➪ knj: 지하철

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siete: 지하철

✵ — imagina.

Seúl inquieta contra los cuerpos de quiénes prefieren los lugares en solitario y las avenidas vacías, esa es la parte escasamente íntima a la que requieren para poder finalmente cruzar e ir hacia otros parámetros de soledad pintorescos y reflexivo...

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Seúl inquieta contra los cuerpos de quiénes prefieren los lugares en solitario y las avenidas vacías, esa es la parte escasamente íntima a la que requieren para poder finalmente cruzar e ir hacia otros parámetros de soledad pintorescos y reflexivos, caminando con la boca atada a un deseo sucio de tocarse más cómo en el cuarto de su residencia. Cómo cuando Namjoon folla con su lengua el lugar agridulce de su fuerza sexual para hacerla vibrar tan sólo un poco contra la aspereza de dicho miembro ágil o cómo cuando recorriendo absurdamente algunos parques naturales se enciende de la nada como una llama escasa que culmina por hacer grandes incendios forestales, el ruido de las aves y los árboles que acallan la veleidosa y foránea forma con la que ella gemía contra su oído y todo su manifiesto, aferrándose majestuosamente contra su tórax, impidiendo que se aparte, continuando con el vaivén.

Si, siempre lograban escabullirse de la caminata turística planificada y hurgar un poco en la sensación que atrapaba su dura entrepierna y a su vez, empapaba a su novia.

Pero esta vez, cielos. Parecía estar todo el parámetro de la noche cubierta por algún minúsculo civil que incapacitaba la idea de purgar y pecar sobre sitios públicos. La sed de sexo galopaba aún con preponderancia, inhábil de marchitarse de la electricidad de su novia y de la forma en que vibraba. Podía verlo, sentirlo, olerlo, devorarlo. Fibra por fibra, gesto por gesto en cada una de sus facciones y ángulos de la cara Kim Namjoom podía ver cómo poro por poro su jagiya crepitaba sexo. Era un punto del mes en dónde la sexualidad vibraba contra todo su cuerpo y él aprovechaba cada oportunidad aunque esta vez, no consiguiera lugar ni un momento a solas que lograra mimar un rato a su novia.

Todo parecía finalizar a escasos metros de la puerta del subte, bajo la sensación de pérdida y desesperación que lograba encriptar su rostro. Acariciaba sutilmente a su jagi, intentando comunicar un poco de algún gesto que la hiciera saber que él estaba al tanto de sus necesidades físicas.

—Nam…
— ¿Si, swettie?

Había algo en su mirada obnubilada y escabrosa que raspaba lo pecable, casi alzando a pulir la parte más eréctil de su cuerpo debido a ella. A ella y la forma en que ligeramente presionaba sus piernas sutilmente. Y por favor, ¡Ni hablar del febril acto de sus labios mordiéndose, mojándose como una amapola deliciosamente, esparciendo aquél bálsamo que quedaba genial con el contorno de su rostro, piel y ojos.
¿Había algo más que pudiera hacer que lograra en definitiva que se pusiera más duro como en aquél momento? En un principio, pensó que no pero no fue hasta que sintió sus manos jugueteando y rasguñando la palma interna de su enorme mano ansiosa y temblorosamente que se dio cuenta finalmente de lo que dibujaban y pintaban sus labios color bordo.

— Sígueme, ¿Si?

No pudo responder, casi que caía saliva de una de sus comisuras cuando la vio alzándose con aquella frívola y determinante actitud por el pasillo del tren. Estaba duro, duro allí abajo y duro contra la silla, incapaz de continuarle la caminata por culpa de aquél culo que se movía sinuoso y veleidoso en una contoneo asfixiante. Estaba a punto de gemir de la angustia, atado con un nudo sexual en la bilis de su garganta. Otra vez, y como volvía a recordar cada vez que la volvía a ver y planificaban los espontáneos viajes en pareja, su novia… Oh, joder lo ponía a punto culmine y siempre, bajo la mirada de los susodichos que se encontraban en el bloque del subte y no paraban de observar semejante andar de su novia.

Se puso más tenso. No podía sentir contradicción tal como aquella, por lo que impulsado por una voz celosilla en su cabeza, se levantó como pudo con los huevos rígidos de la excitación y la siguió, a un paso suficientemente veloz como para chocar contra su espalda su polla dura cuando se detuvo. Ella jadeó, tensa y levantó la vista para mirarlo desde abajo. Siempre adoraba como lo miraba desde aquella vista en dónde perdía poder contra su gran estatura.

Namjoon sonrió con sorna y empujándose un poco más, la aferró a sí manteniéndola con sus manos en su cintura, dispuesto a friccionar un poco más aquél sitio. Si, exactamente el que ella ayer mantenía contra sus labios mamando, mamando con firmeza y alucinación, rasguñando sus muslos para traerlo lo más que lograba su pequeña boquita ceñuda y gruñona. Así, exactamente así.

Gimió contra la maraña de sus cabellos y con un empujón de cadera que apretujó sus huevos contra la espalda baja de su novia, la adentró al baño reducido y minúsculo del tren subterráneo. Finalmente, ella se deshizo en sus brazos y cuando él la levantó bruscamente y la aferró a sus caderas sintió la humedad que exigía que se introduciera de la forma que lograba hacerle escapar un par de gemidos nombrándolo.

— Swettie, lamento ser tan duro contigo. — Ya escabrosa se oía la voz de su novio. Ronca, tensa. Sus dedos desabrochaban con astucia los jeans.
— Lamento, aggh, estás.. dios, nena estás húmeda.
— Cierra la boca. — farfulló ella, rodando los ojos.
Él sonrió. Siempre lograba de alguna manera calentarla al mismo tiempo que cabrearla.
— Me gusta tu ropa interior, pero prefiero la de perritos. — una sonrisa con dientes aumentándose a medida en que sus dedos lograban correr la tanga roja sintiendo el punto de calor.

Suspiró pesadamente. — Oh, sweetheart… cuándo lo deseas, definitivamente llevas la iniciativa a otro nivel.

[...]

Supongo que nunca lo digo en redes sociales, pero anhelo un feliz cumpleaños para namie.
te adoro, namie. A ti y a tu filosofía. 💛

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