabeza?
-Oye gemela, no me hables así, recuerda que mamá te dijo que no me dejaras solo. -rió divertido colocándo su brazo por encima de mis hombros.
-Vamos Barbara, si es identico a ti. -nos señalaron todos en la mesa.
¿De qué hablaban? ¿qué acaso les fallaba la vista o algo?
Mi cabello era liso y negro, el suyo era un extraño dorado con destellos rubios, sus ojos eran un claro y bello miel, los míos eran un pálido azul, casi blanco. El era mucho más alto que yo, sus labios son carnosos en forma de corazon mientras los míos eran finos y delineados sin ninguna forma, su cara tenía varios lunares en diferentes sitios, mientras yo era una pecosa de mierda.
Lo único en lo que realmente nos parecemos es en la gran palidez de nuestra piel.
-Soy Derek, Derek Jones, su hermano. -sonrió extendiéndo su mano para estrecharla con todos.
Volví a mirar al sujeto del cual seguía desconociendo su nombre porque no puedo creerme que se llama 'Derek', me sobresalté al mirar su cabello negro, giró hacia mi guiñando un ojo, pude notar sus azules ojos y las pecas alrededor de sus pómulos.
Esto no me puede estar pasando.
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Llegué a casa exhausta, justo cuando me tiré al sillón me di cuenta de que el seguía a mi lado.
-¿Qué cojones haces siguiendome? -grité eufórica.
-Sólo trato de ser un buen hermano. -sonrió 'adorablemente' mirándome con aquellos pálidos ojos, lo miré fulminante- Está bien, no puedo decirtelo por el momento, gatita. Tendrás que esperar.
Volvió a guiñar su ojo izquierdo en mi dirección, bufé frustrada tomándo mi cabeza con mis palmas.
-Barbara, cariño, ¿haz llegado ya?
Mierda, mi madre.
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The same DNA?
Fanfiction¿A quién no le han dicho que nadie tiene las mismas huellas dactilares que otra persona? ¿A quién no le han dicho que el ADN no puede ser idéntico al de otra persona? - "Llevas mi sangre, tienes mi ADN." - Ellos no se imaginaban que esa frase sería...