Tell me | gilkidu one-shots

O5- Envidia a un muerto ; drabbles !

                    Jadeó agotado, sumiéndose entre la confusión que alberga en su cabeza. No sabía el porqué de sus lágrimas, solo sabía que estas se deslizaban en sus mejillas lentamente para manifestar el dolor por el que estaba pasando. Nada de eso era lo que le enseñó su madre, ¿entonces por qué podía sentirlo? ¿Por qué lloraba por eso? ¿Cuál era el motivo de esas lágrimas? Quería saberlo. Quería conocer por qué le afectaba tanto. Quería saber por qué veía memorias que no le pertenecían.

     Kingu miró sus manos temblorosas, sintiendo la humedad en estas mismas por el caer de las gotas sentimentales. Él era un ser humano perfecto, su madre lo creó con cariño y esmero..., ¿cierto?

     El frío acariciaba cruelmente su cuerpo, entorpeciendo aún más al de ojos violáceos en su restablecimiento mental. Se supone que era un ser perfecto que su única emoción y pensamiento eran el de satisfacer a su madre, ¿entonces por qué sentía aborrecimiento por la diosa Ishtar? ¿Por qué quería tener un amigo como Gilgamesh? ¿Por qué deseaba llevarse bien con la gente de Uruk? ¿Por qué sentía envidia de Enkidu?

     Quería ser él. Quería tener el cariño y atención de el Rey de Uruk. Quería sentir las manos del rubio tocarle con cautela. Todo ocasionado por esas memorias que eran ajenas a su persona.  Gilgamesh era su enemigo. Debía matarlo y complacer lo que Tiamat quería, ¿entonces de donde venía ese querer librarse de todo y reconstruir lo que tenía en su memoria? ¿Por qué anhelaba vivir la misma vida que Enkidu?

     La creación de barro primeriza había encontrado la felicidad junto a un egocéntrico que muy en el fondo sabía amar; había conseguido un hermano, un amigo y un amante en uno solo; había tenido el gusto de ser amado y acariciado como si fuese una esposa bajo la bendición de la madre de Gilgamesh.

     Kingu era únicamente una copia de Enkidu, eso se lo dijeron repetidas veces cuando atacaba aldeas para conseguir sus objetivos. Todos esos aldeanos mostraban respeto al hijo de Aruru y odio hacia él. ¿Dónde estaba su felicidad? ¿Dónde estaba ese aprecio que él también quería alcanzar?

     Kingu anhelaba dos cosas: la pintura era querer ser Enkidu, quería eso que él había obtenido muy a pesar de que para su persona fuese prohibido; la segunda era más que todo una opción, pero prefería que la muñeca de barro que le era fiel a Gilgamesh cobrara conciencia en el cuerpo que le pertenecía para no seguir siendo consumido por la envidia.

     ➥ No es un Gilkidu como tal, pero
     me veía en la necesidad de hacer
     algo así con Kingu.