CAPÍTULO 2

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- Zeta, me siento mal -dije todavía pegada a él.

- Que bien se escucha - dijo susurrando en mi oído.

- Zeta... - murmure antes de desmayarme.

- ¿Pero qué mierda? - dijo mirándome - ¿Que te pasa? ¡Despierta!.

Me sacudió pero no logró conseguir nada.

- ¡Muchachos! ¡Hey!.

- ¿Qué ha pasado? -preguntó Hache.

- Dijo que se sentía mal y luego se desmayó, no... No se que es lo que tiene.

- Bájala y llevémosla a su habitación.

- Iré a buscar algo con qué curarla -dijo Zeta.

Me cargaron y me llevaron a mi habitación.

- Ponla sobre la cama -dijo Hache.

- Está sangrando demasiado Hache, ¿Qué vamos a hacer? -dijo comenzando a preocuparse.

- Ya veremos, algo vamos a hacer, tranquilo.

En eso llega Zeta con todas las cosas de primeros auxilios.

- Aquí están las cosas -dijo entrenándole la caja a Hache.

- Ponla boca abajo para poder ver lo que tiene.

- ¡Oh Dios! Tiene una gran lastimadura. No se si recordará algo cuando despierte -dijo el chico rubio.

- Calla y ayúdame -espetó Hache a este otro.

Empezaron a curarme, parecían preocupados por mi estado de salud.
Cuando terminaron mi cabeza estaba casi completamente vendada.

- Por lo menos detuvimos el sangrado -dijo el chico de cabello rubio.

- Ahora alguien tendrá que quedarse mientras los otros descansan, no podemos dejarla sola, sería arriesgado...

- Yo me quedo -dijo Zeta antes de que Hache terminara de hablar.

- Está bien, pero cualquier cosa nos llamas.

- Si, jefe.

Estos dos se fueron dejando a Zeta vigilandome.
Cuando desperté, la cabeza me daba vueltas, nada tenía sentido, no sabía dónde estaba, no conocía al chico que estaba a mi lado mirándome como si me conociera de toda la vida. Me digne a hablar ya que no entendía nada.

- Eh... ¿Dónde estoy? -dije tocando mi cabeza.

- No puedo decirte, pequeña -dijo con tono amable, casi en susurro.

- ¿Qué pasó?.

- Te golpeaste muy duro la cabeza y para detener el sangrado te tuvimos que vendar -dijo acercándose y pasando su pulgar por el borde izquierdo de mi mandíbula. Aleje su mano bruscamente.

- ¿Tuvimos? ¿Son más? -pregunté ya bastante asustada.

- Somos cinco, todos somos letras ,pequeña -dijo mirándome con algo en la cara que todavía no descifraba.

- ¿Letras? ¿Sus nombres son letras? ¿Qué clase de persona le pon... -me detuve al instante en que me di cuenta - me tienen secuestrada -susurre, sólo yo pude oírlo.

Tienes que salir de aquí Natalie, ¡AHORA!

- Tengo que salir de aquí -dije mirando para todos lados, no sé lo que buscaba, pero seguro una salida.

- No puedes irte, ya lo has intentado y no te fue muy bien -dijo señalando mi cabeza.

Me levanté bruscamente de la cama y corrí hacia la puerta, obviamente estaba cerrada.

El Secreto De Un SecuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora