En Busca Del Éxito

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En Busca Del Éxito

Editorial

Julio 1, 2014

Este articulo ha sido editado el 7 de diciembre de 2018

No sé cuándo fue la primera vez que mi di cuenta de que sí había un sueño detrás de la idea de escribir un libro. Creo que tiene que haber sido en algún punto entre que tomé más en serio la tarea de dedicarme a escribir y la búsqueda de más información sobre el tema. La primera idea que alumbró mi mente, fue obviamente la de ser una escritora, aunque un poco vaga y sin consistencia real, porque no sabía todo lo que podía implicar esta profesión.

Luego a esta idea le siguieron otras, las que por supuesto traían consigo preguntas que aún no tenían respuestas, pero a pesar de todo esto, la idea de poder terminar por completo una historia, crear un manuscrito y convertirlo en un libro, era algo que me llamaba mucho la atención. Lo que en ningún momento pensé fue pensar en si este libro, una vez terminado sería leído o no. Me pregunto ¿Debía yo haberme hecho esta pregunta, o era aun muy temprano como para comprender que aquel sueño, inocente y dorado, debía tocar suelo y cambiar las alas por medidas más racionales?

Hoy en día, tanto el internet como las redes sociales están cargadas con información de cómo publicar un libro sin la ayuda de una editorial. Donde quiera que tengas la oportunidad de buscar encontrarás toneladas de información sobre cómo hacer este sueño realidad. Desde dónde editar, quién te podría hacer una portada, plataformas donde publicar, servicios editoriales, consejos de cómo mejorar tu historia, talleres literarios, y mientras más lees y aprendes, más rápido aquel hermoso sueño se va derrumbando.

¿Pero qué pasó? Me pregunto cada vez que miro hacia atrás. No se trata de que mi sueño se haya derrumbado o algo por el estilo, ¡no!, no es así. Lo que pasa es que lo que era tan solo un sueño, pasó a convertirse en una idea más real. Luego pasó el tiempo, y la idea se convirtió en algo más serio, y cuando esto ocurrió, vino la realidad. El momento de todos los tropiezos y brincos, los que siempre están ahí tratando de derrumbar tu gran idea. Por esto, me tocó revisar mi brillante idea, pero a un nivel más profundo, sincero, desde un punto de vista un tanto más imparcial, tenía que buscar la forma de saber si esto de escribir un libro era algo factible, si tenía una buena historia en fin, tenía que buscar la forma de saber. 

Comprendí que necesitaba con urgencia una audiencia que quisiera leer mi historia, hacer comentarios, opinar, lo que fuera, y como ya sabía algo de todo lo que había leído, me aboqué a las plataformas en busca de nuevos lectores. Pensé en aquellos lectores hambrientos de nuevo material, aquellos que no podrían resistirse a tan buena oferta como lo es ―lectura gratis―.

Con alegría recibí a mis primeros lectores, uno a uno iban sumando números que ponían una gran sonrisa en mi cara, y con ellos los buenos comentarios, esos comentarios que eran alentadores y sugerentes, los que indicaban que estaba en el camino correcto. Pero ¿estaba en el camino correcto? Depende de cómo se mire, ¿camino hacia a dónde me dijo? Creo que pensaba que estaba en el camino denominado "éxito".

Pero al mismo tiempo también llegaron los otros, sí, los otros comentarios, aquellos intimidadores, los que me hacían poner en tela de juicio la calidad de mi trabajo. En ese momento supe que debía ponerme realmente en un plano paralelo y tratar de ser imparcial para poder ser honesta y evaluar lo que estaba tratando de entregar a todos mis lectores. Quería ofrecerles escritura de buena calidad con una temática interesante, la que los atrapara y transportara a otro lugar, una lectura que fuera disfrutada.

Recuerdo que una de mis primeras críticas, comenzaba con muy lindas palabras, y casi podría decir que sonaban a elogios, cuando luego te cae el resto ―pero― ahí venia el problema. Leí muchas veces aquel comentario, quería comprender a perfección lo que decía. No se trataba que no podía entender, estaba claro de que si podía comprender, porque estaba en español, pero en realidad lo que quería era absorber la intensión de aquel comentario.

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