Prologo

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El hombre tenía unas tijeras en una mano y un naipe en la otra, sus ojos azules se movían sobre la carta con una mezcla de emociones difícil de leer, esa mirada que se da cuando un pensamiento solo domina el alma que se ve en los ojos.

"Yo te amaba, Dios me perdone, pero te amaba"

La carta del bufón se deslizo entre sus dedos como una maldición silenciosa, que extendía sus lazos, sus delgadas uñas, sobre su pecho desnudo, hasta tocar su corazón cerrando alrededor el puño hasta arrancarle toda posibilidad de respirar.

El jocker entre sus dedos se burló sin miramientos, provocándole infinitas ganas de cerrar los dedos y destruir la carta.

Ah, la condenada carta.

El noble le miro con rencor, y los ojos del jocker le devolvieron la mirada con diversión, imposibles lazos les detenían de hacer lo requerido, el monstruo escondido bajo la sonrisa burlona del bufón era demasiado peligroso para controlarlo, y la fina línea de unas tijeras no podrían destruir su maldad sin antes liberar a la bestia sedienta de sangre.

Los dientes del lord empezaron a castañear. 

El coleccionista de venenosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora