Antes ya había hablado de lo que este maravilloso chico puede causar en mi (Ángel)
Esta mañana, cuando lo vi, sentí que tal vez no podría seguir gustándome tan fuerte, que lo podría tomar como alguien normal, un compañero más, así como él me toma.
Y a pesar de estar siempre en el mismo lugar, hoy decidí no voltear a verlo ni un momento, y funcionó.
Todo corrió como esperaba, y no sentí nada por él.
Seguimos en el mismo salón juntos, ensayando, nada.
Entonces tomé su violín...
Dios mío, su olor, saber que yo estaba tocando el instrumento que tanto quiere, que no presta a nadie.
Se comenzaron a alterar mis emociones.
Después me sonrió, como si no fuera la simple chica que ve todo el día.
Tampoco fue como si fuera alguien especial, pero al menos era diferente.
Me comencé a sentir diferente, como si algo se llenara en mi corazón. Ansiaba conocerlo, poder hablar con él, saber cosas que los demás no.
Como añoraba poder hablar de cosas diferentes, con él sólo con él, nos habían dejado solos en el salón. Pero solo continué ensayando, maldita sea, y el también y así transcurrió el tiempo.
Volví a sentirme rara, como últimamente, vacía y casi triste, el salió, la música del cuarteto se escuchaba desde el patio, doliendome cada nota y entonces me senté a leer, no sin seguir sintiendola, a punto de llorar, vegó mi compañera, se sentó al lado de mi
Y llegó él, me miró a los ojos, hubo un revoltijo en mi estómago, y solo le sonreí fingiendo que él no provoca nada en mi.
Comenzó a platicar, era tan extraño, el nunca entablaba conversación con nosotras... Mi compañera le hizo preguntas, él respondía con tantas que yo también pensaba, que creía que eran sagradas para mi, tantas cosas que solo hacían que me gustara mas, tenía taanto, tanto por decir, y solo decidí enterrar la cabeza en mi libro y escucharlo.
-No Michelle, deberías hablar con él, él podría saber que también piensas esas cosas, que ves el mundo en la manera en que él lo ve-
Y solo logré levantar la cabeza un poco, Ángel hacia preguntas, a ambas, y yo no contestaba, dejaba que mi compañera dijera todo, él me miraba, esperaba que dijera algo al respecto, pero nada podía salir de mi, pasaban tantas cosas por mi cabeza, y de mi boca solo querían salir tonterías.
¡Torpe!
