Si, soy fuerte. Pero por fuera. Por dentro, a pesar de mis barreras hay un punto débil.
Si.
Un punto débil.
Y hay cosas que las atraviesan como un cuchillo atraviesa el pecho y se clava en el corazón. Hacen que flaqueen mis fuerzas y que mis piernas se tambaleen.
Soy muy débil emocionalmente.
Si, los sentimientos no juegan a mi favor ni en el pasado, ni ahora ni lo harán en un futuro.
¿Por qué?
Porque soy una persona jodidamente sentimental. Soy muy débil en ese aspecto.
Los sentimientos siempre me han podido y he sido muy buena con los demás por ellos.
Demasiado buena.
Como no, también soy una persona muy empática. Soy incapaz de hacerle daño a alguien que me importa aunque sea solo un porquito y les ayudo en todo lo que necesitan aunque ellos no lo acaben haciendo jamás por mi.
Pero eso es otra historia que creo que ya he contado demasiadas veces.
Ahora ya sabes unas de mis debilidades: los sentimientos y las emociones. Son más fuertes que en muchas personas que he conocido. Personas vacías, sin humanidad, sin sentimientos, sin corazón. Frías como un témpano de hielo.
Oh dios mío, no os imagináis si quiera un poco que envidia más pura y asquerosa les tengo. De mayor, quiero ser como ellos.
Ser una persona con fragilidad sentimental como yo no es nada fácil. Una puta mierda, en verdad.
¿Quieres saber por qué? ¿No te haces una idea?
Porque la gente que te he mencionado antes, a la que le tengo envidia, puede jugar contigo como quiera sin sentirse ni una pizca de culpables. Es más, hasta te sientes más culpable tú todavía de lo que ellos jamás se sentirán por lo que te han hecho
Si me conocéis en personas sabéis como me muestro de cara al mundo: fría, borde, sosa a veces y muy muy pasota la mayoría del tiempo.
¿Creéis de verdad que soy así por dentro?
Que equivocados estáis, de verdad.
Aunque ahora yo lo sabéis pero os lo voy a explicar mejor:
Podéis creer que soy una persona poco cariñosa, que no le gustan unas pocas palabras bonitas ni unas caricias ni que me toquen en general para darme algún tipo de amor.
Por si me prendo fuego o algo.
Si, eso es lo que muestro por fuera, pero no es así en absoluto.
Soy una sentimental, una romántica.
Me gusta estar achuchada a una persona bajo una manta en invierno. Me gusta que me hagan caricias, que me den besos, que me acaricien el pelo y la piel hasta que se me ponga de gallina. Me gusta que me digan cosas bonitas que me hagan sentir especial ese día. Me gusta que me sonrían cuando me ven, que se emocionen y que me den el abrazo más largo y apretado del mundo. Que me transmitan su calor. Que me transmitan su seguridad. Que me digan sin palabras que a su lado todo va a estar bien, todo va a salir bien.
Me gusta que me quieran.
Y, sobre todo, me gusta que me lo demuestren.
Se que al principio puedo mostrarme recelosa porque así es mi personalidad por fuera, pero creeme que por mi interior estoy emocionada y disfrutando de todo eso. Cada segundo en el que eso está sucediendo, yo lo estoy disfrutando.
Si, puedo llegar a admitir que quizá no es fácil entenderme por como me muestro por fuera quizá. Es muy posible que eso llegue a echar para atrás a la gente. Pero es la fortaleza que me he creado a lo largo de los años para que nadie fuera capaz de ver que soy tan vulnerable a los sentimientos.
Que si, que lo soy, lo juro.
Puedo aguantar los golpes negativos de tener sentimientos pero, como he mencionado antes, hay un pequeño agujero por donde se cuela el dolor y la negatividad y me destroza desde dentro.
Y si, al igual que me gustan los sentimientos positivos que he mencionado antes también me afectan el doble los sentimientos negativos.
Me duelen más de lo normal, sufro más de lo normal y me rompe más de lo normal. Me lo tomo más a pecho, me hiere el corazón y me lo rompe en pedazos. Grito por dentro, por eso nadie me oye ni nadie quiere oírme.
Porque las personas que me dan esos sentimientos negativos no tienen porque querer oír el daño que me han causado y el dolor que estoy pasando por su culpa. Y aunque, repito, parezca que no me importa si que lo hace y muchísimo más de lo que cualquier persona pueda llegar a pensar que puede afectarme.
Soy muy sensible a los impulsos negativos y por culpa de esto siempre estoy completamente a la defensiva para protegerme de cualquier ataque gratuito que pueda hacer que tiemblen mis barreras y puedan llegar a caerse.
Cualquier comentario que puedan hacerme, estaré a la defensiva y sacaré los dientes. Ya, eso no es nada positivo pero así es como me han hecho ser y soy incapaz de cambiar eso sola, pero tampoco tengo mucha ayuda para cambiarlo.
Porque si, es culpa mía que nadie sepa que eso se puede llegar a cambiar. Porque es culpa mía que nadie sepa que en verdad no soy como ellos piensan.
Que soy más sensible, que soy más frágil.
Que me puedo partir con facilidad.
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Un libro para no leer.
RandomEste libro narra la historia de una vida mediante mataforas y referencias.