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Sus rodillas estaban totalmente dañadas, el intenso color rojo resaltaba en su pálida piel, y los tonos morados lo acompañaban con un pequeño pero a la vez grande, agudo dolor en cada una de sus piernas.

Había estado jugando todo el día con Yoongi, quien no le prestaba mucha atención por estar atento a no poner caras raras durante el juego, sólo para que Park Jimin siguiera gustando de él.

Los pequeños 'snif' eran notablemente escuchados en la habitación donde se hallaba Jeon mientras mantenía fija su mirada en una pequeña cabellera castaña que se encontraba a la altura de sus rodillas. Achinó uno de sus ojitos y sorbiendo su nariz se decidió por dejar de lloriquear y tocar lo que más brillaba en el cuarto, el cual no tenía ni una sola cortina abierta, ocultando así entre las sombras a dos niños con mejillas enrojecidas. Taehyung se sobresaltó al sentir un delicado toque en su cabello, inconscientemente alzó de su cabeza encontrando los grandes ojos de su bebé posados en él.

"—Jungkookie, realmente mi cabecita no logra entender cómo tienes tantas heridas si sólo estaban jugando a los dinosaurios."

Jeon con una sobresaliente mueca, respondió:

"—TaeTae, tu cabecita no piensa, el que piensa es tu cerebro, y me tropecé con una pequeña, pequeña, muy pequeña hormiga..."

Taehyung negó y luego de terminar con su trabajo, el que consistía en poner pequeñas curitas de dinosaurio en sus piernas, se paró y tomó de las mejillas de su menor, estrujando de estas entre sus manos hasta dejarlas rojas.

"—Tae, dame besitos."

Y el mayor no sabía si aquellas mejillas que tanto amaba estaban rojas por sus acciones anteriores o porque el dueño de tales pómulos se había cohibido ante su propia petición. Pero ¿quién era Kim Taehyung para rechazar lo que su menor le pedía?

Aún con ambas mejillas en sus manos, lo acercó mientras estira de sus labios y cerraba sus ojos. El suave tacto del beso, lo llenó por completo.

Y cuando se separaron.

Jungkook sonrió.

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