O8- Deseo de una bestia ; drabbles !

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                  Las frescas brisas del crepúsculo moldeaban gustosos las verdosas hebras de Enkidu

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                  Las frescas brisas del crepúsculo moldeaban gustosos las verdosas hebras de Enkidu. El lienzo estelar brillaba orgulloso y sin afán de parar, brindando tenue y sofisticada luz al palacio. Su delicado rostro era adornado con una sonrisa inundada en afabilidad, mientras que sus ojos cual diamante reflejaban los gloriosos destellos que esa noche daba honor de otorgar. A sus espaldas, el rey de esas tierras descansaba en su lecho con comodidad, dejando sus pesares en su estado de ensoñación. Enkidu se alegraba plenamente de ver a su amigo descansar sin preocupaciones, mostrándose tranquilo rodeado de finas telas y suaves almohadones de plumas. El espacio vacío paso a ser su centro de atención. Se suponía que él debía estar ahí, acompañando a su rey en aquella velada, mas el espectáculo nocturno que asomaba su luz por el balcón lo extrajo de su labor.

     Nuevamente, los hermosos colores fríos que pintaban esas tierras llamaron tentadores la mirada de la creación de Aruru, mas esta tuvo un desvío a lo que se hallaba más allá de Uruk, visualizando con dificultad las arbóreadas. Una sonrisa sutil se creó nuevamente. Era feliz haciendo compañía a su rey, compartiendo cada momento y aprendiendo cosas que el mundo humano era capaz de brindar con él; sin embargo, aceptaba el hecho de que extrañaba sus bosques. Extrañaba la sensación de corretear libremente entre árboles y hojas; enmarañar su largo y verdoso cabello con pequeñas ramas que se infiltraban en este; dormir acomodado en hojas, arrullado por los sonidos naturales; sentir el cosquilleo en su nariz de los distintos aromas. Estaba contento en el Zigurat, aunque tenía sus necesidades como la bestia que era.

   —¿Qué es lo que sucede? —La voz de Gilgamesh cortó el mutismo en el que se había hundido Enkidu.

     Girando su cabeza para recibir de frente a su rey, а su amigo, al motivo por el que fue creado, contestó:

   —Absolutamente nada, Gil. El cielo interrumpió mi sueño, siento mucho no haber permanecido a tu lado hasta el amanecer.

     Para Enkidu no era ningún secreto el motivo del despertar del rey de oro, puesto a que, a pesar de estar dormido, podía percibir como este palpaba a su alrededor en busca de sentir su anatomía con mayor cercanía.

     Gilgamesh solamente suspiró, absteniéndose de alguna molestia absurda de su parte.

   —Te noto preocupado... ¿Ha ocurrido algo de lo que no se me ha sido informado?  —La expresión seria que había dado paso al rostro de Gilgamesh fue provocante de una risa breve de sus labios.

     Siempre le llenaba de gozo escuchar como el rey daba preocupación por él, tratándolo como un igual, como un amigo. Apoyando su cuerpo en uno de los pilares, sonrió ligero y con sentimiento.

   —Gil, extraño los bosques —informó en lo bajo, y por primera vez, desviando su mirada de Gilgamesh para darla a la silueta oscurecida de los árboles en su lejanía.

     El soberano de Uruk miró atento los gestos de su único ser apreciado, liberando un suspiro de lo más profundo de sí y dar media vuelta para adentrarse a las cómodas sábanas una vez más.

   —Ven aquí, Enkidu. —Casi como una orden, soltó, palmando la superficie acolchonada como invitación extra a su lecho.

     Las hebras verdes se movieron al compás de su asentimiento, moviéndose con calma hacia donde su sueño sería concedido. Acobijado y compartiendo calidez con el rubio, cerró sus ojos.

    —Mañana, tras el desayuno, iremos juntos a tu bosque.

       Enkidu abrió sus ojos nuevamente en alegría, abrazándose al rubio como muestra de afecto y agradecimiento. Gilgamesh sonrió mínimamente, descansando su mano sobre la cabeza ajena.

     El rey de esas tierras observaba a su amigo, quien se demostraba tan animado a pesar de ni siquiera él mismo notarlo con exactitud. Sus gestos se veían con mayor viveza, quebrando con ligereza su tranquilidad. Sonrió con cariño reflejado en sus rubíes, cariño que solamente se le era dedicado a Enkidu.

   —Gilgamesh, ¿estás dispuesto a dormir en los bosques por tanto tiempo? —preguntó tranquilo, mas teniendo cierta incomodidad por trasfondo. Conocía perfectamente los refinados gustos de su rey, gustos que aquel bosque era incapaz de dar.

   —Cierto es que el lugar carece de gracia y no llega a estar a mi altura como rey; pero, amigo mío, a ti te considero un igual, por lo que si tu deseo es ir a esos bosques, he de acompañarte. —Su respuesta fue simple, mas era lo suficientemente sincera para crearle una sonrisa a Enkidu.

   —Gracias —profirió con cariño, apoyándose más en el cuerpo ajeno con el mayor sentimiento afectuoso.

      Gilgamesh tan solo curvó sus labios en una ligera sonrisa, acomodando su cuerpo en la tela, decido a disfrutar lo que quedaba del crepúsculo con la muñeca de arcilla.

      Gilgamesh tan solo curvó sus labios en una ligera sonrisa, acomodando su cuerpo en la tela, decido a disfrutar lo que quedaba del crepúsculo con la muñeca de arcilla

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     estoy viva,, juju.
     wattpad no me carga
     el gif / cries.

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Tell me | gilkidu one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora