Al fin del primer año que habiamos decidido convivir, aun la seguia amando como el dia que tomamos aquella desicion, pero algo me conocia y estaba aprendiendo a conocerla.
Si no deseaba que esta situacion emocional se alterara debia conseguir doce soluciones que administraria en dosis mensuales, como las cuotas que debia abonar de mi full HD pantalla plana. Asi que fui en busca del consejo de un amigo de la infancia, Cacho. Mi viejo amigo se habia casado muy joven despues que un inesperado embarazo interrumpio su vocacion.
En busca del sustento a su nueva situacion aprendio todo lo necesario del mecanico de autos del barrio y a su muerte ocupo su lugar en el barrio.
Hacia tiempo q no regresaba al barrio.
Su efusivo abrazo mancho mi camisa de grasa, pero saber que aquel amigo estaba ahi como ayer, bien justificaba una estrenada camisa de marca.
Licia su hija adolescente de quince años marcaba con presicion el tiempo que no veia a cacho. Tantos años de comvivir con dos hermosas mujeres me convencieron que mi amigo estaria habilitado para hallar la solucion a mis dificultad. Asi que si mas, lo puse al tanto de mi problema, y aquel buen amigo se sento usando de silla un rueda de a quel ford que estaba reparando y me dijo:
No le des bola, tiene el sindrome del gataflorismo, si lo haces lo haces mal, si no lo haces tambien se queja sindrome de nadie lo hace mejor que yo.
"Chapa la play, un par de tapones de miga de pan, la vista fija clavada en la pantalla y ni se te ocurra girar el ocico por que perdes"
Al regresar en el auto, de camino a casa, solo pude pensar, nunca fue bueno para dar consejos, pero que bueno fue volver a ver a mi amigo Cacho, casi me estaba olvidando cuanto lo queria.
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Cuentos breves
SonstigesAlgunas frases soberbias, altaneras, no se conformaron con serlo y pretendieron ser cuentos, aunque no estaban a la altura de las circunstancias, decidi no discutir con ellas y las acomode en este lugar. Si ustedes desean visitarlas, se...