Capítulo 33.☯

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No sabía dónde me encontraba.

Todo a mi alrededor era blanco, no podía encontrar el final de la habitación. Miré hacia el suelo y lo único que podía distinguir que no fuese blanco eran las botas negras Doctor Martens que llevaba puestas las cuales no me ponía desde que estaba en el instituto.

Traté de caminar, pero no pude levantar ninguno de mis pies. Estaba al parecer, clavada al suelo.

Quise gritar, pero no conseguí emitir ni el más mínimo sonido.

Entonces lo oí.

Oí el sonido de la felicidad.

El sonido que emiten las personas cuando quieren expresar su alegría.

La risa.

En realidad eran dos risas, de dos chicas.

No paraban de reír, se iban a ahogar.

Me giré rápidamente, ya podía moverme y me di cuenta de que no estaba en ese lugar blanco, ahora estaba en un parque.

Observé las barras y la enorme construcción para infantes que tenía delante, seguía oyendo las risas.

Dirigí mi mirada un poco hacia mi derecha y vi los columpios.

En ellos pude ver a dos chicas balanceándose.

Una de ellas, era yo.

No mi yo de ahora, mi yo de 14 años.

Reía al lado de otra chica.

Conversaban pero no pude distinguir lo que decían, parecía que hablasen un idioma no inventado, el único sonido que lograba reconocer era el de sus risas.

Me fijé un poco más en la chica que tenía a mi lado.

Al lado de mi yo de catorce años.

 Reconocí inmediatamente los brillantes ojos grises de la otra chica.

Juliette.

Noté una gran presión en mi pecho, no lograba respirar.

Me retorcía de dolor. No pude mantenerme en pie así que caí al suelo abatida.

Traté de emitir algún sonido para rogar ayuda, pero de mi boca no logré emitir sonido alguno.

Sentí como me quedaba sin aire, como si un hombre invisible me tratase de ahogar, pero delante de mí no había nadie. Excepto Juliette y mi yo de catorce años.

Sentí como mi cuerpo se quebraba, la vista se me comenzó a nublar, y ya no podía ver todo el parque sólo a esas dos adolescentes.

 De repente Juliette dejó de reír, y miró seca a mi yo de 14 años que seguía riendo.

Rápidamente dirigió su mirada hacia mí, me observó atentamente, le supliqué con la mirada que me ayudase pero me di cuenta de que no me iba a ayudar en cuanto vi que esbozaba una sonrisa malévola sin enseñar sus dientes, una media sonrisa con intenciones vengativas.

Una media sonrisa de superioridad.

***

Y entonces, desperté.

Tenía a Logan a mi lado agarrándome la mano.

No lograba respirar, estaba demasiado agitada. No lograba calmarme, no podía dejar de moverme.

Él me miró y me ayudó a calmarme obligándome a inspirar, expirar.

-Nada era real- susurraba tratando de mantener la calma-.

The Only Exception ♡  Logan Lerman y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora