8. El destino

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Kara

Había una leyenda en Krypton. Cuando una persona se da cuenta de que ha encontrado a su alma gemela, su corazón se salta un latido. Es un regalo que se le hace a la otra persona, que sabrá que el corazón de otro late en sintonía con el suyo. Si le ocurre lo mismo, el latido se devolverá.  Noté que se me paró el corazón un segundo cuando Imra pronunció su nombre. 

Pasamos a aquella casa, y mientras Alex iba explicando el por qué de nuestra visita, yo sólo la observaba. Sus ojos verdes me hipnotizaron y su cabello oscuro me cautivó. Era mayor que yo. Era preciosa. Era inteligente. Era perfecta.

Comprendo que sólo era una niña, pero estaba completamente segura de que no había errado en mi presentimiento. Ella me miró cuando la pelirroja le explicó que provenía de Krypton y que había nacido en el 66 pero había pasado un montón de años en la zona fantasma. Me sonrió y yo noté el rubor nuevamente en mis mejillas.

-Eres una niña muy interesante- me dijo-.

-Adolescente- corregí yo- Ya estoy más cerca de los catorce que de los trece-.

-Adolescente- me dio la razón mientras reía- Perdón- alzó las manos-.

-¿Y tú? ¿Vienes de Titan?- le pregunté-.

-Llevo en la Tierra quince años. Tenía dos cuando mis padres me enviaron para evitar el peligro de la guerra. He estado protegida por algunos empleados. Me he criado con ellos.

-¿Y tus padres?

-Vienen de vez en cuando, sobretodo ahora que empiezan a planear la alianza con los daxamitas - no pude evitar un gesto de desagrado que ella percibió -La alianza salvará muchas vidas.

-Eso está bien, supongo- concluí-.

-Bueno- intervino Alex- Entonces, ¿nos ayudarás?

-Puedo ayudar a Kara hasta cierto punto, pero si intentáis que potencie su fortaleza física, debéis contar con Mon-El.

-Tu prometido es un imbécil- le dijo Alex fastidiada-.

-No empieces- le soltó ella- Me voy a casar con él. Deberías ser un poco más benevolente.

.

Conocer a Mon-El fue de todo menos placentero. No sólo por el hecho de que fuera a casarse con Imra, si no porque se creía superior a todo ser del universo, sobretodo si era de sexo femenino.

-¿De 1966?- asentí- ¿Hace cincuenta y dos años?

-Bien, genio, sabes restar- le contestó Alex-.

-¿Cincuenta y dos años... ?- siguió pensando- ¿Es normal que me resulte tan sexy? - una rodilla pareció fallarle y tuvo que hincarla contra el suelo- ¡Imra!- exclamó- ¡Sólo era una pregunta inocente!

-No le toques un pelo, Mon-El- amenazó Alex mientras Lena me protegía con su cuerpo-.

-Los daxamitas son inferiores físicamente- dije zafándome de Lena- No podría tocarme  aunque quisiera -.

-Bien- contestó él ofendido- Si tú sólita te arreglas, yo me voy.

-Mon-El... - pidió Imra con un tono suplicante- Ayúdala, por favor.

Él gruñó un segundo.

-Tienes suerte de que necesitemos ese pacto y tenga que contentar a mi mujer- me dijo- Pero acabemos rapidito, que me tengo que ir.

-¿Con quién?- preguntó su prometida-.

-Aún no estamos casados, ¿eh? - protestó- Puedo estar con quién me dé la gana mientras no tenga ese anillo en el dedo. Y sabes por qué hacemos esto. No es que me apetezca atarme a ti por el resto de mi vida, por muy buena que estés. Las hay mejores por aquí.

Las cosas que no dices (Agentcorp + Supersaturn) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora