Capítulo 11: Pelea

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Miré a mi alrededor, había niños jugando en los columpios, otros con arena y unos simplemente corrían por ahí; sus madres estaban sentadas en la orilla de la zona de juegos viéndolos jugar. Habían parejas sentadas bajo árboles abrazados o besándose y estaban las parejas de ancianos sentadas en los bancos y alimentando a los pájaros. Seguí caminando.

El sol se ocultaba de a poco, el aire cálido comenzaba a hacerse frío y la oscuridad acechaba con caer prontamente. Saqué la cajetilla de cigarrillos de el bolsillo de mi pantalón y llevé uno de los cigarros a mi boca, palpé uno de los bolsillos para ver si sentía el encendedor pero no lo sentía, una chica se acercó a mi y podía verla de reojo como subía su falda y abría los botones de su blusa, era rubia no natural, era delgada y con mucho maquillaje, sus labios estaban rojos y sus ojos negros. Comenzó a caminar a mi lado mientras me ofrecía un encendedor y obviamente algo más, iba un paso por delante de mi y podía notar como sus caderas se movían exageradamente mientras con sus manos jugaba con su pelo, si trataba de seducirme lo estaba haciando muy mal, solté una carcajada y coloqué una mano para cubrir el cigarrillo y poder prenderlo fácilmente. Le devolví el encendedor y ella sonrió mientras me guiñaba un ojo, esto era horrible asi que apure el paso tratando de que se devolviera con su tropa de amigas igual de putas que ella; oh y no lo digo por ser descortes pero es verdad, a ellas no les importaría si yo tuviese novia o no, ni siquiera sabían mi nombre, si tenia enfermedades o no, ellas querían simplemente tener un buen rato y quizás robarme algo luego de todo.

"Adiós y gracias" le hablé mientras botaba el humo de mi boca, ella me miró confundida para luego dejar de seguirme.

Las tiendas a mi alrededor ya habían cerrado y podías ver en los portones los millones e graffitis que eran normales por aquí, apenas se oscurecia la gente empezaba a temer, se adentraban a sus casas, cerraban sus tiendas, las botillerias quedaban abiertas pero ponían una reja, así tu pedias por fuera y ellos te lo daban por una ranura pero aún así nadie entraba.

Las mujeres, tanto jovenes como adultas, salían con sus cortos vestidos, altos tacos y mucho maquillaje a pararse a las orillas de las calles, los autos se detenían y luego de una corta plática las chicas subían o se alejaban. Los grupos de chicos salían que se adueñaban de las esquinas, se entregaban paquetes blancos por dinero y trataban de disimularlo, habían otros que simplemente se juntaban y bebían o se drogaban en las calles. Yo los ignore a todos ellos y seguí por mi travesía, una vez terminado el cigarrillo lo bote para luego pisarlo y exhalar lo último que me quedaba de humo; metí ambas manos a los bolsillos del pantalón y seguí caminando, era primera vez en años que venía a este lugar a pié, siempre era en mi motocicleta pero había tenido que mandarla al mecánico.

Las paredes de las casas y edificios comenzaban a perder color, las ventanas rotas estaban cubiertas de diario y si tu suerte era mejor podrías ponerle algúna tabla de madera, algunas puertas estaban rotas y otras me imaginaba que cerradas con llave, crucé algunas calles y me detuve frente a mi destino. Me acerqué a la puerta y la patie provocando que los pedazos sueltos cayeran haciendo un pequeño espacio que permitía entrar, la luz se filtraba por las rotas ventanas y se podía ver lo que había dentro, pasé por la primera habitación y vi las sillas puestas alrededor de la mesa y sobre esta restos de cigarrillos, papeles y vidrios rotos. Seguí hacia la siguiente y vi el dormitorio que tenía dos camas individuales, lo único que quedaba eran los colchones grisáceos y manchados, la otra habitación tenía la cama grande junto con muebles rotos y sucios. Entré en la última habitación y sentí como un nudo se formaba en mi garganta, mis manos sudaban y me comenzaba a sentir extraño, lo primero que vi fue la mancha oscura que habia en la que solía ser una blanca alfombra pero que ahora era algo como un gris amarillento, evite caminar por ahí asi que pase por las orillas de la habitación tocando delicadamente todos los muebles, dejando un rastro en ellos, sacudi mis manos quitándoles el polvo que se habia adherido, tomé el colchón de una esquina y lo empuje haciendolo caer al piso, movi las tablas esperando encontrar lo que buscaba aún cuando era difícil. Las arañas salían de las grietas y se movían agilmente fuera de allí, los crujidos sonaban con un eco de trasfondo, la casa estaba vacía y desierta tal como la última vez que la vi.

Mi respiración se aceleró al dar con lo que encontraba, soplé el cofre provocando que una capa de polvo se esparciera por el aire, mis dedos temblorosos se movieron hacia la cerradura y luego de un leve click la cerradura fue abierta, dentro habían fotos, recortes, anillos y un cd que tenía escrito con pulmón "Harry" al igual que el papel arrugado de color amarillento, volví a cerrar el cofre pero esta vez lo metí en la mochila que colgaba de mis hombros y me decidí en salir de allí.

La calle principal estaba desierta, me preguntaba hacia dónde se habían ido todos y era algo que me preocupaba, caminé a paso rápido por entre las calles queriendo pronto salir de aquí ya que tenía un mal presentimiento y quizás no debería haber venido tan tarde a estos lugares pero hoy habia sido un día como los de antes donde no me importaba si mi vida acababa hoy o mañana, donde lo único que quería era quedarme en casa con las luces apagadas y mirando la oscuridad, sin nadie a mi lado, tampoco quería a alguien, ni siquiera a Faith, hoy era ese día donde recuerdas una y otra vez las cosas que hiciste mal y nadie puede librarte de eso, hoy era ese dia dónde años atrás la había perdido, hoy era ese día donde Gemma se había ido. No todo iba a ser siempre color de rosa, en algún momento tenía que volver a caer, a todos les pasa y yo soy igual que todos.

Acelere el paso cuando oí pies chocar contra el piso detrás de mi, una de las reglas mas importantes siempre había sido no voltear, simplemente no debías hacerlo ya que te hacía parecer débil y con miedo. No sabía si se podía llamar suerte al hecho de no traer nada en esos momentos, lo único que tenía era una cajetilla de cigarros y el cofre en mi mochila.

Sentí como tocaron mi brazo bruscamente para luego darme vuelta, era un grupo de cinco chicos y entre ellos estaba el que veía en la esquina de la cancha cada vez que venía por Faith a este lugar, lo miré detalladamente, yo lo conocía pero no recordaba de dónde.

"Tanto tiempo sin vernos Harry" escupió las palabras con odio. "¿Acaso ya no me recuerdas? solía ser amigo de Max"

Mi mandíbula se tenso, aún cuando no podía recordar el nombre del chico sabia muy bien que él habia sido parte de los encargados de destruir mi familia.

"¿Recuerdas a Max cierto? él solía ser tu hermano" sus ojos estaban rojos y pude notar que estaba borracho. "Pero eso ya no importa ¿cierto? el está quien sabe dónde mientras tu vives como un maldito rey"

Ellos no conocían la historia completa, tampoco tenía ganas de decírselas pero de lo que estaba seguro era de que esto terminaría mal. Me giré para luego irme pero su mano me detuvo denuevo, lo empuje bruscamente para alejarlo y vi como se acercó para golpear mi estómago con su rodilla me doble al sentir el dolor pero eso no me impidió levantarme y dar el siguiente golpe en su rostro, sus amigos no se acercaban, solo miraban desde lejos y es que esa era una de las reglas, no entrometerse donde no se debe.

Luego de dar y recibir golpes oímos las sirenas de policías, ambos nos separamos rápidamente y antes de perderme por completo en la siguiente esquina oí la voz del chico.

"¿Sabes que fue lo último que le prometí a Max?" las sirenas se hacían mas fuertes. "Acabar contigo"

Mi respiración se contuvo por segundos, no podía negar que sentía miedo, quizás no por mi, por Faith, ellos sabían que ella estaba conmigo, quizás no en una relación pero si eramos demasiado cercanos, si le atacaban a ella me atacaban a mi y esperaba que no se les ocurriera meterse con ella.

Broken heart || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora